Todos los 9 de noviembre la organización Marcha por la Vida conmemora los trágicos episodios de la Noche de los Cristales Rotos (Kristallnacht). Aquella sangrienta jornada de 1938 pasó a la historia por ser el preludio del Holocausto: simpatizantes y miembros del partido Nazi salieron a las calles para destrozar los comercios judíos, linchar a sus propietarios e incendiar sinagogas en toda Alemania.
Debido a la pandemia de coronavirus, este año no se podrá realizar la tradicional marcha anual en Polonia, que recorre la ruta del tren (3.2 kilómetros) que une Auschwitz y Birkenau.
Sin embargo, este año la conmemoración se adepatará a los tiempos de pandemia. La campaña #LetThereBeLight invitará a personas de todas las religiones y de todo el mundo a iluminar sus hogares, instituciones y centros de culto.
Quienes deseen participar deberán mantener sus luces encendidas durante la noche como símbolo de solidaridad y compromiso en la lucha contra el atisemitismo, el racismo, el odio y la intolerancia.
A su vez, personas de todo el mundo podrán sumar su voz a la campaña a través de mensajes personales de esperanza que serán recolectados a través del sitio web de la campaña.
Como parte de la conmemoración la sinagoga principal de Frankfurt -una de las pocas que no fueron destruidas en Kristallnacht- será iluminada, así como otros lugares de importancia religiosa y espiritual en todo el mundo. Por otra parte, los mensajes personales y las oraciones de la campaña virtual se proyectarán en las paredes de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
El presidente de March of the Living (Marcha por la Vida), Phyllis Greenberg Heideman, y el presidente de March of the Living Internacional, Dr. Shmuel Rosenman, expresaron: “Debemos usar nuestras voces para decirle al mundo que los ataques contra judíos y no judíos, ya sea por motivos de religión, raza , color o credo son imperdonables. En días en que las sinagogas y los lugares sagrados de varias religiones son atacados con regularidad en todo el mundo, es nuestro deber hablar en voz alta y clara”.
Por su parte, el Jefe de la Comunidad Judía de Frankfurt am Main, Prof. Dr. Salomon Korn, expresó: "El antisemitismo y el racismo amenazan a nuestra sociedad en su conjunto, ponen en peligro nuestros valores y nuestra democracia. Juntos queremos enviar una señal contra el aumento del Antisemitismo y y los discursos de odio en todo el mundo. Queremos concientizar sobre la creciente discriminación e intolerancia y traer la luz a la humanidad en estos tiempos difíciles ".
En nuestro país, la comunidad Bet Hilel en conjunto con el Congreso Judío Latinoamericano, la Embajada de Alemania en Argentina, DAIA, el Museo del Holocausto, la Red de Mujeres Judías, Marcha por la Vida, el Centro Simon Wiesenthal, Wizo, la confraternidad judeo cristiana, el centro ALBA y el Kaiciid Dialogue Centre (Viena) se sumarán al acto conmemorativo con un evento que tendrá lugar a las 18 horas del lunes 9 en el templo Bet Hilel, del barrio de Palermo. Allí hablarán el Monseñor Gustavo Carrara, Obispo auxiliar de Buenos Aires; el Presidente de la DAIA, Jorge Knoblovitz; y del Embajador de Alemania, Dr. Ulrich Sante
John Farmer, Director del Eagleton Institute of Politics, en el Miller Center comentó: “La Kristallnacht marcó un punto de inflexión fundamental en el movimiento histórico del antisemitismo con base cultural al genocidio sancionado por el Estado. El 9 de noviembre de 1938, la propaganda antisemita que habia sufrido la población judía durante años se transformó en violencia abierta, sancionada por el estado. Conmemorar ese día oscuro en la historia humana es particularmente significativo hoy, ya que el odio que ha estado aumentando en las redes sociales ha comenzado a estallar en violencia contra los judíos y otras religiones. Es imperativo que tal oscuridad sea refutada por la luz: la luz que brillará en las casas de culto en todo el mundo esta noche, y la luz de la verdad que avergüenza todas las formas de odio”.
Qué fue la Noche de los Cristales Rotos
La mañana del 10 de noviembre de 1938, las calles de muchos barrios alemanes estaban desoladas. Por todos lados quedaban rastros de sangre oscura, espesa, que regaba el suelo y algunas paredes y teñía los cristales deshechos.
La noche anterior, la del 9 de noviembre, pasaría a la historia como Kristallnacht. Las hordas nazis habían destruido todo a su paso.
Las estadísticas hablan de al menos 91 muertos, 30 mil judíos deportados a los campos de concentración, 7.500 locales comerciales destruidos, 1500 sinagogas incendiadas, casi la totalidad de las existentes en Alemania.
La tarde anterior, el 8 de noviembre de 1938, en París había ocurrido un hecho que sirvió al régimen nazi de perfecta excusa para continuar la caza iniciada años antes y que concluiría con la Solución Final.
Un joven de 17 años había ingresado a la embajada alemana en París, había pedido hablar con algún funcionario y cuando fue llevado ante él, con pulso firme, sacó un arma de entre sus ropas y disparó. Tres veces. Ernst von Rath, tercer secretario de la embajada, cayó al suelo. La agonía fue breve. Herschel Grynszpan, el asesino de 17 años, se quedo inmóvil en la oficina, esperando sin resistir el inminente arresto.
Sereno, explicó que quería vengar la desgracia de 17 mil judíos polacos que ese mes habían sido deportados de Alemania hacia Polonia pero a los que le impidieron cruzar la frontera. Casi toda su familia se encontraba allí.
Al día siguiente de este asesinato, el gobierno alemán publicó una serie de medidas punitivas. Por la noche, las vidrieras y ventanales de los comercios judíos (muchos de los cuales habían sido marcados previamente) fueron destrozados con palos y piedrazos. Las mercaderías y muebles de esos locales fue destruida o saqueada.
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