Argentinos por el mundo: se casó en Japón, fue profesor en Brasil y vive en una isla en medio del Pacífico

La vida aventurera de Sergio Bolasina, el biólogo marino que ahora quedó varado con su familia en las Islas Fiyi. Cómo se adaptó la familia a las distintas culturas. Y los planes para el futuro: “La idea de volver a la Argentina siempre está en mí”

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Con la familia en un
Con la familia en un arrecife de coral en Suva, Fiji

La camisa verde estampada armoniza con el paisaje de mar y palmeras. Del otro lado del planeta, con un adelanto de quince horas con respecto a nuestro huso horario, Sergio Bolasina se prepara para contarnos su historia.

Sabemos que es doctor en biología marina y que está casado con Adriana. Tienen tres hijas: Bianca, Nara y Ami. Y toda la familia está viviendo en las Islas Fiyi, en el medio del Océano Pacífico.

¿Cómo llegaron allí, a ese archipiélago de selvas, bambúes y arrecifes, donde se duerme la siesta y hay una inflación que apenas supera el tres por ciento anual?

Sergio es un especialista en acuicultura, es decir el cultivo de organismos marinos. Su vinculación a los postulados de la soberanía alimenticia lo ha volcado al desarrollo de especies en laboratorio.

Y esa tarea de investigación y docencia lo convirtió en un trotamundos.

Desde que salió de Argentina, en el 2004, estuvo en diversos lugares. Trabajó, estudió, se enamoró y formó una familia.

Estamos a un click de escuchar su relato, en este video:

Sergio Bolasina - Argentinos por el mundo - Completo - #TV

Entrevista completa a Sergio:

-Se lo ve en un lugar que parece paradisíaco. Mar, palmeras, una camisa que sin dudas tiene que ver con un clima cálido. Ahí está Sergio Bolasina. Hola Sergio, ¿cómo estás?

-Qué tal Julio, ¿cómo andan?

-Bien. Claro, porque entre Sergio y este locutor hay quince horas de diferencia. Ahora, ¿en qué lugar del mundo estás?

-Estoy en las islas Fiyi actualmente, el lugar acá se llama Denarau, es una isla que está muy cerquita de la ciudad que se llamada Nadi.

-Islas Fiyi. En el medio del Pacifico.

-En el medio del Pacífico, exacto. Pacífico Sur sería.

-Bueno, ahora vamos a saber cómo llegaste vos allí, pero en principio: ¿dónde naciste?

-Yo nací en Buenos Aires. Viví en Argentina hasta el año 2004. Estudié en Buenos Aires y posteriormente me moví a Mar del Plata, adonde fui a estudiar Biología, en la Universidad de Mar del Plata. Estuve trabajando ahí, me recibí de biólogo, me doctoré y trabajé un tiempo allá también.

-¿Y adónde te fuiste?

-De Mar del Plata, después de doctorarme, hice algunas especializaciones previamente. En tres oportunidades tuve la suerte de conocer Japón y la última vez ya hice un pos doctorado allá, trabajando con lenguados… Porque yo trabajo en el área de la acuicultura, que es cultivo de organismos marinos.

-Así que de Mar del Plata te fuiste a Japón a estudiar lenguados. ¿Y cuánto tiempo estuviste en Japón?

-Como te comentaba, estuve en tres oportunidades. Hice unas especializaciones, una vez fui en el 96 medio año, después en el 2000 estuve otro casi medio año, conocí ahí a mi actual mujer, a mi señora.

Sergio trabajando en el laboratorio
Sergio trabajando en el laboratorio de Maizuru Research Station Kyoto University Japon

-¿Es japonesa?

-Es colombiana.

-Ah, colombiana.

-Nos conocimos haciendo cursos. Ell vino de Colombia y yo de Argentina. Y ahí nos conocimos.

-¿Ella también es bióloga marina?

