Una pareja y su hijo de 4 años ya pasaron 17 días a la intemperie al costado de una ruta: no les permiten ingresar a su Formosa natal

La familia Romero Vargas vive a la sombra de un acoplado de un camión en la frontera entre Formosa y Chaco. Se alimentan gracias a lo que les regalan los camioneros que pasan por la Ruta 11 y en ninguna de las dos provincias les permiten siquiera entrar a un supermercado. Radiografía de otro de los grandes dramas de la pandemia

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Daniel Romero familia varada entre Formosa y Chaco desde hace 17 dias

A lo largo de los últimos 17 días, el formoseño Daniel Romero, de 28 años, junto a su esposa Johanna Vargas, de 25, y a su hijito Gonzalo, de 4, tuvieron que dormir a la vera de una ruta, a la sombra del acoplado de un camión. Su única fuente de alimentación es la comida que les regalan los camioneros que pasan por allí y deben hacer sus necesidades a la intemperie.

La familia Romero Vargas lleva más de dos semanas junto a la Ruta 11, en la frontera de Formosa y Chaco, sin que puedan ingresar a su provincia natal, donde tanto Daniel como Johanna tienen a sus familias completas.

Las autoridades de las dos provincias responsables de esa zona no dan respuesta ante los incesantes reclamos de asilo. Ni Formosa ni Chaco les permiten ingresar a una zona poblada por un temor a un posible contagio de coronavirus que en la actualidad ya suena a una excusa absurda.

“Llevamos más de dos semanas acá en la Ruta 11 y no nos dan respuesta en nuestra provincia. Queremos entrar pero en la frontera no nos dejan. Tenemos a la familia de mi mujer y a la mía prácticamente enteras allí y aún así no nos responden. Ya no sabemos qué hacer, no queremos hacer nada ilegal, pero nadie nos responde”, le dijo con desesperación Romero a Infobae durante una conversación por teléfono.

La familia vive a la
La familia vive a la sombra de un acoplado de un camión, junto a la Ruta 11

Los Romero Vargas vivieron durante casi toda la última década en San Basilio, Córdoba. La pérdida de trabajo por parte del padre de la familia y la falta de dinero los dejó en una situación de desamparo tal, que su única solución fue emprender el viaje de regreso a Formosa, la provincia de la que padre y madre de la familia son oriundos.

Yo trabajaba en un tambo, dentro de un campo en San Basilio, a unos 47 km de Río Cuarto. Estuve cueve años allá. Teníamos nuestra casita en el campo y estábamos cómodos. Incluso antes de la pandemia, mi hijo Gonzalo había empezado el jardín, en la sala de 4 años”, relató Daniel.

Hace dos meses, me echaron junto a unos compañeros. Nos dijeron que iban a contratar a otro personal para hacer nuestro trabajo y nos quedamos en la calle, sin hogar y casi sin dinero”, explicó.

Romero detalló que durante cada año visitaban tres o cuatro veces a las familias en Formosa, por lo cual hace cuatro meses (dos meses antes de que lo despidieran) envió un mail al Gobierno de su provincia para solicitar el permiso de ingreso. Hasta el día de hoy todavía no recibió respuesta.

“Una vez que me despidieron, nos quedamos de prestado 15 días en la casa de un amigo y después alquilamos un departamento en Huanchillas. Pero la plata nos alcanzó sólo para estar un mes ahí. Ahí, con mi esposa decidimos venirnos en mi camión por la ruta, para ver si podíamos volver a nuestra provincia”, explicó.

Gonzalo, con un cartel de
Gonzalo, con un cartel de pedido de ayuda a las autoridades formoseñas

El 4 de octubre, la familia llegó junto a otros dos amigos, uno de ellos también despedido del mismo tambo, a la frontera de Formosa y Chaco, en la ciudad de Puerto Eva Perón. “Cuando quisimos entrar a Formosa, vieron que no teníamos el permiso y no nos dejaron pasar. Ni les importó que estuviéramos con un nene de 4 años. Nos dijeron que no se podía y que nos arregláramos por nuestra cuenta”, afirmó.

