“La pasión por el fútbol es mi conexión con nuestro país” dice Sebastián Acosta en otro video de la serie #Argentinosporelmundo, mientras comparte la explosión futbolera en los Estados Unidos.
Su papá se llama Luis Acosta y es un arquitecto argentino que emigró a Estados Unidos con toda la familia en 1999. Se radicaron en Coral Springs, desde donde “Lucho, el arqui” se convirtió en un oyente habitual a través de internet.
Una mañana de 2003 me dio una sorpresa: en un viaje de vacaciones que hizo a la Argentina, me visitó con su familia en mi programa de FM GEN.
Ese día conocí a su hijo Sebastián, que era un robusto quinceañero. Ahora, casado con Brittany y padre de Lila (3) y Ethan (1) desde Bear, Delaware, el propio Sebastián recuerda ese encuentro:
-El ambiente de la radio me hipnotizó… Los micrófonos, la puesta en el aire…
Sin embargo, por entonces su vocación ya era otra:
-Desde muy chico me encantó el fútbol… En ese momento seguía con el sueño de jugar para la Universidad de Miami… Me fui a probar a un equipo que tenía al profe Jorge Castelli como técnico. Pero el peso siempre fue algo con lo que tuve que pelear y todavía también. Esa fue la razón porque no quedé para ese equipo.
El hecho de vivir lejos de Argentina no le impidió mantener su condición de hincha de Boca:
-Ja ja, soy bostero igual que mi papá… Cuando llegó Basile en 2005, me gustaba mucho cómo jugaba ese equipo… Y también después cómo hizo jugar a la selección… Ese fue mi punto de partida como entrenador, creo que desde entonces analizo los partidos…
Antes de grabar nuestra charla por Zoom, me contó que aquella primera influencia del “Coco” estimuló una formación sistematizada:
-Fui dando los pasos sucesivos y logré varias licencias de técnico… US Soccer C License, US Youth Soccer National, Youth License, United Soccer Coaches Director of Coaching Diploma, United Soccer Coaches Level 1 Goalkeeping Diploma, United Soccer Coaches Level 1 Futsal Diploma y el ISPAS Level 1 Applied Performance Analyst… Y ahora estoy en el proceso de entrar al US Soccer B License, que es la segunda licencia más alta que podés tener.
Y agregó:
-Leo mucho online y miro muchas charlas de técnicos, hay una página que se llama “Coaches Voice” y miro mucho ahí.. Todos los años voy a una convención de técnicos donde hay muchas opiniones y demostraciones en la cancha. Como libros específicos, me gustó mucho el de Griffa sobre el entrenamiento de jugadores juveniles y ahora tengo para leer el libro de Valdano, “Los 11 poderes del líder”. Me falta comprar el de Kempes y también poder hacerle alguna entrevista para el podcast que tengo en el club.
Toda esta constelación de cursos, libros, podcasts, técnicos y licencias habilitantes parece desmesurada para Estados Unidos, un país aparentemente poco futbolero.
Sin embargo, la realidad hoy es muy distinta.
El fútbol se ha convertido en una atracción en los Estados Unidos.
Según una encuesta que hizo Gallup hace menos de dos años, ya es el segundo deporte más popular para los estadounidenses, detrás del fútbol americano y por encima del básquetbol, el béisbol y el hockey.
La estadística demuestra además que en la franja de 18 a 34 años sigue creciendo y podría superar la marca actual.
El estudio también reveló que la MLS (Major League Soccer) es la sexta liga de fútbol más vista por televisión en el mundo. Se encuentra sólo por debajo de la Liga de España, la Premier League, la Bundesliga, la Liga MX y la Súper Liga de China.
