“¡Quiero prestarles el vientre!”, les dijo Luciana Correa (34) a Víctor Aráoz (30) y Ezio Quijano (34) cuando supo que, al año de casarse, sus amigos deseaban convertirse en padres. Unas horas antes habían compartido una comida y ellos le contaron lo inaccesible que les resultaba costear un tratamiento de subrogación de vientre en los Estados Unidos. El mayor anhelo de la pareja se desvanecía. Habían intentado la adopción, pero las trabas burocráticas también hacían que el camino a ser padres fuera cada vez más lejano.
Conmovida por aquello que sus amigos habían contado en la mesa familiar, Luciana se quedó pensando en la subrogación y le dijo a Eduardo, su marido, que quería ayudarlos a ser padres y prestarles su vientre. Estaba segura: es madre de cuatro hijos y no quiere más, pero la sola idea que esas personas tan queridas pudieran cumplir el sueño de convertirse en papás la llenaba de emoción y sintió que podría ayudarlos. Eduardo le dijo que la apoyaría en todo lo que ella decidiera. Se lo contó a sus hijos, de entre 18 y 3 años, y estuvieron de acuerdo.
“Los llamé por teléfono y les dije que quería prestarles mi vientre. Me dijeron que lo iban a pensar. Pero no lo pensaron mucho porque a la media hora me llamaron llorando de emoción para decirme que sí. Al poco tiempo empecé el tratamiento”, resume Luciana a Infobae y cuenta que antes hubo dos intentos fallidos y que recién la tercera implantación fue la exitosa. El 10 de febrero supo que estaba embarazada por una prueba casera.
“Enterarnos nos llenó el emoción. ¡Fue un momento que no puedo describir! Apenas supimos la fecha de la primera ecografía sacamos pasajes para viajar a Mendoza en la última semana de marzo, pero días antes comenzó la cuarentena y no pudimos ir”, recuerda con angustia Víctor Aráoz en diálogo con Infobae.
Recién pudieron reunirse con Luciana el 11 de septiembre tras un viaje que resultó una odisea debido a un error de la app CuidAr. “Nos hicimos el hisopado 48 horas antes del día previsto para viajar, pero cuando ingresamos los datos por error marcó que éramos positivo. Teníamos todos los permisos en orden y eso lo anuló”, cuenta angustiado el futuro padre primerizo. Tanto viaje tiene su explicación: su hija deberá nacer en CABA ya que aquí existe la ley que dispone que los bebés nacidos por gestación solidaria puedan ser anotados como hijos de los padres que manifestaron su consentimiento de tener su voluntad procreacional. En otra provincia esto no es posible.
Al otro día, los tres amigos y dos de los hijos de la mujer emprendieron el viaje a Buenos Aires para dar a la luz a Pilar. “En junio saqué pasaje aéreo para viajar en la semana 34, pero aún no abrieron los vuelos y la única alternativa era viajar en auto”, dice Luciana. Debieron manejar más de 1.770 kilómetros por cuatro provincias a contrarreloj porque ya estaba en la semana 34 de gestación y temían que los nervios complicaran las cosas. “En San Luis tuvimos 9 horas de espera. ¡Fue terrible! Por suerte no pasó nada y el viaje, pese a ese tiempo perdido, fue tranquilo”, recuerda la mujer sobre las horas que debieron esperar al patrullero que los escolte hasta Córdoba.
Pilar deberá nacer en CABA ya que aquí existe la ley que dispone que los bebés nacidos por gestación solidaria puedan ser anotados como hijos de los padres que manifestaron su consentimiento de tener su voluntad procreacional. En otra provincia esto no es posible.
Cuenta regresiva: cómo viven los días previos al nacimiento de Pilar
“¡Se adelantó! ¡Pilar quiere nacer antes!", le dijo emocionado Víctor a Infobae. La fecha prevista era para el 14 de octubre, luego, la obstetra fijó fecha para el 10, pero en la última consulta y debido a las contracciones de Luciana decidió que, si no se adelanta para el próximo lunes 5, Pilar llegará por cesárea el miércoles 7 de octubre en una clínica de la ciudad de Buenos Aires.
“Estamos nerviosos, ansiosos, asustados también por saber que pronto una personita dependerá cien por ciento de nosotros, pero sobre todo muy, pero muy emocionados por darnos cuenta que el sueño de ser padres se hará realidad”, revela conmovido Víctor mientras termina de preparar el cuarto de Pilar en casa de sus padres, en Lomas de Zamora, donde pasarán el próximo mes.
