Nunca tuvieron dudas, solo lo hablaron con sus familias. Estos dos voluntarios argentinos, Marcelo Leiciaga (47), y Eduardo Romero (41), fueron los elegidos entre 15.000 postulantes para aplicarse la vacuna experimental que preparan las compañías farmacéuticas Pfizer Inc. y BioNTech SE.
La mejor noticia para ellos -y en rigor para todos- llegó este lunes: La farmacéutica estadounidense y la alemana anunciaron que su vacuna contra el coronavirus ha logrado un 90% de efectividad en la prevención de la enfermedad. “Estoy muy feliz y muy optimista. Me avisaron que febrero de 2021 tengo que ir a a un control, así que doy por asumido que recibí la dosis real “, le cuenta a Leiciaga a Infobae.
“Un padre compañero de mi hijo de rugby del Club Regatas, compartió la planilla por el grupo que tenemos de Whatsapp. Me llamo la atención, la estudié, me instruí y me anoté al voluntariado”, relató Leiciaga sobre su incorporación al programa. El 18 de agosto, en el hospital Militar Central, en el barrio de Las Cañitas, le dieron la primera dosis.
Las pruebas de la vacuna fueron un estudio doble ciego randomizado. Marcelo, al igual que los otros 4.500 voluntarios, no sabe si recibió la vacuna o el placebo. Ahora, Pfizer tomó la determinación de aplicar la vacuna original contra el COVID-19 a todos los voluntarios que participaron del estudio e inyectaron con solución salina como placebo.
El otro voluntario argentino fue Eduardo Romero, reportero y desempleado desde que empezó la cuarentena obligatoria. Vive en la localidad de Moreno, junto a su pareja y dos hijas, una de dos y otra de casi un año. “No dormí nada la noche anterior por la ansiedad", señaló a este medio.
Ambos hombres cumplía con los requisitos (ser mayores de 18 años, estar sanos y no haber contraído la enfermedad) y llegaron cerca de las 8.00 de la mañana al hospital junto al resto de intervinientes en el programa.
Al ingresar debieron mantener una entrevista. “Te llevaban al tercer piso del hospital para hablar con un un médico quien explicó lo que dice una carpeta de 29 hojas que es el consentimiento, seguido de una evaluación para ver si se entiende y estabas dispuesto a realizar el estudio”, recuerda Eduardo.
Cumpliendo con el estricto protocolo, una vez adentro les efectuaron el hisopado para descartar que diera positivo de COVID-19. “No nos dieron el resultado, de hecho quedará almacenado en los Estados Unidos”, aclara Eduardo. Luego de extraerle sangre pasaron a la aplicación.
Después de la primera aplicación, ninguno de ellos manifestó ningún síntoma adverso. “Ni el pinchazo sentí”, contó Marcelo, que luego de la segunda dosis levantó algo de fiebre. En el caso de Eduardo, “a las 11:01 me pusieron la vacuna en el brazo izquierdo. Algo similar ocurrió en la segunda dosis. No vi ni la aguja porque me pidieron que mire para otro lado y no gire la cabeza”, reconoce.
Y sigue: “Nos pidieron completar un diario, tuve que hacer un seguimiento en un formulario online para ver si manifestaba temperatura o dolores. Recién después de la segunda dosis, que fue en septiembre, sentí naúseas, malestar corporal y mareos. Me indicaron paracetamol y vida normal".
En el caso de Marcelo, explica que “seguí mi rutina laboral con todos los cuidados de siempre”. Tras la confirmación de la utilidad de la vacuna, siente que valió la pena arriesgarse a este tratamiento experimental: “Todos deberíamos ejercer la solidaridad”.
Sobre quienes recibieron un placebo, a Eduardo no le confirmaron qué dosis recibió. Para que les den la vacuna real, adelante, “deben esperar la autorización de los organismos del Estado. Una vez que Pfizer reciba la aprobación, irán llamando a todos los voluntarios que recibieron placebo para agendarles la cita y comenzar con la vacunación”.
El proceso del estudio durará, en total, casi dos años, aunque pueden abandonar el estudio cuando quieran. No reciben dinero, pero sí cobertura médica.
Cómo funciona la vacuna de Pfizer-BioNTech
Tal como adelantó Infobae, la vacuna está basada en la tecnología del ARN mensajero, que lleva instrucciones de ADN para que las células del cuerpo humano generen ciertas proteínas protectoras. La misma comenzó sus ensayos en Alemania a fines de abril y en EEUU a principios de mayo. El proyecto del laboratorio norteamericano Moderna está basado en la misma tecnología.
El primer estudio de Pfizer y BioNTech incluyó a 45 adultos de entre 18 y 55 años, y en él se probaron distintas dosis de la vacuna que, según las empresas, produjeron anticuerpos superiores a los de pacientes que se han recuperado de la COVID-19. En un comunicado, la jefa de investigación y desarrollo de vacunas de Pfizer, Kathrin Jansen, dijo que los datos clínicos son positivos y que los trabajos se están llevando a cabo con la máxima urgencia.
La vacuna, según especificaron desde las compañías, fue en general bien tolerada, aunque en algunos casos causó fiebres y dolores locales donde fue inyectada, pero sin que se detectase ninguna reacción grave. Las dos compañías usaron esta información para llevar a cabo una prueba mucho más amplia, con hasta 30.000 participantes, que ya está en marcha en Estados Unidos, Brasil, Argentina, Alemania y distribuidas en 120 locaciones a nivel global.
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