Con respecto a la televisión, una novedad en los Estados Unidos es la fuerte presencia de una cadena que ahora compite con FOX y ESPN, la denominada beIN SPORTS
Esta señal lanzó una campaña publicitaria, creada por la agencia VMLY & R, con el slogan “Hinchas Wanted”. Esa es la palabra que usan: “hinchas”, en castellano. Apunta a los aficionados latinos, que mantienen su adhesión al América de México, al Motagua de Honduras, al River de Argentina o al Atlético Nacional de Colombia. El objetivo es que se vuelquen a los equipos yanquis, especialmente a partir de la localía, y de ese modo un latino que vive en Georgia podría alentar al Atlanta o un residente en Kansas empezaría a apoyar al Sporting.
Si bien en Estados Unidos no existe el factor de la herencia que provoca que alguien se haga simpatizante de un club, por la influencia del padre o un tío, ahora el fenómeno inverso es que los hijos de los latinos se convierten en “pandilleros” (hinchas del Columbus), “galácticos” (del Los Ángeles Galaxy) o “garzas” (del Inter de Miami). Y son los hijos quienes contagian a sus padres.
A propósito del Inter de Miami, es sabido que acaba de incorporar a Gonzalo Higuaín, cuyo salario de 7 millones y medio de dólares por temporada es récord absoluto en el fútbol norteamericano.
Jamás lo hubiese imaginado Norberto Yácono, el histórico marcador de punta de River Plate, quien en 1961 fue el primer futbolista argentino que jugó en los Estados Unidos.
Hoy es indiscutible que el éxito arrollador del fútbol en los Estados Unidos se le debe a las mujeres.
Todo empezó en 1972, cuando se sancionó la Ley de Igualdad de Oportunidades en la Educación, la denominada Title XI.
Esta revolucionaria legislación prohibía toda discriminación en base al sexo en los programas de educación apoyados por el estado federal estadounidense. Y expresamente, la nueva regulación obligó a las universidades norteamericanas a “crear programas deportivos exclusivos para las mujeres, potenciando al talento femenino y permitiéndoles competir a la par de los atletas masculinos.”
Como el fútbol parecía un deporte poco violento y menos agresivo, resultó un primer paso ideal.
Así fue que las chicas empezaron a jugar al fútbol en los colegios primarios y en la secundaria. Y también en las universidades. En la actualidad, de los 30 millones de mujeres que juegan al fútbol en todo el mundo, la mitad son norteamericanas. Y ellas han transformado a sus padres y novios en futboleros.
Por supuesto, los resultados no tardaron en llegar. Estados Unidos ganó el Campeonato Mundial de Fútbol Femenino en 1991, 1999, 2015 y 2019. Y también la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1996, 2004, 2008 y 2012.
En todos estos año, surgieron verdaderas estrellas, como Mía Hamm, Aby Wambach y Michelle Akers. Hasta llegar a la actual supercrack Alex Morgan, que acaba de ser contratada por el Tottenham de Inglaterra.
Porque esa es la novedad en el fútbol de los Estados Unidos: no sólo incorpora grandes figuras extranjeras, sino que también exporta jugadores.
Otro caso es el de Christian Pulisic, conocido como el “Capitán América”. Juega en la selección masculina de USA y hace pocos días lo fichó el Chelsea que dirige Frank Lampard.
Le van a pagar más que al “Pipita”: 7.300.000 libras esterlinas por año, algo así como 9.300.000 dólares.
Este es el ambiente en el que vive y trabaja Sebastián Acosta, otro argentino por el mundo.
Más abajo, después de la transcripción, podés hacer click para ver y escuchar la charla que mantuve con él por Zoom.
Me habló de cómo se adaptó a su nueva realidad, de la familia, de las añoranzas.
Y de los sueños.
Al fin y al cabo, Vlatko Andonovsky, el actual DT de la selección femenina de fútbol de los Estados Unidos, también es inmigrante.
Quizás, la historia se repita.
La entrevista completa
—Me parece ver un arco de fútbol.
—Es verdad.
—Al menos hay un poste, un travesaño. No sé si estoy hablando con el arquero, porque el encuentro era con Sebastián, Sebastián Acosta Nijamkin. ¿Cómo estás, qué decís?
—Todo bien Julio.
—¿En una cancha de fútbol estás?
—Estoy en una cancha de fútbol, estoy en un complejo de fútbol.