Lo más increíble es que desde la propia ciudad de Puerto Eva Perón, también les impidieron acceder a sus calles. Por lo cual, la familia quedó varada en la Ruta Nacional Nº 11 sin siquiera la posibilidad de poder ir a un supermercado a comprar comida o suministros.

Hoy, los Romero Vargas duermen y permanecen a la sombra del acoplado del camión en el puente Eva Perón, a 60 kilómetros del acceso a Formosa. Todavía están a la espera de que algunas de las autoridades de ambas provincias les den una respuesta y les faciliten las garantías mínimas de acceso a una vivienda.

“El único alimento que tenemos es la comida que nos regalan los camioneros que pasan por la ruta. Ya nos vieron todos los días acá y nos dejan algo. Nos estamos alimentando a base de pan, algunas frutas y algo de agua”, afirmó Romero

“Ni siquiera tenemos un baño. Algunas veces, el dueño de un negocio de por acá nos abrió las puertas a la madrugada para que podamos bañarnos de vez en cuando. Lo tiene que hacer a esa hora para que no sufra represalias”, remarcó.

La familia tiene que dormir
La familia tiene que dormir en mantas apoyadas sobre la tierra, a la intemperie

El punto de mayor angustia para Daniel y para Johanna es la situación de su hijo Gonzalo, quien ya empezó a fastidiarse con la situación y no hay manera de saciar su angustia. “Yo ya no sé qué decirle. Todos los días me repite ‘Papá, yo quiero ir a mi casa. Siempre me decís que ya vamos a llegar y seguimos acá’, y yo me quedo en silencio porque no sé cuándo se va a terminar esto”.

Como si fuera poco, el niño sufrió una picadura de una araña en el final de la última semana, lo que le provocó un fuerte sarpullido, fiebre y vómitos. “Lo picó una araña cuando dormía abajo del acoplado. Sólo ahí, la municipalidad de Puerto Eva Perón nos permitió poder acceder a una sala de primeros auxilios. Pero tuvimos que ir escoltados por la policía, como si tuviéramos la peste o algo”, se quejó el padre de la familia.

El sarpullido provocado por una
El sarpullido provocado por una picadura de araña en la pierna de Gonzalo

La historia de los Romero Vargas comenzó a salir a la luz en los últimos días, pese a que todavía no encontraron ni una respuesta. Desde las autoridades sanitarias de Formosa, aún persiste el silencio.

“Yo sé que podemos hacer cosas, pero no quiero tener problemas con la ley. Me dijeron que si me atrapaban en un paso clandestino, me metían preso y me abrían una causa. También pensé hasta en meternos a nado por el río Bermejo, como le pasó al chico que lo intentó y murió ahogado. Pero nos da mucho miedo”, se lamentó.

Romero hizo referencia a Mauro Rubén Ledesma, un joven de 23 años que intentó cruzar a nado el Bermejo para ingresar a Formosa y así poder ver a su hija de 3 años, con quien no tenía contacto desde hacía 7 meses, y murió ahogado durante el trayecto.

La familia tuvo que recluirse
La familia tuvo que recluirse a la sombra de ese acoplado. Algunos días tuvieron que soportar temperaturas de 43 grados

“Sólo espero que alguien nos ayude a agilizar nuestra entrada a Formosa. No pedimos nada especial y sabemos que no somos los únicos que estamos en esta situación. Pero ya mostramos nuestras fotos, nuestros videos y ni siquiera nadie se apiadó y nos trajo dos paquetes de leche o de arroz. No damos más”, reclamó el padre de la familia.

Se estima que actualmente hay al menos 10 mil solicitudes en curso para ingresar a la provincia de Formosa. De acuerdo a varios abogados que ayudan a familias a poder entrar, no hay una estrategia clara por parte de las autoridades y no se sabe qué criterio se maneja para otorgar o rechazar los pedidos de reingreso.

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