La convocatoria fue contundente. “No a otro genocidio. Sí al reconocimiento de la República de Artsaj”, decía el flyer. Desde las cuatro de la tarde, la diáspora armenia aguardó en la avenida Rafael Obligado, frente al estacionamiento norte de Aeroparque para movilizarse hasta la Plaza Armenia, en Figueroa Alcorta 6201. “Es una manifestación por la paz en Armenia y la región de Nagorno Karabaj”, explicó Gustavo Khachadourian (35), uno de los organizadores, a Infobae.
Todavía no son las cuatro de la tarde y Arturo Hatchadourian (62) y su mujer, Maria Fernanda (57) se bajan de la camioneta. “Necesitamos que los Gobiernos tomen nota de la gravedad humanitaria del tema. Nuestro temor es que esto sea la continuación del genocidio armenio”, dice a Infobae el responsable de Relaciones Institucionales del Centro Armenio.
Hace más de un mes que la diáspora armenia se mueve. Se mueve porque necesita ser escuchada. Su pedido de auxilio e intervención a los Organismos Internacionales comenzó el domingo 27 de septiembre de 2020. Ese día Azerbaiyán violó un cese al fuego e inició un ataque en simultáneo desde el norte y el sur contra Artsaj. Como si fuera poco Turquía se involucró directamente en el conflicto apoyando a los azeríes.
Patricia y Fabiana son amigas. La primera viene a solidarizarse con la causa, la segunda es descendiente de armenios. “Mis cuatro abuelos vinieron escapando de la guerra”, cuenta a este medio. “Lamentamos que la historia se repita. Nos van a seguir persiguiendo pero no nos van a doblegar. Los armenios somos semillas, florecemos todo el tiempo”, sostiene la mujer.
En uno de los extremos del estacionamiento, Diego Parlakian (39), vendedor y restaurador de autos clásicos, prepara las reliquias que van a encabezar la caravana. Un Fiat 600, un Dodge GTX y un Chevrolet California. Está junto a su sobrino Fabián Parlakian (26) y su socia, Gisela Yacoubian (45).
Gisela lleva una bandera Armenia y repasa su historia. “Mi familia es proveniente de Marash, un pueblo que actualmente está tomado por los turcos. Todo lo que está sucediendo en Artsaj remueve el dolor de los armenios”, dice en referencia al Genocidio Armenio del que, el pasado 24 de abril, se cumplieron 105 años.
Jaklin Seferian (57) vive en Devoto, está casada con Carlos y es mamá de cuatro: Meline (33) y los trillizos Garo, Viken y Ari (27). Entre lágrimas, que luego disimula con sus anteojos de sol, la mujer cuenta a Infobae que, el pasado 27 de septiembre, cuando se desató el conflicto bélico, su hijo Garo le dijo: “Me voy para Armenia”.
“Él estuvo allá haciendo un voluntariado varios meses. Regresó en febrero 2020 y sintió que tenía que volver a ayudar en el Ejército. Ahora está en Ereván (Capital de Armenia). Hablamos por teléfono todos los días y eso nos da tranquilidad”, dice a este medio Jaklin acerca de Garo, uno de sus trillizos.
“Mi hijo tiene el corazón lleno. Representa a todos los jóvenes de la diáspora armenia. Está allá en nombre de los abuelos que no conoció y fueron masacrados por los turcos”, agrega orgullosa.
Hagop Tabakian (48) llegó a la convocatoria con sus gemelas de 13 años. “Vine, como todos los sudamericanos de origen armenio, a visibilizar lo que está ocurriendo en Artsaj. A pedir que las autoridades de nuestro país nos apoyen en el pedido de defensa de Derechos Humanos para que detengan los ataques de lo ejércitos turcos y azeríes en esta escalada bélica que están llevando adelante”, explica.
Hagop dice que esta caravana es un respaldo para todos los armenios que están poniendo el cuerpo en la trinchera. “Es el amor del pueblo y no el odio lo que los sostiene en el frente de batalla”, agrega.
Alexis Mouradian (26), es licenciado en Administración de empresas e integrante de la liga de jóvenes de la Unión General Armenia de Beneficencia (UGAB). “Vinimos a apoyar a la diáspora armenia. Cuando nos tocan a uno, nos tocan a todos. Esto no es una guerra: es una limpieza étnica”, asegura.
A la charla se suman Sergio Nahabetian (67), Presidente de las Instituciones Armenias de la República Argentina, Nechan Ichkanian (62) y Daniel Rizian (62), también de la IARA. El pedido de paz, coinciden, es urgente. El temor a un nuevo genocidio unifica su reclamo.
