“Hace 5 días arranqué mi negocio de venta de celulares. Hoy vendí el segundo y me cagaron 215 lucas en billetes truchos. SEGUNDO. En este país no se puede confiar en nadie. Si pueden váyanse a la verga”, tuiteó Felipe Barra el miércoles 7 de octubre con una mezcla de bronca e impotencia al comprobar que los USD 1.400 que una chica le había pagado por un Iphone 11 eran falsos.
Felipe tiene 17 años, cursa el quinto año del secundario y vive con sus padres en un barrio privado de Benavídez. Inquieto y con ganas de empezar a generar sus propios ingresos, se le ocurrió montar un negocio virtual de venta de celulares. Hace apenas una semana, abrió una cuenta en Instagram y una página en Facebook para darse a conocer entre sus amigos y a partir de allí fue sumando seguidores desconocidos.
La mayoría de los productos y accesorios que comercializa son traídos desde Estados Unidos, a caja cerrada. Ofrece celulares, tablets, relojes inteligentes y auriculares inalámbricos de varias marcas, pero su fuerte son los equipos y accesorios de Apple.
“Publiqué un Iphone 11 en Facebook y una chica se contactó conmigo el 6 de octubre. Intercambiamos varios mensajes, le pasé mi celular para concretar la venta y arreglamos de encontrarnos en la puerta de mi barrio”, contó Felipe a Infobae, que reside en Santa Bárbara, una urbanización que se encuentra a la altura del kilómetro 23,2 del ramal Pilar de la Panamericana.
La supuesta compradora se hacía llamar Rocío Luna y en ese momento nada hizo dudar a Felipe de que podía tratarse de una estafadora ya que tenía 200 amigos y bastantes imágenes en su perfil. “Además, las fotos que aparecían publicadas no eran de hacía pocos días sino de meses atrás”, dijo el joven vendedor luego del revisar su perfil.
“Me dijo que no quería ingresar hasta mi casa y que prefería que hiciéramos la operación afuera del barrio. Ella estaba sola y yo acompañado por mi viejo. Cuando me pagó controlamos los billetes y ya en ese momento nos parecieron medio raros. Le pregunté a la chica si eran truchos y me lo negó. Me aseguró que los había comprado en una casa de cambio, decidí jugármela y se los acepté”, admitió el joven estafado desde su ingenuidad e inexperiencia.
Lo que la chica jamás contempló es que su rostro se haría viral en las redes luego del furioso descargo que hizo Felipe en su Twitter. De hecho, cuando él le hizo entrega del teléfono le pidió que posara sonriente con el producto en su mano y ella aceptó con gusto. “Le pedí una foto para publicar en el Instagram para que la gente sepa que soy un vendedor serio y que concreto ventas de verdad”, remarcó Felipe, sin saber que esa imagen luego le serviría para identificar a la estafadora.
“Dejo fotos de la chica. Sé que probablemente no les parezca demasiado parecida pero estoy seguro que es ella”, tuiteó Felipe junto a la imagen de Rocío Luna en la puerta de Santa Bárbara y otras de una tal Reylane Moreira, que tiene un parecido asombroso. “Dejo fotos de ella y su IG así no le pasa a nadie más. Ig @reylanemoreira”, alertó.
En la primera se la ve la Rocío Luna vestida con jeans, una remera blanca, campera de cuero y barbijo negro mientras que las demás corresponden a su cuenta de Facebook y de Instagram, donde admite que se llama Reylane Moreira y que es oriunda de Brasil pero que reside en Buenos Aires.
Los retuits de esas fotos hicieron que una usuaria la identificara y se contactara con Felipe para pasarle toda la información que sabía acerca de ella. “Felipe, acabo de ver tu tw y yo conozco a esa chica. No sé si tenés su ig o wapp te lo podría pasar”, le escribió una joven que se hizo eco de su historia.
“Es brasileña, tiene 23 años. Yo por mi parte te puedo confirmar que es ella. La conozco, la vi muchísimas veces. Ese es su perfil”, le confirmó ella para desterrar las dudas acerca de su identidad.
En menos de 24 horas y gracias a la ayuda de varios seguidores, Felipe pudo averiguar su Instagram, su Facebook, su Whatsapp, su Linkedin, su domicilio actual, su DNI y hasta que tiene permiso para comprar dólares. “Nadie tiene pero ella sí. Cuídense que tengo mi ejército de hackers”, bromeó como para descomprimir el revuelo que se había armado.
“Llamé al teléfono que me pasaron, está activo pero no me responde ni las llamadas ni los mensajes”, remarcó Felipe, quien indignado por la situación decidió filtrar su número en las redes.
Si bien hasta el momento no radicó ninguna denuncia al respecto, el vendedor de celulares adelantó que está evaluando hacerla a raíz de toda la información que pudo recopilar de este chica y que nunca se le pasó por la cabeza ir hasta su casa a enfrentarla. “Quizás ella es una simple intermediaria y hay gente más heavy detrás”, sospecha Felipe, ya que es posible que la brasileña haya recibido un pago para ir a comprar ese celular y desconocía que los dólares que le habían dado eran truchos.
A pesar de esta mala experiencia, dijo que continuará con sus negocio de venta de celulares desde el Instagram @techcloud.ar pero que tomará más precauciones a la hora de concretar las operaciones. “Lo positivo de todo esto es que me escribió tanta gente para ayudarme y solidarizarme que en un solo día la página de mi emprendimiento sumó 500 seguidores”, concluyó el joven estafado a modo de autoconsuelo.
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