-No, ella es ingeniera en alimentos. Pero tiene alguna relación con la biología.

-Sí, evidentemente la ha tenido. A propósito, ¿cuando vos llegaste a Japón en qué hablabas?

-Los cursos básicamente eran en inglés y daban unos rudimentos básicos de japonés. Yo conocía un poquito japonés porque bueno, mientras vivía en Buenos Aires tenía unos amigos muy cercanos que tenían una tintorería y algo me sonaba en japonés. Eran de Okinawa.

-¿Y de Japón a dónde te fuiste?

-De Japón volví a Argentina cuando terminé el posgrado, ese pos doctorado lo terminé en el 2006. En Japón nació mi primer hija también en el 2005, y en el 2006 volví para Argentina.

-Con la familia.

-Con la familia que éramos tres. Éramos yo, mi señora y mi hija Bianca.

-¿Y cuánto tiempo estuviste en Argentina?

-Y, estuve del 2006 hasta el 2013. No conseguí un trabajo permanente, hacía consultorías, y bueno, después surgió la posibilidad de ir para Río de Janeiro, a la universidad como docente y como investigador.

Captura de una almeja gigante
Captura de una almeja gigante en Majuro, Islas Marshall

-¿A Brasil te fuiste?

-Ahí, en el 2013, me fui para Río de Janeiro, sí. A la Universidad de Río de Janeiro, en el norte del Estado de Río de Janeiro, a una ciudad que se llama Macae.

-Voy a hacer una especie de síntesis, ¿no? Nacido en Capital, estudiaste en Mar del Plata, te fuiste a Japón, conociste a una colombiana, tuvieron ahí una hija, la primera, se volvieron a la Argentina y de ahí se fueron a Brasil.

-De ahí nos fuimos de Argentina después a Brasil, sí. Al Norte del Estado de Río de Janeiro donde trabajé también en cultivo de peces y acuicultura en general, sí.

-Y fuiste docente ahí.

-Y fui docente también. Estuve de profesor en fisiología, en histología. Todo relacionado con la biología obviamente.

-A todo esto, ¿cómo se iba acomodando la familia? Y digo más: educación, alimentación...

-Claro. Durante el período en Argentina tuvimos dos hijas más, Nara, que la tengo acá, que me está acompañando, y Ambi. Ambi, que es la más chiquita, nació justo el año antes de irnos a Brasil. Nos fuimos adaptando, la verdad que nunca fue muy planeado, las cosas iban surgiendo e íbamos adaptándonos. Con el portugués yo tenía también algo de conocimiento, me gustó siempre la cultura brasilera, la música. Había viajado, un poquito había estudiado. Mis hijas aprendieron en la escuela, aprendieron rapidísimo, en un año ya hablaban como un carioca. Me da risa porque los mismos brasileros pensaban que ellas eran, por el acento, de Río de Janeiro. Se adaptaron, como a todo ¿no? Al principio uno tiene sus problemas o sus cambios de hábitat que necesita acomodarse y seguir.

-Estoy pensando de todas maneras que hay un común denominador, el mar. Mar del Plata el mar, Japón el mar, Brasil el mar. Y después de Brasil, ¿cuánto tiempo estuviste en Brasil?

-En Brasil estuve cuatro años. Y de ahí surgió la posibilidad. En Brasil tenía yo solo trabajo, y con Adriana, mi señora, habíamos aplicado en varios lugares buscando la posibilidad de poder trabajar los dos. Y surgió en Marshall Islands la posibilidad de trabajar como investigadores.

Trabajando en las jaulas de
Trabajando en las jaulas de cultivo de peces en Majuro, Islas Marshall

-Para, para, lo dijiste claro, como debe decirse, Marshall Islands. En las Islas Marshall.

-Perdón, en las Islas Marshall, claro.

-¿En dónde quedan?

