El drama de la histórica tanguería “El Viejo Almacén”: “Desde el 12 de marzo no entra un peso"

El edificio de San Telmo se remonta a 1769 y, en 1969, Edmundo Rivero lo convirtió en el “Templo del Tango”. Hoy, depende exclusivamente del turismo internacional, pero los rebrotes de la segunda ola de COVID-19 no cesan en todo el mundo y su futuro es desolador

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El drama de la histórica tanguería El Viejo Almacén: “Desde el 12 de marzo no entra un peso; con suerte, reabriremos en septiembre de 2021”
El drama de la histórica tanguería El Viejo Almacén: “Desde el 12 de marzo no entra un peso; con suerte, reabriremos en septiembre de 2021”

Ubicada en la esquina de Balcarce e Independencia, la construcción de esta edificación -en la que ahora funciona El Viejo Almacén- se remonta a 1760, donde funcionaba un almacén de campaña en el Virreinato del Río de la Plata. En 1840, se amplió su capacidad y se transformó en el Hospital Británico, donde apenas cuatro años después, Buenos Aires conoció por primera vez el uso del éter en una operación quirúrgica, realizada por el prestigioso médico británico, John William Mackena.

El drama de las casas de tango en plena pandemia de COVID-19
El drama de las casas de tango en plena pandemia de COVID-19

Durante los años 1850 y 1860, allí funcionó la Aduana General de la Nación. Mientras se desarrolló la Guerra del Paraguay, el inmueble fue utilizado para refugiar a los combatientes heridos o enfermos. Pero hacia fines del siglo pasado, este edificio fue tomando su fisonomía actual, y empezó a ser frecuentado por los bohemios que deseaban disfrutar de esta gran pasión argentina: el tango.

En 1969, El Viejo Almacén abre sus puertas de la mano de Edmundo Rivero y se convirtió en el emblemático “Templo del Tango”, por el que pasaron grandes exponentes de esta música como Aníbal Troilo, Osvaldo Pugliese y Roberto Goyeneche, entre muchos otros personajes ilustres que iban a deleitarse con semejantes talentos.

Aníbal Troilo en El Viejo Almacén
Aníbal Troilo en El Viejo Almacén

Por sus mesas, desfilaron los reyes Juan Carlos y Sofía de España, muchísimos Presidentes -como el ex mandatario de Uruguay, José Mujica, quien se declaró fanático de la cantante Virginia Luque- y personalidades nacionales e internacionales de la cultura y el mundo artístico, como Gina Lollobrigida, Rafaella Carrá, Mercedes Sosa, Estela Raval, Raúl Lavié y Susana Giménez, por solo mencionar algunos nombres.

Ante Garmaz y Susana Giménez en El Viejo Almacén
Ante Garmaz y Susana Giménez en El Viejo Almacén

En 1977, el escritor Ernesto Sábato fue uno de los notables que se opuso a su demolición. Si bien no pudo ser concretada en su totalidad, se suprimieron 140 metros cuadrados durante la ampliación de la avenida Independencia. En 1982, El Viejo Almacén fue declarado sitio de interés cultural por el Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires.

Gina Lollobrigida
Gina Lollobrigida

En 1993, la tradicional tanguería debió cerrar por problemas financieros. Tres años, después revivió de la mano del empresario Luis Héctor Veiga, hoy de 82 años, quien la convirtió en un complejo gastronómico de nivel internacional, con un show de tango tradicional que fue premiado y admirado en todo el mundo.

En una entrevista con Infobae, Luis Héctor Veiga, contó la situación dramática que atraviesa su local, al igual que las demás casas de tango que tuvieron que cerrar sus puertas en marzo por la cuarentena, y que hoy transitan la más angustiosa de las incertidumbres, debido a la imposibilidad de la llegada del turismo internacional y por todas las restricciones derivadas de la pandemia de COVID-19.

Una placa que recuerda la visita de los reyes de España en 1978
Una placa que recuerda la visita de los reyes de España en 1978

“Desde 1996, soy propietario de El Viejo Almacén, una casona que ya tiene 52 años, que fue inaugurada por Edmundo Rivero, que respira cultura, que está ubicada a 12 cuadras de la Primera Fundación y a 15 de la Segunda, en una zona muy especial de San Telmo. Fue un almacén de ramos generales, lo que dio lugar a su actual nombre, cuando Edmundo Rivero y Julio García lo compraron en 1969”, le cuenta Veiga a Infobae.

El Viejo Almacén tiene vigencia desde que la actual avenida Paseo Colón era río y los marineros bajaban de los barcos aquí para tomar copas. Es mucha la historia que tiene como para pensar en cerrarlo. Voy a hacer lo imposible por esta tanguería, porque es un icono nacional y veo a toda esa gente que para su auto para sacarse fotos en la puerta”, asegura su propietario.

La fachada actual de El Viejo Almacén, en San Telmo
La fachada actual de El Viejo Almacén, en San Telmo

-¿Cuál es la situación actual de su local?

