“La memoria es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados” - Johann Paul Friedrich Richter
Siempre es difícil afrontar el horror y distintos eventos históricos demuestran cuán largo puede ser el camino de las víctimas y sus familiares para obtener justicia. La única causa abierta contra los crímenes de lesa humanidad ocurridos durante el periodo de la dictadura franquista y la transición hacia la democracia, es la denominada “querella argentina contra los Crímenes del Franquismo” iniciada en el país en 2010.
Luego de 40 años, los familiares y las víctimas del periodo franquista, gracias a la actuación de la Cámara Federal de Casación Penal, lograron ejercer el derecho a ser oídos con fundamento en el principio de jurisdicción universal, que resguarda el derecho de gentes contra la impunidad de quienes cometieron crímenes contra la humanidad.
La jurisdicción universal otorga legitimidad procesal en Estados distintos de donde los hechos fueron cometidos, para querellar penalmente contra los responsables, derribando las barreras temporales y espaciales vigentes en los ordenamientos jurídicos con competencia territorial para juzgarlos.
Temas de trascendental relevancia jurídica, despertaron el interés de la comunidad mundial y dieron lugar a varios documentales que dan cuenta del dolor y perseverancia de quienes no bajaron los brazos y pese a las adversidades defendieron su derecho a conocer la verdad.
En este contexto, no sólo resultan relevantes los relatos que pueden dar cuenta del proceso histórico, sino también los que marcaron el hito jurídico.
Actualmente se está filmando la película documental “Gustau Muñoz: La transición al descubierto”, producida por el director catalán Jaume Domenech (Balandra Films) –en Barcelona– y por Silvia Najul –en Argentina a través de Academika– que cuenta con la participación de familiares, testigos del hecho y especialistas que recrean y contextualizan el momento histórico y político del crimen.
La ciudad de Buenos Aires es el escenario de la prosecución y trámite de la causa que concluyó con el fallo de la Cámara Federal de Casación Penal Sala IV del 11 de junio de 2018, que dio lugar a la investigación del caso y abrió la posibilidad de investigar crímenes cometidos durante la transición.
De la película participan los doctores Mariano Borinsky, como representante del Poder Judicial; Alejandro Nató, representante de los familiares de la víctima; Máximo Castex, abogado de la denominada “Querella Argentina” y Eduardo Fachal, abogado de los San Fermines, hecho que corresponde a la etapa de la transición.
El filme relata la perseverante búsqueda de verdad y justicia por parte del hermano y familiares de Gustau Muñoz, un joven de 16 años asesinado por la policía en Plaza Catalunya, Barcelona, en una protesta social en el marco de la Diada del 11 de septiembre de 1978 en plena transición española.
Después de 40 años, renace la esperanza al enterarse de la posibilidad de reclamar justicia en la Argentina y lograr que un tribunal ordene la investigación del crimen.
En efecto, un común denominador de los ataques sistemáticos contra la población civil, es la búsqueda de los restos de las víctimas por sus familiares, que reedita la tragedia griega que da nacimiento al derecho de gentes.
Así como Antígona se resiste a que los restos de su hermano queden insepultos y expuestos ignominiosamente a las aves y a los perros para que los devoren, así los familiares de las víctimas del franquismo reclaman los restos de los suyos para recuperar, al menos, la dignidad de sus muertos.
La muerte vuelve al ser humano un objeto vulnerable, que, en tanto no puede separarse de la noción de ser humano, cualquier perturbación o contaminación sobre el trato al muerto, afecta al que aún vive y al propio concepto de ser humano.
Por ello, el uso de la noción de dignidad humana para recuperar los restos, y ubicar a los muertos en la categoría de seres humanos a los que les es consustancial la dignidad, es una apropiación de los derechos humanos, de planteamiento reciente, que surge a fines del siglo XX.
En definitiva, la historia se conoce a través del relato y los juristas no pueden más que celebrar la intromisión de estas temáticas en el cine y de paso, disfrutar la posibilidad de ser parte –también– de este proceso cultural.