-Es en el medio del Pacífico. Para dar una idea es a mitad de camino entre Hawái y Australia. Es un poquito al Norte del Ecuador, apenitas al Norte de la línea ecuatorial. Por dar alguna referencia ahora en Fiyi yo estaría en la misma latitud que en Bolivia, y Marshall Islands, las Islas Marshall, están al Norte de Colombia. Es pasando el Ecuador.

-O sea que es un lugar cercano a donde estás ahora.

-Sí, son cuatro, cinco horas de vuelo, sí.

-Bien. ¿Y en las Islas Marshall empezaste ya definitivamente instalado a trabajar haciendo qué?

-Bueno, en las Marshall comencé trabajando en principio buscando dentro de lo que es lo mío, cultivos de organismos marinos, especies que puedan adaptarse obviamente al común de la población para cultivo en pequeñas granjas. O sea, empecé con unas pequeñas almejas de arena que a la población, la gente del lugar, les gustaba, mucho pero ya era tan fácil de colectarlas que casi ya no había, así que empecé haciendo algunos experimentos, algunas pruebas, tratando de poder reproducirlas en el laboratorio y así poder usarlas para repoblar las áreas donde ya casi no se encuentran, y buscar alguna forma que la gente del lugar pueda tener... La mayoría, como la isla es muy pequeña, tienen un pedazo de tierra, entonces para que puedan cultivarlas en pequeñas bolsas o en jaulas en la playa.

-Las Islas Marshall. Creo que la superficie es más o menos similar a la de la Ciudad de Buenos Aires, una cosa así.

-Son 180 todas las islas, ¿no? Porque son un collar de islas dispersas. Son 180 kilómetros cuadrados, algo así.

-Ahora, lo único que me falta es que también tuviste alguna vez amigos en las Islas Marshall y por eso te las rebuscabas con el idioma. ¿En qué hablás en las Islas Marshall?

-Islas Marshall se habla en ingles pero la gente local habla marshalés que es un idioma la verdad muy complicado de aprender. Conozco los rudimentos básicos de saludos nada más: buenos días, buenas tardes, hola, ¿cómo estás? Te amo, que quiere decir tú eres mi arco iris, o sos mi arco iris.

Con alumnos en el laboratorio
Con alumnos en el laboratorio de Arrak Campus Islas Marshall

-Que lindo.

-Es bonita. Y a gente es muy amable, es muy tranquila, muy pacífica.

-¿Y cómo se adapta la familia? Vos tenés una esposa colombiana, una hija japonesa, dos hijas argentinas. Colegio, amigos. ¿Cómo se adapta el grupo familiar en las Islas Marshall?

-El primer año, como siempre, nos pasó… Creo que Brasil fue el momento que, a pesar de pensar que uno está cerca se va a adaptar fácil, fue el momento en que realidad nos movimos con toda una familia formada y costó. Y reconozco que yo pensaba que iba a ser más fácil, nos costó la mudanza y el acostumbrarnos. A pesar de ser más parecido a Argentina que Marshall. En Marshall ellas también tuvieron que aprender el inglés, porque hablaban también lo poquito que habían aprendido en las escuelas. Y el primer año fue complicado pero bueno, esa cuestión de estar todos juntos y remando para el mismo lado por así decir, dándonos soporte unos con otros. No fue ni muy fácil ni muy difícil, fue. Fluyó de la forma que tuvo que ser, nos adaptamos bastante bien. Obviamente que las culturas son muy distintas.

-Claro.

-Pero es como que era la única opción ¿no? Ponerse uno a cuestionarse o quererse volver en el medio de ese lugar era medio como imposible.

Un asado en Suva, Fiji
Un asado en Suva, Fiji

-Me estoy fijando, yo tengo aquí anotada la lista de fotos que me has mandado, hay una creo que es de la casa de gobierno en las Islas Marshall.

-Sí, es una casa enorme, toda espejada. Pero que tiene algunos problemas edilicios así que nunca está funcionando. Pero lo gracioso es, bueno, el cartel que tiene en el frente que son todas las direcciones de todos los lugares. Esa es la casa de gobierno, sí.

