La convocatoria la realizaron desde las Instituciones Armenias de la República Argentina (IARA). La cita: lunes 19 de octubre a las 19 horas. Con tapabocas y distanciamiento social llamaron a marchar desde las escalinatas de la Facultad de Derecho hacia la Residencia del Embajador turco. Aunque pidieron llevar antorchas y velas, debido al mal clima, tuvieron que reemplazarlas por banderas.
El motivo de la movilización: solicitar el reconocimiento internacional de la República de Artsaj (Nagorno Karabaj).
En lo que va del 2020, desde la IARA, ya realizaron distintas acciones en pos de este objetivo. “El plan es que tome estado público. Necesitamos que se visibilice la situación que está viviendo nuestra República de Armenia. Mientras la población de Artsaj está luchando, nosotros -como diáspora- cumplimos con nuestro rol de hacernos oír”, dice a Infobae Horacio Terzian (54), miembro de Instituciones Armenias de la República Argentina (IARA) desde hace seis años.
“Venimos llevando adelante una serie de acciones que se van a incrementar hasta tanto no tengamos eco del Estado y de la población. Tratamos de focalizarnos en los lugares de quien hoy e históricamente es nuestro enemigo”, explica Terzian, en referencia a las movilizaciones pacíficas que la comunidad armenia realizó hacia las Embajadas de Azerbaiyán y Turquía, los días sábado 3 y 10 de octubre.
Por otro lado, destacó el apoyo que la comunidad recibió siempre del país. “Agradecemos que la Argentina le haya abierto las puertas a nuestros ancestros cuando escaparon del genocidio, para que pudieran reconstruirse tanto familiar como económicamente”, dijo en comunicación con este medio.
EL ORIGEN DEL CONFLICTO DE NAGORNO KARABAJ
Se remonta a principios del siglo XX, cuando la región cayó bajo control de la Unión Soviética. Joseph Stalin decidió entregar la gestión de Karabaj, históricamente habitada por personas de origen armenio, a la República Socialista Soviética de Azerbaiyán en calidad de región autónoma en 1923.
En 1988 surgió un movimiento independentista en Armenia y en Karabaj, que comenzó a manifestarse a favor de la reunificación de ambas. El pedido fue rechazado por el gobierno soviético. Tanto Armenia como Azerbaiyán y Nagorno Karabaj declararon su independencia antes de la desintegración de la Unión Soviética, lo que desembocó en una guerra entre Nagorno Karabaj, apoyada por Armenia, y Azerbaiyán, apoyada por Turquía.
La guerra a gran escala duró hasta 1994, cuando Azerbaiyán se vio obligada a firmar un cese del fuego con Nagorno Karabaj y Armenia tras sufrir grandes derrotas militares. En ese momento, se acordó que el organismo encargado de mediar en el conflicto sería el Grupo de Minsk de la OSCE, copresidido por Estados Unidos, Rusia y Francia. Desde la firma del cese del fuego, hubo violaciones a la tregua en la línea de contacto, con situaciones que llegaron a escalar en la Guerra de los Cuatro Días de abril de 2016 o en el actual ataque de septiembre de 2020. Mientras que Armenia y Artsaj buscan mantener el statu quo, Azerbaiyán intenta modificar la situación actual.
En 2020, hubo una escalada del conflicto en julio, cuando Azerbaiyán atacó la provincia de Tavush, en Armenia. El ejército armenio repelió el ataque y tomó posiciones dentro de Azerbaiyán. Luego de conocerse la noticia, en Azerbaiyán hubo una multitudinaria marcha con casi 10.000 personas para pedir al presidente Ilham Aliyev que declare nuevamente la guerra contra Armenia y Artsaj. La situación se calmó lentamente, pero hubo enfrentamientos a lo largo del mundo: la diáspora armenia se movilizó para manifestarse frente a distintas Embajadas de Azerbaiyán, que fueron “defendidas” por grupos de personas de origen azerbaiyano o turco.
El domingo 27 de septiembre, Azerbaiyán comenzó un ataque a gran escala contra Artsaj. El gobierno de Artsaj denunció que hubo ataques contra civiles en la capital, Stepanakert, y que Turquía se involucró directamente en el conflicto. En este contexto, las Instituciones Armenias de la República Argentina (IARA) deciden volver a movilizarse.
LA MOVILIZACIÓN
Debido a la lluvia la convocatoria no fue tan alta, pero se realizó de todas formas. Pasadas las 19 horas, se reunieron en las escalinatas de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, ubicada en la Avenida Figueroa Alcorta 2263. Un rato más tarde, con pilotos, paraguas, banderas y barbijos, partieron en caravana hasta la residencia del Embajador turco. Una vez allí, Horacio Terzian, habló para los allí presentes. “Esta guerra es única por su violencia, envergadura y potencial de expansión en un mundo en crisis por la pandemia COVID-19”, arrancó el miembro de IARA que, además, es Presidente del Club Unión General Armenia de Cultura Física.
“Turquía es cómplice y responsable de la planificación de la guerra donde están sus generales, sus soldados, sus aviones F-16 y los miles de mercenarios, terroristas yihadistas, reclutados en Siria, en Libia, en Pakistán y en Afganistán y transportados a Azerbaiyán para combatir contra los armenios", expuso.
Según Terzian, si Turquía logra instalarse en el Cáucaso, la amenaza no será solo de un nuevo genocidio de los armenios. “Se renovará la ofensiva contra los kurdos, se activarán los islamistas y otros mercenarios a cargo de Erdogan en el Líbano y Siria para reforzar y acelerar la descristianización del Medio Oriente, se fomentará el desmembramiento territorial de Irán en el norte que los azeríes consideran propio, y, por supuesto, se reavivará la histórica enemistad con Rusia que debería reflexionar seriamente acerca de las graves consecuencias de la avanzada turca en el Cáucaso”, continuó el dirigente comunitario.
“Turquía y Azerbaiyán amenazan la paz mundial, y los armenios en Artsaj hoy resisten a la expansión neo-otomana, como hicieron los austríacos en Viena en 1638 cuando pararon el avance de los antepasados de Erdogan hacia Europa, salvaron la civilización de la barbarie, la profanación de otras Hagia Sophia en tierra cristiana; como hicieron los y las valientes combatientes kurdos y kurdas en Kobane en 2015, parando la ofensiva de las hordas del Estado Islámico apoyadas por los militares turcos; pero sobre todo como los armenios unidos que en Bakú en agosto-septiembre de 1918 resistieron al avance de la coalición de fuerzas turco-azeríes bajo el comando el Nuri Pasha”, recordó.
“Esta no es una simple guerra: esta es una nueva amenaza de genocidio, es el intento de una nueva usurpación del territorio armenio, es el proyecto panturquista en marcha”, finalizó Terzian, pidiendo el “reconocimiento internacional de la República de Artsaj”.
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