En la foto, Cristian Díaz (48) está desplomado en el piso de uno de los pasillos del Hospital Complejidad VI Cutral Co - Plaza Huincul (Neuquén). Lleva puesto su equipo de protección personal: un camisolín hidrorrepelente, un par de guantes de látex, una máscara facial, un barbijo, una cofia y un par de botas. Se la tomó una de sus compañeras de la guardia, durante la madrugada del domingo 4 de octubre, minutos después de que Díaz intubara a un paciente con COVID-19.
Desde hace un par de días, la imagen de este médico comenzó a circular en redes sociales. Fue luego de que Aldo Beitia (odontólogo del hospital y amigo de Cristian) la publicara en su cuenta de Facebook. “Los médicos no dan más. Están destruídos física y psíquicamente. Es muy injusto que la gente no entienda que debe quedarse en la casa. Que no debe hacer reuniones sociales, que no tiene que dejar que sus hijos vayan a las plazas a jugar al fútbol. La pandemia es de todos. La responsabilidad también”, escribió Beitia.
Pasaron cuatros días de aquella madrugada. Ahora, quien pone en contexto es el protagonista de la imagen, que todavía está muy sorprendido por la dimensión que cobró el posteo de su amigo. La foto se la tomaron a las 3 de la mañana del domingo 4 de octubre, después de intubar un paciente con COVID-19. Tras ese procedimiento, explica Cristian Díaz a Infobae, se realiza una extracción de sangre para controlar el nivel de oxígeno y se saca una radiografía de tórax.
“Mientras esperaba esos resultados salí del sector. Pensé en sacarme todo el equipo, pero si tenía que hacer un ajuste debía volver a entrar a la terapia; entonces opté por sentarme en el piso”, relata.
“Cuando me apoyo en el suelo, mi compañera Gisele Ayunes me mira y me dice: ‘Te tengo que sacar una foto’. Al día siguiente, mi amigo Aldo, que es como un hermano del alma, me mandó un mensaje de WhatsApp para preguntarme cómo me había ido en la guardia. Le contesté reenviándole la imagen. Él me pidió permiso para hacer un posteo y yo lo autoricé, porque la realidad es que la estamos pasando muy mal. Se viven momentos muy duros”, cuenta Díaz.
Cristian Díaz nació en la provincia de Córdoba. Allí, cuenta, conoció a Alejandra: médica igual él. En 2004, mientras estaban de novios, decidieron mudarse a Cutral Co (Neuquén) donde, unos años después nacieron sus hijos: Martina (13) y Tomás (15). Paralelamente, ambos comenzaron a trabajar en el Hospital Complejidad VI Cutral Co - Plaza Huincul. Allí, además de médico clínico y cardiólogo, Díaz realiza guardias en el área de Terapia Intensiva.
La institución médica donde trabajan él y su esposa está ubicada a 10 kilómetros de Neuquén capital, entre la ciudad de Cutral Co y la ciudad de Plaza Huincul. Al principio de la pandemia, cuenta Cristian, el hospital no iba a atender personas COVID-19 sino que los iban a derivar a Zapala y a Neuquén. La realidad, sin embargo, se impuso.
Al día de la fecha, prácticamente todos los pacientes tienen COVID-19. “Hemos tenido que adaptar habitaciones de internación general con monitores y respiradores”, dice.
Según Díaz, antes de la pandemia, trabajar en una guardia “no era así de tremendo”. “Por lo general, nosotros almorzábamos y cenábamos tranquilos. Podíamos estar sentados o distendernos un rato. Ahora eso es imposible. Desde julio se volvió muy duro: no tenemos tiempo para comer, mucho menos para ir al baño. Cuando te diste cuenta, hace 12 horas que estás parado”, apunta el médico.
A comienzos de septiembre, Cristian Diaz contrajo el virus. “Caímos los cuatro”, dice el médico, en referencia a su mujer y sus dos hijos. “Los chicos tuvieron pocos síntomas. Nosotros dos, en cambio, mucho dolor de cuerpo, decaimiento (”Astenia", aclara) dolor de cabeza, fiebre, tos. Por suerte lo cursamos en casa, sin necesidad de tener que internarnos", recuerda.
En Cutral Co, explica Díaz, los casos de COVID-19 se dispararon a partir del 20 julio. Antes, habían pasado dos meses sin casos de coronavirus. “Se ve que hubo muchas juntadas por el Día del Amigo y, desde ese momento, no pararon de llegar pacientes”, explica.
De acuerdo con el último parte epidemiológico solo en Cutral Co hay 415 casos activos. En la localidad vecina de Plaza Huincul, los contagiados son 166.
“Se me han muerto muchos pacientes. Muchos de ellos eran jóvenes: gente de 50 años. Uno de los casos que más me shockeó fue el de un chico de 33. Tenía sobrepeso, pero ninguna otra patología. Una semana antes había perdido a su hermano y la semana anterior a la abuela. Todos fallecieron de COVID-19”, lamenta.
Consultado acerca de qué cree que está fallando, Díaz se sincera. “A mí me da la sensación de que hay mucha gente a la que no le importa lo que estamos atravesando. Entonces se juntan a comer asados o a festejar cumpleaños y después se enferman. A la comunidad hospitalaria y médica ese tipo de situaciones nos genera mucha angustia y enojo”, expresa.
Según el médico, uno no se contagia de COVID-19 por ir al supermercado. “Si vas a hacer compras y usás tu barbijo, tenés un rociador de alcohol en tu bolsillo y mantenés la distancia social no hay forma. La única forma de frenar la ola es evitar el contacto estrecho. Ya ni pedimos que se queden en las casas como al principio de la pandemia, pero sí rogamos que no se junten”, concluye.
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