-Esa es la casa de gobierno. Bueno, Sergio Bolasina está en las Islas Fiyi. ¿Y cómo llegaste a las Islas Fiyi?

-Bueno, el tema era así, pasear es bastante complicado porque es un lugar muy aislado. Entonces eran nuestras vacaciones... Ahí está llegando otra de mis hijas, después te la voy a presentar... La mayor cumplía 15 años y queríamos ir a visitar a unos amigos que teníamos en Nueva Zelanda. Viajamos normalmente, ya había empezado el tema del coronavirus pero en la región todavía no había casos. Bueno, durante nuestra estadía, que fueron cinco, seis días en Fiyi, surgieron los primeros casos, cerraron las fronteras de Nueva Zelanda, se cerraron en Marshall y quedamos acá varados en Islas Fiyi.

-O sea, lo que empezó como un viaje de turismo de Marshall a Fiyi terminó en aislamiento.

-(Risas) Claro, casi una vida. Ya lo estamos tomando como una parte de nuestras vidas. Ya van siete meses casi.

Casa de Gobierno en Majuro,
Casa de Gobierno en Majuro, Islas Marshall

-¿Siete meses que están allí en las Islas Fiyi?

-Desde Marzo.

-Por lo que se ve, por el ambiente, no parece ser muy desagradable. El asunto es cómo viven, cómo te mantenes ahí.

-Bueno, te cuento así, nosotros planificamos viajar dos semanas, ir a Nueva Zelanda veinte días. Este amigo nuestro, que es también argentino y que está hace mucho tiempo viviendo en Nueva Zelanda, teníamos amigos en común, cuando se enteró de lo que nos había pasado movió un poco y nos consiguió un lugar. Estuvimos en la capital de Fiyi, en Suva, durante seis meses. Ahora este último mes nos tuvimos que mover porque ese apartamento lo estaban necesitando y ahora estamos en la costa Oeste. Estábamos en la Este que es la capital, Suva. Es un lugar menos turístico y una ciudad un poco más grande y el clima es bastante diferente, casi siempre nublado, no ves días así como acá despejado. Estuvimos seis meses. Por suerte pude combinar con la gente de mi trabajo en el college. Seguimos coordinando actividades, haciendo trabajo a distancia. Mis hijas también con la escuela están haciendo a distancia con el colegio donde estaban yendo en Islas Marshall. Y bueno, sí, la vida cambió para todo el mundo ¿no es cierto? En el caso nuestro tuvimos la suerte de estar como núcleo familiar todos juntos, como te contaba, dándonos el soporte, el apoyo unos a otros en los momentos que uno se siente capaz medio perdido, aislado.

-¿Y cómo se vive la cuarentena ahí? ¿Hay cuarentena allí? ¿Usan barbijo? ¿Cómo están con respecto a la pandemia? Que en todo el planeta es una amenaza.

-En Fiyi fue relativamente corto el tema de la cuarentena. Llegamos nosotros y hubo un primer caso que fue en una ciudad, Lautoka, que era muy cerquita de donde estábamos. Gente que venía de Estados Unidos o de Australia trajo el virus. Después de ahí nos vinimos a Suva y cuando llegamos al otro día empezaron los casos en Suva (risas). Parecía que nos venía corriendo de atrás el virus. Hubo nueve casos de gente que había venido de India, acá hay una comunidad muy grande de indios. Finalmente se cortó la ciudad casi un mes, creo que fue Abril, por ahí. La gente muy relajada, mantenía las distancias, los locales estaban la mayoría cerrados. En la ciudad barbijo es muy raro de ver salvo en los lugares públicos, la administración pública. Pero la gente común no se adaptó o no se preocupaba. La gente acá no es muy preocupada, es demasiado distendida o demasiado relajada.

