España es el país más afectado por la segunda ola de COVID-19 en Europa a pesar de ser el que impuso medidas “más restrictivas” sobre el uso de mascarillas, en comparación con otros en los que las normas fueron un poco “más relajadas” y su situación epidemiológica fue “mejor”. Desde la OMS, advierten que aún no saben qué es lo que puede estar activando con tanta fuerza ese rebrote.
España se encuentra en una situación “extrema” y rige el toque de queda nocturno (está prohibida la circulación entre las 23 y las 6) para restringir los movimientos y evitar más contagios. Aun así, los datos oficiales la ubican como el primer país europeo en superar el millón de casos confirmados.
Este viernes, registró un récord de 25.595 nuevos infectados, con lo que la cifra total de contagios desde el inicio de la pandemia asciende a 1.185.678. La de muertos para el mismo período es de 35.878..
Madrid sigue en el primer puesto entre las regiones españolas en cuanto a nuevos contagios, con 1.867; seguida de Cataluña, con 1.578; Aragón, con 1.199, y el País Vasco, con 1.173.
Sin embargo, las estadísticas que maneja el presidente Pedro Sánchez son mucho más desalentadoras y las alarmas están al rojo vivo. Él mismo admitió en un mensaje televisivo que la cifra real podría ser de más de 3 millones de personas, debido a la falta de pruebas diagnósticas y otros factores.
Si bien en estos momentos los hospitales no están tan exigidos como en la primera ola y cuentan con el equipamiento necesario para asistir a los pacientes y con sectores reacondicionados para tal fin, lo que está faltando son enfermeras.
La desesperación de los centros de salud por nutrirse de estas profesionales que escasean hace que “se roben” entre ellos, informa el diario La Vanguardia.
“Los hospitales se están robando enfermeras en Barcelona, Toledo, Madrid... No hay suficientes. Hace años y años que reclaman que mejoren las condiciones laborales de quienes se ocupan de los enfermos 24 horas al día 365 días al año, todos sus fines de semana y todas sus noches. Sin mucho éxito: la profesión se siente maltratada y empujada, si se puede, a buscar mejores condiciones en otros lugares”, explica el artículo.
En esas ciudades, al igual que en Andalucía, Murcia y Extremadura, hay mucha demanda de enfermeras y poca oferta; situación que lleva a los directivos de los hospitales a tratar de captar profesionales en otros países como la Argentina, donde están mal remuneradas y en el que la difícil situación económica impulsa a muchos a considerar la posibilidad de emigrar.
Las argentinas encajan con el perfil deseado, sobre todo porque la formación es equivalente a la española o fácilmente igualable y no hay barreras de idioma. Eso hizo que muchas ya se encuentren en ese país haciendo los trámites para homologar su título mientras trabajan como auxiliares. También buscan en Chile, Rumania y otros países comunitarios.
En medio de la desesperación por no encontrar gente, los hospitales están ofreciendo a sus bolsas de profesionales siempre disponibles condiciones mejores que reduzcan tanta precariedad: aumento de salarios, jornadas de 40 horas, contratos de meses o de un año para tener derecho a vacaciones y algún fin de semana libre.
El maltrato laboral llevó a que miles de enfermeras hayan emigrado a lugares donde les pagan mejor y son valoradas de acuerdo a su formación, ya que muchas tienen doctorados, masters y cursos de especialización. Para tener una idea del cuadro de situación, “unas 7.000 (enfermeras españolas) decidieron marcharse al Reino Unido”, advirtió José Luis Cobos, vicepresidente del Consejo General de la Enfermería de España. una sangría que se siente con mucha más fuerza ahora, cuando crece la demanda en este rubro en paralelo con el recrudecimiento de la pandemia. El déficit de enfermeros ya alcanza un nivel crítico.
Para rematar el drama, no se forma una cantidad suficiente de profesionales como para mejorar la proporción de enfermeras por cada mil habitantes. Cada año egresan unas 10.000, “pero calculamos que harían falta unas 150.000 para alcanzar la media europea”, apunta Cobos.
El sistema de salud argentino también se encuentra sobre exigido en el contexto de la pandemia, con el agravante de la degradación de los salarios por la creciente inflación. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Argentina posee 42,4 enfermeros por cada 10 mil personas. Los trabajadores de esta rama de la salud realizan el 70% de la atención primaria en los hospitales y centros de atención y ganan, en promedio, $35 mil (unos 216 euros) frente a los 1.000 euros que cobran en España.
Con la llegada del coronavirus, la precarización laboral se hizo sentir con más fuerza y los enfermeros tuvieron que salir a la calle en varias oportunidades para hacer visible su reclamo de aumento salarial.
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