-Está cerrado desde el 12 de marzo. El turismo es una fuente muy importante de ingresos para todo el país y tiene varias facetas, una es la de los servicios que prestan las casas de tango. Hasta esa fecha, veníamos trabajando muy bien y con un récord de público. Con la cuarentena, todo quedó en cero y las casas de tango seguimos cerradas.

Somos sólo unas 12 o 14 casas de tango: somos muy serias, atendemos al turismo receptivo y generamos ingresos para 3.500 familias, de manera directa o indirecta, pero que hoy no tienen trabajo. No tenemos ninguna posibilidad de abrir, no solo por la pandemia, sino porque el turismo no puede llegar.

Lo más lamentable es la incertidumbre de no saber cuándo podremos reabrir. Todas las reservas que teníamos para el primer trimestre de 2021 fueron canceladas. El mercado europeo y el de cruceros hacen las reservas entre 8 y 12 meses de anticipación. Hoy, nuestro panorama es desolador: estamos cerrados, no podemos abrir y sabemos que no habrá turismo hasta que no haya una vacuna, al margen que -además- deberá pasar un tiempo para que vuelva la confianza. Estimamos que vamos a poder reabrir recién para septiembre de 2021.

Le estoy hablando del segundo semestre de 2021, mientras tanto el daño es elocuente. En primer lugar para el país, que pierde un caudal muy importante de dólares sin poder recibir turismo.

Uno de los shows de El Viejo Almacén
Uno de los shows de El Viejo Almacén

-¿Cómo está haciendo para sobrevivir sin ingresos?

-Contamos con la colaboración del Ministerio de Turismo, que nos da una parte de los ATP para pagar los sueldos, pero no alcanza. Estamos rodeados de incertidumbre y muchas casas de tango ya saben que no van a poder reabrir. Yo mismo, no sé si voy a poder reabrir. El Viejo Almacén es un emblema, que tiene 55 años y es reconocido mundialmente.

No sabemos cuándo va a haber una vacuna y suponemos que, luego de que la encuentren, habrá que esperar un tiempo más para que el turismo recupere la confianza y vuelva. Por ahora, estamos frenados desde marzo, así que pensamos que por un año y medio vamos a seguir cerrados. Entonces, se hace económicamente inviable, porque es imposible seguir sin ningún ingreso.

Edmundo Rivero y Raúl Lavié
Edmundo Rivero y Raúl Lavié

-¿Ya presentaron los protocolos?

-Sí. Estamos preparados y sabemos qué es lo que se puede y lo que no se puede hacer, pero lo cierto es que hasta que el turismo no vuelva a venir, seguiremos muy mal. Ya hicimos todos los protocolos con el distanciamiento social y con todo lo que se puede hacer, pero la realidad es que la gente no viene.

El turismo local no da el sustento necesario para que las casas de tango puedan mantenerse. Nuestro público es de Asia, de los Estados Unidos, de Europa y de toda Latinoamérica, fundamentalmente de Brasil.

Tenemos una guardia permanente y recibimos llamados de clientes del exterior que nos piden información sobre cuándo reabriremos, pero no tenemos fecha. Creemos que podremos reabrir en septiembre de 2021, antes no creo que podamos hacer nada. La temporada alta es desde septiembre hasta Semana Santa, esperemos que para ese entonces podamos abrir.

Hasta ese momento, vamos a vivir quemando nuestros ahorros, pidiendo auxilio y créditos. Desde el 12 de marzo no entra un peso a ninguna casa de tango y tenemos que pagar todos los gastos, los sueldos, los impuestos, los servicios...

Las casas de tango no son boliches: mi empresa tiene 57 empleados, entre artistas y administrativos. Hay otras casas, como en Puerto Madero, que tienen 120, y otras que aún emplean a más gente porque son de mayor tamaño. Pero todas tenemos muchos empleados en relación de dependencia.

Mesas vacías y un salón sin fecha de reapertura
Mesas vacías y un salón sin fecha de reapertura

-A Uds. se les hace aún más difícil que a los bares y restaurantes que, al menos, pueden generar algún ingreso con el servicio de delivery, take-away o con la habilitación de mesas en la calle.

-Nuestro caso es similar al de los hoteles. No podemos hacer absolutamente nada. Intentamos sobrevivir, porque todas las casas de tango somos muy serias, y hemos capitalizado una buena temporada -el segundo semestre de 2018 y el primero de 2019- pero los recursos se van acabando. Si esto se prolonga no vamos a poder seguir, porque los gastos siguen llegando y al personal hay que pagarle.

Hay mucha gente sin trabajo. Los camareros que trabajan en las casas de tango tienen un sueldo, pero también, un alto componente de propina del público extranjero. Vivían muy bien, pero ahora se cortó todo. Los artistas, los bailarines, los músicos... todos se quedaron sin trabajo y tampoco pueden viajar por el mundo. No tienen trabajo ni acá, ni afuera.

Es un tema muy complicado, hasta si uno se pone a pensar en cómo se va a hacer para bailar tango... ¿tendrán que bailar sólo marido y mujer para evitar contagiarse?... No entiendo cómo se va a hacer tampoco con eso.