Instalada en el departamento de sus amigos -del que se mudarán en noviembre-, Luciana está tranquila y contenta porque entiende que su acto de amor está haciendo feliz a dos personas que ama. “Todos me preguntan qué pasará cuando nazca la beba y siempre repito: desde el primer momento sé que es hija de ellos. Yo sólo le presté mi panza. ¡Y cuando nazca seré la tía!”. Segura de la decisión que tomó, ella y su familia, la mujer dice que de la misma manera se lo explicó a sus hijos, a los menores sobre todo.
“Ellos saben que Pilar es la primita y que yo sólo le presté mi panza, que es ahora para ella como su casita hasta que naciera. Saben que la seguirán viendo y que sus tíos son los padres, y los chicos lo entienden perfectamente”.
Luciana, Víctor y Ezio -que desde que se hicieron amigos se sienten una gran familia- llevan solo dos años de amistad. Se conocieron en Mendoza, de donde Luciana y Eduardo (su marido) son oriundos. Los chicos de Lomas iba de viaje cada año para visitar a sus familiares, vecinos del matrimonio mendocino.
“Los conocíamos de vista y siempre nos cayeron bien. Un día los vimos cuando iban al Cerro de la Gloria y los llevamos. Desde entonces somos amigos. Nos visitamos muy seguido”, admite la mujer que no se cansa de repetir que desde que supo el deseo que tenían de ser padres siempre pensó, de alguna manera, cómo ayudarlos.
“En la semana 14, Luciana supo que era una nena... Teníamos pensado el nombre para el varón, pero no estábamos decididos por un nombre para nena. Estábamos entre Victoria y Pilar, y quedó Pilar porque nos gustó el significado: el pilar de la familia. Y así será... Pero familia no sólo de tres, nuestra, sino de todos porque si no hubiera estado Luciana con su deseo de prestar su pancita, su marido para aceptarlo y ayudarla en ese proceso previo y durante todo el embarazo y sus hijos que están ansiosos por conocer a su primita, esto no hubiera sido posible -se emociona- ¡No me alcanzará la vida para agradecerles por lo que quiero, no hay manera de hacerlo”, dice muy emocionado.
“Primero pensamos en adoptar, pero la burocracia no nos lo permitió. Y pensamos en la subrogación, fue siempre nuestro deseo ser padres. Comenzamos buscando opciones en el exterior, pero los tratamientos son realmente muy costosos (por ejemplo, en Estados Unidos van de U$S 100 mil en adelante). Por eso nos pusimos a investigar, nos asesoramos y decidimos hacerlo acá”, recuerda Víctor.
Todo este proceso, reconoce Luciana, fue también posible gracias al apoyo incondicional de su familia. “Nunca me importó el qué dirán. Tuve cuatro embarazos y partos hermosos, y mi cuerpo vuelve rápido a la normalidad. La idea de darle la oportunidad a una persona de tener un hijo me parece hermosa. Me hace feliz y sentir bien”, afirma la mujer que es acompañante terapéutica de adultos mayores.
Respecto a su familia, en particular, la mujer asegura que contó con el apoyo de sus hijos y de su marido, con quien está en pareja desde hace 16 años. “Mi marido es especial. Siempre me apoya en mis decisiones y sabía que me gustaba la idea de subrogar mi vientre porque lo habíamos hablado desde que Marley, el conductor, fue papá a través de este mecanismo”, señala con dulzura.
Victor y Ezio se tomarán días de licencia para disfrutar los primeros días de Pilar. Los padres de Víctor los ayudarán el primer mes y anhelan que para esa fecha abran los vuelos de cabotaje porque la mamá de Ezio -que vive en Corrientes, es viuda y perdió a un hijo- desea con ansias llegar para conocer a su nieta.
“Lo que más desea es estar con ella. Ya nos contó que le preparó un cuarto a Pilar en la casa... En todos estos años a nosotros nunca nos preparó una habitación, pero para la nieta lo hizo”, bromea Víctor sobre el hermoso gesto de su suegra.
En pocos días, Víctor y Ezio se convertirán en padres gracias al amor de Luciana, la amiga que quiso ser parte del mejor momento de sus vidas. “No hay palabras para describir a Luciana y su familia. En Argentina se puede subrogar, no está prohibido. Ojala nuestra historia sirva para todas las personas que desean formar su familia y tienen la suerte de tener en sus vidas a alguien como Luciana”, finaliza.
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