Un nuevo libro revela por qué Gran Bretaña ganó la guerra de Malvinas

John Ferris tuvo acceso a los archivos del GCHQ, uno de los tres servicios de inteligencia del Reino Unido, clave en la contienda bélica del Atlántico Sur

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Desembarco británico en San Carlos, Islas Malvinas, el 21 de mayo de 1982 (Archivo)
Desembarco británico en San Carlos, Islas Malvinas, el 21 de mayo de 1982 (Archivo)

Rex Masterman Hunt ya había cenado y se disponía a la lectura. Noche cerrada en Puerto Argentino, en la isla Soledad. Frío, mucho frío. Alguien toca a la puerta de la Government House de las Malvinas. Es un cartero que trae un telegrama urgente emitido en Londres que atravesó el Atlántico de norte a sur en milésimas de segundos. El texto es alarmante: había que prepararse para una inminente invasión argentina. La dictadura comandada por el entonces general Leopoldo Fortunato Galtieri había decidido la ¿inesperada? reconquista del archipiélago.

Hunt -quien siete años antes vivía en las antípodas meteorológicas como diplomático en Saigón, Vietnam- se enfrentaba ahora a una situación límite. Acudió al servicio de radio local y advirtió a los 1.800 isleños: “No salgan de sus casas”. En las primeras luces del 2 de abril, las islas pasaban a control argentino tras un brevísimo enfrentamiento con las pocas tropas inglesas que permanecían en el lugar.

John Ferris, autor de “Detrás del enigma: la historia autorizada del GCHQ, la agencia secreta de inteligencia cibernética de Gran Bretaña”, recordó esa fecha y los momentos de dramatismo que se vivieron en los meses que sucedieron al conflicto armado entre la Argentina y el Reino Unido. El título de la obra presentada este martes en aquel país le hace un guiño a la historia con un juego de palabras.

Enigma fue el nombre con que la empresa alemana Scherbius & Ritter patentó en 1918 su máquina electromecánica de cifrado rotativo. Desde entonces las fuerzas militares y los servicios de inteligencia de Alemania la utilizaron para sus comunicaciones encriptadas. Perfeccionada durante la Segunda Guerra Mundial se convirtió en uno de los códigos más importantes con que la Alemania Nazi golpeaba a sus enemigos en Europa. Cómo resolver sus intrigantes mecanismos para dar un vuelco en el trágico conflicto bélico sería clave para impedir que Adolf Hitler alcanzara su objetivo final: la conquista de todo el continente.

La misión para descifrar esa máquina maldita fue encomendada al Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno, más conocido bajo sus siglas en inglés GCHQ. Es uno de los tres servicios de inteligencia al servicio de la Corona británica. El delicado proyecto fue encabezado por el genial matemático Alan Mathison Turing. Su éxito fue el éxito de las fuerzas aliadas: el GCHQ pudo interceptar las comunicaciones de las fuerzas nazis, prevenir ataques y dar un giro absoluto que acortó la sangrienta contienda que costó millones de vidas entre 1939 y 1945.

El libro de John Ferris, Behind The Enigma, donde cuenta cómo el GCHQ fue clave para ganar la Guerra de las Malvinas en 1982 (Bloomsbury)
El libro de John Ferris, Behind The Enigma, donde cuenta cómo el GCHQ fue clave para ganar la Guerra de las Malvinas en 1982 (Bloomsbury)

Durante cien años, el GCHQ, el Cuartel de Comunicaciones del Gobierno, ha estado a la vanguardia de la innovación en seguridad nacional y el arte de gobernar el secreto de Gran Bretaña. Famoso por sus logros de descifrado de códigos durante la Segunda Guerra Mundial -y esencial para la victoria de los Aliados-, el GCHQ también desempeñó un papel fundamental tanto en la Guerra de las Malvinas como en la Guerra Fría”, señala el extracto del libro. De acuerdo a Ferris, la información de inteligencia proporcionada por el GCHQ durante el conflicto de 1982 era comparable -en valor militar- al llamado material Ultra proporcionado por la organización predecesora de GCHQ después de que rompió los códigos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.

Los argentinos estaban usando un sistema de encriptación que los británicos podían leer y la Armada Argentina tenía una tendencia genuinamente extraña de enviar sus planes de mediano alcance por radio a los buques de guerra en el mar. Los británicos sabían cuál era el orden de batalla argentino, qué planeaba hacer. Hundir el Belgrano estaba absolutamente justificado”, de acuerdo a las declaraciones de Ferris publicadas por iNews.

De acuerdo a Ferris -quien tuvo acceso a archivos históricos del organismo- sin la ayuda crucial del GCHQ posiblemente el Reino Unido hubiera perdido la guerra de las Malvinas.

Maximator

En la misma línea, a comienzos de año, el profesor Bart Jacobs de la Radboud University Nijmegen de Holanda, explicó cómo una alianza de inteligencia de países europeos contribuyó con el GCHQ en el conflicto con la Argentina. Se la llamó Maximator y era el equivalente al Five Eyes creado tras la Segunda Guerra Mundial y compuesto por los Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. En esta oportunidad, nacida en 1976 reunía a Alemania, Dinamarca, Suecia, Holanda y Francia.

De acuerdo a la investigación de Jacobs, espías holandeses fueron parte del equipo de desencriptólogos de la oficina de inteligencia en las comunicaciones del Reino Unido. En 1982, la Argentina utilizaba equipos HC550 y HC570 de Crypto AG. Lo hacía tanto para sus comunicaciones militares como para las diplomáticas. Los algoritmos utilizados por este sistema de códigos fueron interceptados por agentes holandeses quienes estaban al tanto de todos los movimientos argentinos, incluso antes de que la guerra diera inicio.

El hundimiento del Belgrano, un doloroso capítulo en la historia argentina, se cobró la vida de más de la mitad de los muertos que arrojó la Guerra de Malvinas
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Cuando el conflicto estalló y las Malvinas fueron recuperadas por Buenos Aires, Londres pidió ayuda a los demás países europeos. Holanda envió a sus especialistas quienes trabajaron a la par de los oficiales del GCHQ.

En algún momento de la guerra, los argentinos se enteraron de que se estaban leyendo sus mensajes codificados. No pudieron cambiar rápidamente todos los equipos, por lo que decidieron cambiar su administración de claves criptográficas, lo cual tenía sentido. Comenzaron a actualizar sus claves cada hora, en lugar de cada tres días. Esto hizo que descifrar el código fuera mucho más difícil, ya que un período corto de una hora puede no contener suficiente texto cifrado para llevar a cabo un ataque criptoanalítico exitoso”, señaló Jacobs. Sin embargo, para cuando los militares argentinos estuvieron en condiciones de emparchar la sensible filtración, las cartas ya estaban echadas y el destino de la guerra parecía sellado: Gran Bretaña recuperaría el control de las islas del Atlántico Sur.

Rex Masterman Hunt, el gobernador británico, retornaría de Londres -tras un breve paso por Montevideo, Uruguay- para reconducir la administración de las Malvinas hasta 1985.

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