—Y pero… ¿Sos el arquero? No.
—¡No, no, no, no, no! No, esos tiempos ya pasaron. En el club que trabajo, que se llama Delaware Union, estoy a cargo del programa de fútbol femenino y la parte de operación y desarrollo del club en sí.
—¡Fútbol femenino! ¿Y ahí qué sos, como el director técnico?
—Soy el director de todo el programa de fútbol femenino, donde tenemos 120 jugadoras más o menos en la parte de fútbol femenino, y aparte yo soy director técnico de dos equipos.
—Bueno, en principio estás en los Estados Unidos. ¿Exactamente en qué lugar?
— Estoy en Middletown, Delaware. A 45 minutos más o menos al sur de Filadelfia…
—Sí.
—Delaware, el primer estado que fue fundado en este país.
—Tiene mucha fama. Lo llaman “La pequeña maravilla”, ¿no?
—Sí, es un estado muy chico. La verdad que es un pueblo grande, digamos, pero la fama es que fue el primer estado.
—Sí, pero además es muy fácil hacer negocios. Hay como una fama ahí en torno de Delaware ¿no?
—Sí, es todo un tema de los impuestos. Hay muchos bancos que están, parte de las empresas están puestas acá en Delaware, en Wilmington. Muchas compañías que están fundadas técnicamente en Delaware, la verdad que me parece que es por un tema de impuestos. Es lo que me dicen, no sé.
—¿Pero vos particularmente por qué te fuiste a vivir a Delaware? ¿Cómo es tu historia?
—Bueno, yo de Argentina me mudé a… Justo cuando pasa un avión por arriba. Desde Argentina nos mudamos con mis papás a Coral Springs, en la Florida, al norte de Miami… Ahí es donde conocí a mi esposa. Hace siete años que nos mudamos a Tennessee, donde ella hacía el posgrado en la Universidad de Tennessee. Y hace cinco años ella consiguió un trabajo en la Universidad de Delaware, y acá nos mudamos.
—Ah, o sea que vos en realidad te fuiste de Argentina porque se fue tu familia, se fueron tus padres.
—Exacto. Mi papá se fue primero en el ’98 y mamá y yo en el ’99.
—Bien. Y ahí vos empezaste una vida completamente distinta, pero, ¿mantenés contacto con Argentina?
—Sí, sí, tengo mis dos abuelas, mis tíos viven en Buenos Aires, en Mar del Plata. Soy hincha de Boca así que… Hoy a la noche vamos a ver el partido de Boca. Tengo una conexión muy grande con Argentina, parte por el fútbol.
—(Asentimiento).
—Y aparte mi familia.
—Y además tu actividad, esta profesión tuya. Contá un poco qué pasa con el fútbol, porque ya la palabra “Soccer” creo que se va alejando un poquito de lado ¿no?
—Un poco, sí.
—Qué pasa con el fútbol y especialmente con el fútbol femenino en los Estados Unidos.
—La verdad que está creciendo mucho el fútbol en este país, la MLS, la liga masculina, está poniendo mucho esfuerzo en tener jugadores más jóvenes para que no sea una liga de retiro como se decía hace un par de años.
—Claro.
—Quieren jugadores más jóvenes, quieren una liga que exporte jugadores en cierto punto. Quieren jugadores americanos que puedan jugar en las mejores ligas del mundo también. Ahora el número 10 del Chelsea es americano y nació y jugó a una hora y media de donde vivo yo, más o menos. O sea que en la parte masculina están creciendo mucho y en la parte femenina también se le puso mucha atención desde el principio. Ahora, va a ser interesante en un par de años, en el próximo Mundial 2023, porque para mí el resto del mundo le está poniendo mucha más atención al fútbol femenino. Hay jugadoras americanas que se están yendo a Inglaterra en este momento a jugar a la liga inglesa, pero se le pusa mucha atención al fútbol femenino. Hay una liga que es muy buena, que acaba de terminar hace un par de semanas también, y hay jugadores buenos y la formación que tiene la parte de juveniles es muy buena en este país.