Sergio en el templo Sri
Sergio en el templo Sri Siva Subramaniya Swami Nadi, de Fiji

-Bueno, el ambiente, el paisaje invita por supuesto, ¿no? Sabemos muy poquito de las Islas Fiyi. Que es muy chiquitito, que es más o menos como la provincia de Tucumán. ¿Y qué comen ahí? Porque yo te vi a vos en una foto haciendo un asado.

-(Risas) Claro. Bueno, esas son cuestiones también manteniendo nuestras culturas. Nos tratamos de calmar un poco las añoranzas. Y bueno, mi hija Antonela a veces cocina medialunas, que acá no existen, o yo me hago un asado. Conseguí un carnicero chino que me conseguía una vez a la semana vacío, esa cosas raras que pasan acá.

-¿Y el vacío ese de qué vaca, qué ganado tienen?

-Y acá hay unas vacas muy parecías a las Holando o a las Hereford, de ese estilo. El estilo de la carne es de muy buena calidad. En Fiyi nos impresionamos con la calidad de la comida ¿no? Tanto yo como mi señora trabajamos un poco con lo que es soberanía alimentaria y todo eso nos impresionó. Mismo ahora en esta época de pandemia la cantidad de recursos, que a pesar de ser tan chiquita la isla, que produce ¿no es cierto?

-¿A qué se debe eso Sergio, a la calidad de la tierra, al clima...?

-Y sí, la tierra es buenísima. La calidad de la tierra es muy buena. Las islas de acá son volcanes que todavía están sobre el mar, no como Marshall que son volcanes hundidos y generalmente surgen anillos de coral y ahí el humus es una capa finita que apenas ves, acá no, la capa de humus y de materia orgánica es grande y al calor crece todo, frutas, verduras.

Una salida de pesca en
Una salida de pesca en Arno, Islas Marshall

-¿Ah sí?

-Sí. Y el tema de la carne me sorprendió, la calidad de la carne es muy buena. La producción es muy chiquitita. Como te comentaba acá hay mucha población, la mitad de la población es hindú y no come, entonces se come más oveja o pollo. Obviamente pescado, atún que hay un montón. Carne hay poca cantidad pero la poca que hay es muy buena la calidad.

-Entre las imágenes que nos mandaste hay una de los mercados donde se ve justamente esa gran variedad de productos.

-Sí, me impresionó. Me impresionó la verdad porque es un lugar enorme y vienen los productores, hay todos los días un mercadito ahí en Suva, en la capital, pero los sábados vienen de todos los pueblitos, de todas las regiones y traen sus productos los productores directamente. Entonces tenés comida muy fresca, muy barata en comparación capaz con ir al supermercado, y lo que te digo yo, empezás a ver cosas que nunca conocías y preguntas qué es, cómo se come. Hay comidas muy buenas, la calidad es muy buena. Acá hay una comida que es el michi-michi, es como una ensalada con helecho. Es riquísima. Yo nunca había comido helecho, siempre los veía, mi mama los tenía en las macetas. Y obviamente el pescado es una comida casi de todos los días. Hay otra comida que es como un sashimi, pero bueno, con sus condimentos, pescado crudo condimentado con leche de coco, con limón, con condimentos locales, que también, muy rico.

-¿Ahí es donde cocinan sobre las piedras calientes?

-Sí, también hacen ese estilo que está en el Sur de Chile, se hace también.

-Sí claro.

-Es muy parecido, sí, sí. Hacen ese tipo de comidas y la tapan todo con hojas y tierra después.

El típico mercado de Suva,
El típico mercado de Suva, en Fiji

-Ese es el país, uno de los grandes países del rugby mundial, son muy famosos por el rugby.