“Nos subimos a los autos para visibilizar lo que está ocurriendo en una zona muy lejana a la Argentina. Muchos no conocen Artsaj, pero esto está sucediendo. Quieren hacer una limpieza étnica”, agrega Sergio Nahabetian.
Mariana Agopian (49) llegó con sus mamá, Dora Balian (82). Dora, segunda generación de sobrevivientes del Holocausto Armenio, dice que está emocionada y que es un deber acompañar este reclamo.
“Nuestro deseo es que haya paz. Necesitamos que el mundo empatice con nuestra causa”, coinciden.
Faltan unos minutos para que comience el acto que va a coronar la caravana de la comunidad armenia por la Paz en Artsaj. Al pie del escenario Miguel Hariutiunian (Guitarra) y Arno Stepanyan (Duduk y Zurna) ensayan los temas que van a tocar mas tarde: “Mi casa paterna” y “Arraquel Mushegh”.
De a poco empiezan a llegar los autos a la Plaza Armenia. Hay bocinazos y camiones con parlantes. “Están matando a nuestros hermanos armenios en Artsaj”, dicen.
En el cielo flotan globos con los colores de la bandera Armenia y la gente se va acercando lentamente. Algunos hacen flamear banderas de Artsaj, otros de Armenia y de Argentina.
Pasadas las 19.30 horas se entonaron el himno nacional argentino, el himno Armenio y el de la República de Artsaj.
Luego habló el Arzobispo de la Comunidad Armenia en Argentina y Chile. “Estamos, vamos a estar y seguiremos estando en nuestra patria. Vamos a rezar por la paz, para que Dios proteja a nuestros soldados y para seguir adelante”, dijo. Tras las palabras del Arzobispo se proyectó un video con distintas figuras, entre ellas el músico argentino León Gieco, pidiendo por la paz en Armenia. Hubo aplausos y emoción.
Con la caída del sol se encendieron las velas y comenzó la música en vivo.
El cierre, estuvo a cargo de Sergio Nahabetian, Presidente de las Instituciones Armenias de la República Argentina, quien pronunció unas palabras emotivas, luego de una bendición que propició el Arzobispo.
Desde hace semanas los bombardeos en Artsaj no cesan. Lo peor: se extendieron hacia la población civil. “Los ejércitos de Turquía y Azerbaiyán están atacando casa de familia, hospitales y catedrales con drones suicidas y misiles”, contó a este medio, el periodista Leonardo Moumdjian (43), corresponsal acreditado del Diario Armenia que está cubriendo el conflicto junto con un productor y un camarógrafo.
En este contexto se desarrolló la caravana de hoy. “Es la segunda que la comunidad armenia convoca en la ciudad de Buenos Aires. Pero esta vez se suman desde Montevideo, Santiago de Chile, San Paulo, Córdoba, Rosario, La Plata, Mar del Plata, Río Gallegos, Bariloche y Neuquén”, explicó a Infobae Gustavo Khachadourian.
Además de las caravanas, la comunidad realizó cinco marchas: dos a hacia las embajadas de Azerbaiyán, dos a la de Turquía y una a la de Israel. ¿Por qué a esta última? “Porque Israel es el principal proveedor de armas del ejército Azerí. Les venden drones kamikaze, bombas de racimo o bombas clúster y misiles que están prohibidos. Es muy fuerte esto. Su pueblo fue víctima de un Holocausto y ahora están colaborando para que suceda otro”, explica Khachadourian.
Según informó el Diario de Armenia, Azerbaiyán está utilizando fósforo blanco para incendiar bosques de Artsaj cercanos a las comunidades civiles, donde se esconde la población durante los ataques.
EL ROL DE LAS MUJERES
Florencia Zanikian, miembro del Consejo Nacional Armenio de Buenos Aires, destaca el papel de las mujeres dentro del conflicto bélico.
“En Armenia se conformó un Ejército de mujeres voluntarias para sumarse a la defensa de la República de Artsaj. En el marco de conflictos armados y planes de extermino, las mujeres y los niños son de las poblaciones que más sufren. Si bien esto sigue siendo cierto, las mujeres en Armenia hoy están tomando un rol preponderante en la lucha por su patria”, dice Zanikian.
“En Argentina las mujeres también estamos luchando. Lo hacemos desde el plano comunicacional, contra las potencias genocidas que utilizan todo su poderío económico para torcer la realidad a su favor en medios de comunicación y redes sociales, comprando voluntades políticas y académicas. Estamos cumpliendo un rol fundamental en informar y exigir a los organismos internacionales que tomen acción y breguen por el reconocimiento internacional de la República de Artsaj, que estamos convencidos que es la única garantía posible para alcanzar la paz en la región”, se despide.
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