—¿Y cuál es el semillero del fútbol en los Estados Unidos? ¿Las universidades?
—Parte sí. En el fútbol masculino son los clubes de la MLS. Cada club tiene sus divisiones inferiores y de ahí intentan subir jugadores a la primera división. Hay toda una segunda división donde los equipos de la MLS u otros equipos que no tienen un equipo en la MLS también tienen una franquicia, se llama USL. O sea que hay muchos equipos que buscan generar jugadores de las divisiones inferiores. En la parte femenina es más difícil, es más en la parte del lado universitario, en el fútbol universitario donde llegan después a fútbol profesional, pero las divisiones inferiores acá, fútbol juvenil, es mucho en los estados o en las ciudades.
—Ahora claro, porque suele decirse que no hay potreros, pero yo estoy viendo que hay canchas como esa. ¿Se puede ver un poco? ¿Te puedo hacer trabajar de camarógrafo un poquito…?
—Sí sí.
—¿Para que hagas un paneo por toda esa instalación?
—Sí, tenemos tres canchas en este complejo…
—Sí.
—Las mantenemos todas nosotros, tenemos una cancha que tiene luces y después tenemos luces portátiles.
—¿Eso es pasto natural o artificial?
—Pasto natural.
—Sí, por el desgaste, parecido. Sí.
—Sí, sí, sí. Y estamos en el medio de casas. Estamos justo en el medio de un complejo donde hay un montón de casas y acá atrás estamos nosotros.
—O sea que el día que se juega un clásico, los vecinos lo pueden ver fenómeno.
—Sí, tenemos un vecino que está justo ahí atrás, que hace un par de años cuando empecé en el club, había empezado la construcción de su pileta. Pasaron ya cinco años, la pileta la terminó y tiene todo un sistema de sonido afuera, entonces a veces los días de práctica nos pone música. Cuando hay partido no, pero se sienta atrás de su casa y mira los partidos, pero los días de práctica tenemos música mientras entrenamos.
—Él se llama Sebastián. Sebastián Acosta Nijamkin. Es argentino, vive en Delaware y bueno, su historia personal y profesional está vinculada al fútbol, algo bastante poco común hace un tiempo en los Estados Unidos. Hablábamos del fútbol femenino. Ganaron copas mundiales…
—Sí.
—Hay chicas que son realmente extraordinarias y ya se habla mucho del fútbol mixto.
—Sí, sí, acá a los 8 años y depende en qué parte, en qué ciudades o en qué estados, a los 10, 12 años también se juega al fútbol mixto. Acá en nuestro programa recreacional, hasta los 8 años es todo mixto.
—¿Y le pegan bien a la pelota? Porque una vez de las tantas cosas se dicen y se repiten, y se repiten, y se repiten “Si bueno, corren, tienen sentido táctico, se preparan bien, pero no son sutiles en el toque”. ¿Eso es del todo cierto?
—A veces sí. Lo hablaba con mi papá la semana pasada, que el jugador americano encaja muy bien en el fútbol alemán, donde hay mucha estructura. El jugador americano es muy estructurado, tiene pasos que debe seguir para su lista, que tiene que chequear siempre. Mucha física, mucha dinámica en ese sentido y a veces le falta el sentido de la imaginación que necesita el fútbol.
—Claro, sí.
—Exacto, ese lo que tienen los argentinos, lo que tienen los españoles, los brasileros, esas cosas a veces les falta. Pero de a poco se va generando.
—Sebastián, y el futbolista norteamericano, tanto las chicas como los muchachos. ¿Tienen ídolos futbolísticos del mundo? Qué se yo, Cristiano Ronaldo, Messi. ¿Siguen jugadores? ¿Están al tanto de lo que pasa en el fútbol?