-Sí, son fanáticos del rugby. Fútbol hay también, hay un poco. Pero rugby sí, y es una cosa única. El otro día justo llamamos un taxista, todos grandotes acá, en general los fiyianos son bien grandotes, y fue de la Selección de rugby y ahora es taxista acá en Nadi y conoce a toda la Selección de Argentina, fue a jugar hasta en Mar del Plata, empezamos a hablar y hasta en Mar del Plata había ido a jugar un Seven. Un jugador muy conocido dentro del rugby local ahora él es taxista acá.

-Se llama Sergio Bolasina, y bueno, es un trotamundos. Porque la pregunta sería Sergio qué pasa cuando se levante la cuarentena. ¿Se van de las Islas Fiyi y vuelven a Marshall? ¿Se quedan ahí?

-No, no, obviamente dejamos todo, tenemos nuestra vida allá, nuestras cosas, el colegio, el trabajo, nuestra casa está en Marshall, ahí en Majuro. Es una circunstancia el habernos quedado acá. Estamos obviamente hablando con la Embajada, con el gobierno de las Marshall, supuestamente va a haber alguna repatriación, todavía no sabemos bien, esperemos que sea antes de fin de año porque ya se está haciendo muy largo. Estamos esperando para volver, sí, sí. La vida va a continuar allá espero.

-Bueno. ¿Y el proyecto de la familia es quedarse en las Islas Marshall?

-Sí. Por ahora. Todavía no tenemos un plan muy diseñado, porque la cuestión con la educación de nuestras hijas en Marshall queda un poco truncada, o sea que estamos viendo. Cuando Bianca, que es mi hija mayor, termine el secundario, que es dentro de dos años, tendríamos que ver. No nos gustaría que se vaya ella sola… Estamos viendo. La idea de volver a Argentina siempre está en mí. La cuestión es tener una opción de trabajo permanente.

Zoom Sergio y Julio
Zoom Sergio y Julio

-Claro. Ahora, sabiendo algo de tu biografía, y obviamente también la de tu mujer, una colombiana en Japón, en una de esas se van para Australia, para Nueva Zelanda, que les queda un poco más cerca.

-También, sí, sí. Son opciones. Estamos viendo Nueva Zelanda. Como te comenté, tenemos un amigo ahí, Pancho, generalmente él nos visita. Él también a veces tiene trabajo y le toca ir por trabajo ahí a las Islas Marshall y es un contacto importante ¿no es cierto? No nos sentimos tan solos (risas).

-Estoy escuchando un murmullo, como que hay alguien cerca, ¿quién está por ahí?

-Acá están como reparando, ahí se ve ¿no? Unas maquinas, están ahí.

-Hay unas voces femeninas un poco más cerca.

-Ah, las voces femeninas te referís. Hay unas chicas ¿a ver?

-¿Se las puede ver? ¿Pueden entrar en la cámara?

-Sí, están acá. Son mis asistentes acá, me maquillaron…

Sergio con las dos hijas
Sergio con las dos hijas mayores

-(Risas). Hola.

-Ella es la mayor.

-¿Ella es la que nació en Japón?

-Ella nació en Japón, claro.

-Bueno. ¿Y cómo se llama?

-Bianca.

-Bianca, hola, ¿cómo estás?

-Hola.

-¿Cuántos años tiene ella?

-15.

-15. ¿Y hay alguna otra hija por ahí?

-Y acá tengo a Nara, la siguiente. Ella es argentina, marplatense.

-Y falta la tercera.

-La chiquita, que quedó con la mamá, esa es la más remolona (risas). Creo que estaba estudiando o algo.

-Bueno, francamente ha sido un gusto Sergio charlar con vos. Y si Bianca quiere entrar en la cámara seria un excelente plano para terminar la charla con este ambiente tan maravilloso de las Islas Fiyi y la imagen de la familia. Muchas, muchas gracias, y mucha suerte donde te toque la próxima, porque andá a saber dónde vas a estar cuando tengamos la próxima charla.

-Ahí está, bueno, un gusto muy grande Julio, nos vemos.

-Mucha suerte, adiós.

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