Luego de ocho meses de cierre, hoy reabrirán el Casino Flotante, ubicado en Puerto Madero, y el Hipódromo de Palermo, dos lugares incónicos del juego en el Ciudad de Buenos Aires. La decisión se terminó de definir este fin de semana luego de una negociación que tuvo como protagonista al titular de la Lotería de Buenos Aires, Martín García Santillán, y al ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, quien estuvo a cargo del asesoramiento.
Por el momento, las salas de juego podrán operar en un 30% de su capacidad y cada dos horas deberán desalojar los ambientes para sanitizar el lugar y renovar el aire. Los jugadores firmarán una declaración jurada cuando ingresen para certificar que no están infectados con coronavirus.
La reapertura de los casinos se produce a solo un mes de que se complete un ciclo lectivo sin clases presenciales en casi todo el país. En CABA, desde el lunes pasado todos los chicos quedaron habilitados para volver a las escuelas, pero bajo un esquema de actividades de revinculación que no son clases.
Desde septiembre, el gobierno porteño se propuso avanzar sobre la vuelta escolar. Le elevó tres propuestas al ministro de Educación nacional, Nicolás Trotta, pero todas fueron desestimadas. Recién en octubre se llegó a un acuerdo para empezar con actividades presenciales recreativas y de reencuentro en espacios abiertos.
La Ciudad pudo iniciar con actividades educativas ya que presenta un riesgo “moderado” en el modelo epidemiológico que consensuaron en todo el país. La aplicación de la apertura corre a cuenta de cada escuela, tanto públicas como privadas, pero siempre las actividades deben desarrollarse en esquemas de burbujas: un máximo de nueve alumnos con siempre el mismo docente.
En el caso del protocolo que armaron para los casinos, indica que las salas que tengan ventilación natural podrán estar ocupadas en un 30% de su capacidad, mientras que si la ventilación no es natural la capacidad será del 20%. Se trata de un primer paso con reglas que podrán ajustarse a medida que avance el tiempo y en base a cómo resulte el funcionamiento del lugar.
Un esquema similar se podría haber aplicado en las escuelas que ven limitada la cantidad de alumnos y la frecuencia de concurrencia de los mismos ya que solo lo pueden utilizar los espacios abiertos o de usos múltiples con mucha ventilación pero no las aulas. Es por eso que depende de cada instituto educativo ya que no todos cuentan con esas facilidades y menos en la Ciudad de Buenos Aires donde los espacios son menores y los patios suelen ser únicos y no muy amplios.
La experiencia de otros países tampoco parece haber movido a la reflexión a las autoridades educativas. De hecho, en plena segunda ola de la pandemia en Europa -donde las cifras de contagiados baten récords y varios países implementaron confinamientos más estrictos- los niños siguen concurriendo a los establecimientos educativos con barbijos, alcohol en gel y respetando el distanciamiento social con sus maestros y compañeros.
Trascurridas las primeras semanas de la vuelta a clases en España, por ejemplo, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, reconoció que el porcentaje de casos de COVID-19 en los colegios es “mucho menor que en otros ámbitos sociales”. Y la secretaria de Estado de Sanidad, Silvia Calzón, confirmó que en Madrid solo un centro educativo tuvo que cerrar por completo.
El asombro de un docente francés al enterarse de que en Argentina los chicos no van a clase desde marzo fue noticia también: “Es una catástrofe, en especial para los chicos más desfavorecidos; eso ahonda las desigualdades", aseguró Francis Barbe, docente de educación especial y gremialista. “Es un verdadero escándalo que los pibes no vayan a la escuela durante tanto tiempo”.
El juego presente
“Esta medida constituye una tercera etapa de aperturas graduales del juego en la Ciudad, ya que en mayo se había autorizado la apertura de las agencias de quiniela y en agosto, la actividad hípica”, indicó la Lotería de CABA en un comunicado.
Los jugadores pasarán por alfombras sanitizantes y deberán usar tapabocas en forma obligatoria. En las salas no se podrán tomar bebidas o comer alimentos, y las máquinas tragamonedas estarán separadas entre unas y otras. Antes de la pandemia, las máquinas estaban pegadas entre sí. Ese escenario es imposible al día de hoy.
No estará permitido el ingreso de personas que no quieran jugar. La intención es evitar que haya circulación de gente y que las salas solo sean utilizadas para jugar. El protocolo indica que se permitirán acompañantes para personas que tiene movilidad reducida o algún tipo de discapacidad. Por el momento no habrá valet parking.
En lo que respecta a los juegos, en la ruleta y el black jack los jugadores estarán separados del crupier por un acrílico. Las autoridades de la Lotería de la ciudad inspeccionaron los salones durante el fin de semana para evaluar como se aplicarán los protocolos y que estén bien marcadas las distancias de las mesas de juego.
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