—Sí, de a poco va cambiando mucho eso. La verdad que osotros intentamos, aunque sea en nuestro club, generar que los jugadores empiecen a buscar otros jugadores. Ponele cuando estos cuatro, cinco meses que no estuvimos en la cancha nos reuníamos con nuestros equipos por Zoom todas las semanas y parte de lo que le dábamos para hacer todas las semanas era un calendario. Les mandábamos videos de tres o cuatro jugadores de diferentes posiciones, y siempre eran jugadores diferentes, o ya retirados o todavía en actividad, pero no videos de Ronaldo, de Messi, eran jugadores diferentes. Yo les mandaba jugadores de Argentina. Les mandé videos de Batistuta, de Caniggia, de Riquelme, entonces siempre algo diferente para que puedan generar interés de la historia del fútbol y buscar diferentes cosas. Pero por suerte hay jugadores americanos como Christian Pulisic, que juega en el Chelsea, que está generando mucha atención, está Giovanni Reyna, que está jugando en el Borussia Dortmund que también genera mucha atención. Entonces hay jugadores que por suerte están generando mucha atención y los jugadores más chicos los siguen mucho.
—Es muy curioso esto, porque estamos hablando con un inmigrante argentino que se instala en Delaware en una actividad que no es propia del lugar, ¿y qué significa para ellos que el director técnico, el entrenador de fútbol, sea argentino?
—Se sorprenden bastante. Ahora mi papá es mi ayudante de campo. Se sorprenden a veces cuando empezamos a hablar en español. Lo que les marco es que yo, en Argentina, obviamente me gustaba Boca, seguía el fútbol y jugaba un poco. Pero creo que la pasión del fútbol que tengo yo la tengo desde que me mudé a este país, como una forma de mantener la conexión que tengo con Argentina. Y eso es lo que intento marcar a los jugadores, que para mi esto es un trabajo, pero aparte de ser un trabajo y ser mi carrera, me gusta porque es una pasión para mí. Es parte de mi vida y eso es lo que intento mostrarle a los jugadores también.
—¿Y como director técnico, sos de los que está junto a la línea, hace gestos, grita, camina o sos más tranquilo?
—Depende el día, pero por lo general me muevo bastante, grito bastante, ya me calmé. Cuando empecé me movía mucho más. Ahora por suerte me calmé un poco. Lo tengo a mi papá al lado, o sea que hablo mucho con él, eso me ayuda. Pero sí, soy de moverme y de gesticular mucho con las manos.
—Mencionaste a tu papá varias veces. ¿Es tu ayudante de campo, dijiste?
—Sí.
—¿Él también tiene formación futbolística?
—No. Hubo un momento, cuando me mudé, un rumor que decían que la razón porque yo vine acá fue porque mi papá fue jugador de fútbol. Mi papá no es jugador de fútbol, mi papá es arquitecto. (Risas) Le gusta mucho el fútbol pero es árbitro. Más que cuando jugar a la pelota cuando jugábamos padres contra hijos en Coral Springs, más que eso no.
—Ah, pero es árbitro, o sea que ha hecho algo sistemático con respecto al fútbol.
—Sí.
—Hay un tema que se señala como crucial en el destino que pueda llegar a tener o no, el crecimiento del fútbol en los Estados Unidos. Suele decir que los latinos, que son muy futboleros, conservan el hinchismo por sus equipos de los países de origen. Es decir, si hay un argentino es de River o de Boca, como vos, los mexicanos que tienen tanto peso en los Estados Unidos, llevan el hinchismo por el Guadalajara o por sus equipos, y así los peruanos y los paraguayos. ¿Hay algo de eso? Porque no hay equipo de fútbol en los Estados Unidos que genere hinchas propios.
—Está cambiando. Yo tuve el placer de ir a los partidos de Philadelphia Union un montón de veces y he ido a otros estadios de otras partes. He ido a Nueva York, a Washington DC, lo que es la cancha de Washington DC ahora es impresionante, hay mucha gente hispana en los partidos, que gritan, hinchadas que gritan todo el partido, están parados tocando, tienen bombos. Está cambiando por suerte desde que nos mudamos acá hasta ahora la verdad que cambió mucho toda la atmósfera de la cancha de fútbol en Estados Unidos, está empezando a aparecer algo más como es en Sudamérica.