Rafaella Carrá
Rafaella Carrá

-¿Qué sucede en otros países, con los restaurantes que ofrecen cena-show?

-En líneas generales, la temporada de verano de Europa, fracasó. Nuestra temporada de verano también está destinada al fracaso: no hay ninguna posibilidad de que venga gente.

Por el rebrote que hay en Europa, es inviable que el turismo venga a la Argentina y hemos recibido todas cancelaciones. Estamos a la espera que la vacuna aparezca lo antes posible.

Mercedes Sosa
Mercedes Sosa

-¿Qué les dicen las autoridades en cuanto a la reapertura?

-El Ministro de Turismo, Matías Lammens, está cumpliendo muy bien con su trabajo. porque nos atiende y escucha. Nos sentimos contenidos, porque intenta ayudarnos en todo lo que puede... pero también el Gobierno tiene sus límites y no nos puede mantener permanentemente. El esfuerzo es compartido. Solo hay que esperar que el turismo vuelva.

Esa Cartera de Estado conoce perfectamente la gravedad de la situación y actúa en consecuencia. Nos ofrecen créditos, pero claro, después hay que pagarlos y no vamos a tener ingresos hasta septiembre de 2021. Si ahora sacamos un crédito, lo vamos a pagar con fondos propios. Un año sin trabajar se hace muy difícil.

Hay que resaltar que los músicos y los artistas nos apoyan muchísimo, porque ven la situación por la que estamos pasando. No son exigentes y nos acompañan porque estamos todos en el mismo barco: las casas de tango, los artistas y los empleados.

Esperemos que este virus desaparezca lo antes posible. El turismo viaja cuando hay normalidad, porque no es de aventura: es de placer. Nadie va a venir acá con el número de infectados que tenemos a diario.

Financiera y económicamente es un problema, pero anímicamente es otro. Ver los locales cerrados... Invertimos mucho dinero y ofrecemos verdaderos espectáculos respetados mundialmente. De todas las actividades, el turismo en general y las casas de tango, en particular, son las últimas que vamos a poder abrir.

Su show fue multipremiado en el mundo entero
Su show fue multipremiado en el mundo entero

-¿Pensó en cerrar?

-El Viejo Almacén tiene 52 años de vida y mucha historia. Es la casa de tango más vieja del mundo y sus derechos están patentados: cerrarlo es muy difícil, porque es un pedazo de historia. No lo voy a cerrar nunca y voy a aguantar todo lo que pueda, porque es mucha historia. No es fácil cerrar y poner otro rubro.

Este lugar fue visitado por Presidentes, autoridades, por grandes personalidades de la cultura y el espectáculo nacional e internacional; está plagado de premios y lleno de valores culturales que no se pueden tirar por la borda. Hay que hacer todo lo posible para que siga teniendo vigencia.

La orquesta en pleno show
La orquesta en pleno show

-¿Qué siente a nivel personal con tanto esfuerzo, después de todos estos años de trabajo?

-Todas las casas de tango estamos en un grupo de WhatsApp y nos alentamos mutuamente, pero no estamos bien. Tengo 82 años y me pasé 26 en la puerta de mi local, recibiendo a la gente. Es mi vida... lo siento, lo extraño, voy todos los días, lo miro, lo tengo prolijo, bien mantenido...

Pensamos que en septiembre íbamos a poder reabrir; después, creímos que era en octubre; después, para fin de año... Ahora nos dicen que para marzo.... Las casas de tango están preparadas para abrir mañana, si es que se puede, porque todas están en condiciones y hasta mejoramos cosas. Hay mucha responsabilidad en este sector, pero también, hay mucha pena y preocupación. Hay voluntad de no claudicar.

Una de las dudas de su dueño es cómo será el protocolo para los bailarines y las parejas que quieran bailar tango
Una de las dudas de su dueño es cómo será el protocolo para los bailarines y las parejas que quieran bailar tango

-¿En cuánto estima las pérdidas económicas?

-En el caso de El Viejo Almacén son de $1.500.000 por mes como mínimo, sin pensar en todos los arreglos que hay que hacer, como el mantenimiento de un local tan antiguo, los sueldos, los servicios, los impuestos etc.

Hay cuestiones que son muy particulares como la factura de luz, que nos llega con el mismo valor que cuando estábamos trabajando. Llamamos para reclamar y nadie nos atiende, ni telefónica, ni personalmente.

Estela Raval
Estela Raval

-¿Buscó alguna manera de reinventar su local y su actividad, mientras dure esta pandemia?

-Desde el punto de vista práctico, no redundaría en ningún beneficio económico y, además, estaríamos desvirtuando la imagen de las tanguerías. No somos bolicheros: estamos deseosos de poder reabrir las puertas y reencontrarnos con nuestro público.

Buscamos la reapertura con seriedad lo antes posible: pero, si la gente no viene no podemos hacer nada, aunque adoptemos todas las medidas sanitarias.

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