—Claro, o sea un poquito más de pasión futbolera ¿no?
—Exacto.
—La palabra “Hincha” que supo ser tan bella y uno recuerda aquella película de Discépolo, infortunadamente por una serie de cuestiones decayó y hasta se convirtió en barra brava, que no tiene nada que ver con el hincha de fútbol ¿no? No queremos de ninguna manera imaginar que eso pueda suceder, pero el hincha, el hincha apasionado, el hincha que deja todo en un grito. Eso todavía no se ve en los Estados Unidos.
—No tanto, no tanto. Hay algunos. Lo que falta es… Filadelfia es una ciudad muy interesante porque la gente es muy hincha de los equipos de Filadelfia. De los Eagles de fútbol americano, de los “76ers” de básquet, de los Flyers de hockey y ahora de Philadelphia Union. Ah, y de los Phillies, de beisbol. La persona que es de Filadelfia la verdad que siente el deporte como en ningún otro estado que he vivido.
—Ahora, hablemos un poquito de tu vida al margen del fútbol en Delaware, porque dicen que es un lugar muy lindo. Wilmington tiene mucha fama, ahí hay un río y además está el mar. ¿Hacés vida de playa ahí?
—La playa está más al sur. Wilmington es todo el ámbito del río, la playa está del sur a una hora y media más o menos, no mucho. Viví en la Florida a 20 minutos de la playa y no iba demasiado, y ahora que vivo en Delaware probablemente menos. Hay mucha gente que tiene casas en la playa, acá hay gente, especialmente ahora que estaba trabajando desde la casa. Hay mucha gente que se mudó prácticamente a la playa y trabajaba remoto desde su casa. Pero yo tengo jugadores que los padres tienen una casa en la playa o que alquilan una casa para todo el verano.
—¿Y cómo es tu vida familiar? ¿Vos tenés dos hijos?
—Tengo dos hijos. Layla, que va a cumplir tres años la semana que viene y Ethan que tiene un año y medio.
—Bueno, y el tema de la educación está circunscripto primero a su propia edad y además a las restricciones que todavía se aplican en los Estados Unidos.
—Sí, mi hija por suerte puede ir al jardín, empezó hace dos semanas y mi hijo se queda en la casa con mi esposa y conmigo y nos turnamos para trabajar entre los dos.
—Claro, y el régimen de comidas. Vos prácticamente has vivido toda tu vida en los Estados Unidos, es decir que la gastronomía argentina te llega por reflejo de tu papá y tu mamá.
—Sí. Sí y en realidad yo hace cinco o seis años que soy vegetariano.
—(Asentimiento)
—Entonces eso fue medio shockeante para mi papá que le gusta hacer asados. Pero por suerte mi esposa que es americana, fuimos a Argentina, cuando estabas en la radio fuimos a visitarte. Le encantó la comida argentina, hacemos empanadas en casa. O de un sustituto de carne o de cebolla. La semana pasada hicimos fugazzetta en mi casa, o sea que a mi esposa le encanta la comida argentina.
—Claro, además vos sabés perfectamente que hay parrillada de vegetales que…
—Sí, también.
—Si está bien hecha es buenísima.
—Sí, sí, sí. La verdad que…
—A eso no te animaste todavía.
—No, no tanto. Soy vegetariano pero mucho los vegetales no me gustan. (Risas) Es un problema que tengo con ciertos vegetales, pero por suerte la pizza sí me gusta, entonces con eso andamos bien.
—Bueno. Con el tema de la pizza se plantea algo similar con lo que pasa con el fútbol en los Estados Unidos ¿no? Hay mucho entusiasmo, mucho movimiento, pero el producto…
—Le falta. A veces le falta. Esa es la pregunta que se hace mi esposa, especialmente cuando estuvo en Argentina, le fascinaron las heladerías, que acá existen pero no es lo mismo. Ella dice “No entiendo cómo puede que en otro país haya otras cosas que en este país no”, y supuestamente acá tendría que haber todo y no hay. La pizza y el helado son las dos cosas que… Eso y el delivery. Acá no podés pedir que te lleven helado a tu casa como en Argentina.
—Mirá vos. Entonces habrá que pensar en una actividad dado que Delaware tiene tantas facilidades para los negocios, habrá que pensar en una inversión que combine fútbol, pizzas y helados.
—Sería interesante, la verdad que sí. A mi me gustaría, yo sería el primero en invertir.
—Además tendrías una participación activa como director técnico y además probando la calidad de los productos.
—Claro, consumidor. Totalmente, totalmente.
—Me falta saber cuál es tu modelo como entrenador. Mourinho, Zidane, el Cholo, para no ir más atrás y preguntarte Menotti o Bilardo, que está superado eso. Pero de los de hoy, ¿cuál es tu técnico preferido? ¿Gallardo?
—Me gusta, me gusta estudiar mucha gente… He visto muchos documentales, ahora estoy viendo un documental de Mourinho de su primer año en Tottenham, vi el documental de Bielsa cuando estuvo en Leeds el primer año y creo que hay un entremedio entre… A mi me gusta tener la pelota, yo como ídolo lo tengo a Riquelme, entonces para mí la idea de jugar con un enganche, con alguien que tenga una pausa en un partido de fútbol me gusta. Pero al mismo tiempo me gusta atacar constantemente, o sea que algo entre Bielsa y Mourinho, por ahí, más o menos.
—Es un buen término medio, eh.
—Sí, por ahora funciona.
—¿Y la presencia del Tata Martino en los Estados Unidos, significó algo importante en la evolución del fútbol de ese país?
—Sí, sí por él y por el equipo. Por lo que generó Atlanta con un estadio impresionante, la forma que todos los partidos de ese año se vendieron todas las entradas de esos partidos y generó otro estilo de juego. Generó el pensamiento en el fútbol americano, que eso es lo que faltaba, muchas, siempre antes era mucho pegarle a la pelota e ir corriendo, pegarle a la pelota e ir corriendo.
—Sí, sí.
—Generó que los jugadores piensen y eso cambió mucho, y considerando que al primer técnico que tuvieron después de él lo echaron hace poco, lo extrañan todavía en Atlanta.
—Sí, además hay que decir que tenía dos o tres jugadores muy buenos.
—Sí, que eso es lo que acaba de generar la liga americana. Pity Martínez se acaba de ir a Arabia y había llegado hace un par de años nada más, y lo vendieron por mucho más de lo que lo compraron a River.
—Claro, claro. Bueno, yo no te quiero robar más tiempo porque no sé si hoy tenés entrenamiento. ¿Cuántas veces por semana entrenan?
—Tres. Tres veces por semana.
—¿Y qué hacen? ¿Todo físico o también hacen táctica?
—Los lunes es una práctica individual con parte de regeneración física después de haber jugado partido o sábado o domingo. Los martes empezamos a entrenar un poco más fuerte y los jueves, hoy a la noche, es la práctica más fuerte que tenemos, donde nos preparamos para el fin de semana.
—Yo no sé cuántos técnicos argentinos habrá en los Estados Unidos, no sé si demasiados.
—No, no muchos. En la Florida había muchos más que en Delaware, eso te puedo asegurar. En Delaware creo que hay dos o tres argentinos y uno soy yo y otro es mi papá. Ah y mi hermana, mi hermana. Somos cuatro o cinco, muchos más que eso no hay.
—¿Cuántos años tenés vos?
—32.
—Ah, entonces a lo mejor estamos haciéndole el primer reportaje al futuro gran director técnico de la Selección de Fútbol de los Estados Unidos.
—Puede ser, la verdad que es un sueño. Dirigir una selección de algún país es un sueño para mí, sería un sueño.
— ¡Ojalá que se te cumpla Sebastián! Y muchas gracias por este rato, hacemos un clic y viajamos para encontrar a los argentinos por el mundo. Muchas gracias y mucha suerte.
—Gracias Julio.
—Hasta muy pronto.
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