Miqueas Lionel Alvarengo tiene dos años y aún no entiende todo lo que sucedió en los últimos 14 meses, en donde una serie de diagnósticos pusieron en riesgo su vida pero nunca le borró la sonrisa de su rostro.
En junio de 2019, junto a Brian y Evelyn, su padres, debió mudarse a la ciudad de Buenos Aires desde su Ushuaia natal para realizarse una punción medular. “En un control pediátrico nos dijeron que presentaba tres valores en sangre que no eran normales. Vinimos acá y en el Sanatorio Güemes le realizaron una punción medular. A los pocos días nos contaron que tenía leucemia mieloide aguda", relató su papá a Infobae.
La causa de Miqueas se volvió la de toda una provincia. En Tierra del Fuego hubo colectas, donaciones y un sinfín de ayudas para que Brian y Evelyn pudieran comenzar una nueva vida en Buenos Aires. "Vinimos con la mentalidad de que si era leucemia nos teníamos que quedar. Miqueas es el segundo bebé derivado con leucemia de la provincia. Tuvo tanta repercusión que en nuestros trabajos entendieron lo que pasaba. Nos dieron una mano inmensa para que podamos venir sin perder nuestros laburos”, contó Brian.
Los tres junto a Agostina, la otra integrante de la familia de siete años, se mudaron a Palermo. “A las dos semanas comenzó con la quimioterapia. El tipo de leucemia que tuvo es muy agresivo. Una leucemia de adulto, por eso era una sesión por mes que duraba cinco días. Tardaba tres o cuatro semanas en recuperarse. Y así estuvo cinco meses; de julio a noviembre”, dijo su papá.
Durante el tratamiento el niño padeció una serie de complicaciones. Los médicos detectaron algunos virus intrahospitalarios en su organismo y que, luego de la remisión del cáncer, la leucemia había vuelto a tomar el 33% de la médula ósea.
“Nos explicaron que con las punciones la médula siempre quedaba limpia. Empezó a marchar todo bárbaro y planeábamos regresar”, indicó Brian. La familia, a pesar de lo estipulado, se quedó a pasar las fiestas en la Ciudad, lejos de sus seres queridos.
En enero de este año los médicos les comunicaron que la única salida era conseguir un trasplante. Ante la complejidad de este nuevo proceso, Miqueas fue trasladado del Güemes al Hospital Italiano. Brian y Evelyn se sometieron a los exámenes de histocompatibilidad para saber si alguno podía ser el donante. Al hombre de 25 años le dio un 70%, aunque el riesgo era muy grande.
La familia recibió la noticia de que el cáncer podía volver a aparecer. Era una posibilidad. Por eso los padres asumieron que lo mejor era buscar otro donante. Pero antes había que limpiar la médula, por lo que Miqueas se sometió a otros cuatro meses de una quimioterapia salvaje.
“Seis meses duró la búsqueda. Hasta que nos contactaron del INCUCAI (Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante) para decirnos que una mujer en Alemania iba a donar su médula, la cual tenía un 100% de compatibilidad. Por seguridad no nos informaron nada de ella, sólo supimos que se internó tres semanas para evitar contagiarse el COVID-19 y poder donar”, explicó Brian.
“Miqueas es un paciente ideal, siempre está predispuesto. En cada quimio siempre estuvo tranquilo, aunque le deterioró el corazón, el cual no funciona al 100%. Por eso las sesiones de quimioterapia que continuó en el Güemes, fueron más suaves”, agregó el padre del niño.
Mientras aguardaban el trasplante surgió una nueva complicación: a Miqueas le descubrieron una fractura en su pierna derecha y el daño en su corazón se transformó en una cardiopatía. “Lo de la fractura nunca supimos cómo fue. Le hicieron una placa por un lesión ligamentaria en el tobillo y apareció”, sostuvo Brian, quien continuó: “Por esos estudios descubrieron que también era positivo de coronavirus. Asintomático, pero tenía el virus".
Debido a la condición de su corazón, la cirugía fue de alta complejidad. A las pocas horas, los papás de Miqueas recibieron la noticia de que la misma había salido perfecta. “Le ganó a todo, es un verdadero campeón. Sus valores en sangre comenzaron a recuperarse y el examen de laboratorio que se hizo esta mañana le dio muy bien. Se hace dos por semana, porque tenemos el alta ambulatoria en Buenos Aires pero no estamos aptos para regresar a Ushuaia”, indicó el papá del niño.
Y concluyó: “Le gusta mucho escuchar música. Es pasar de Ciro y Los Persas a Mala Fama o Los Palmeras. Le gusta mirar a Topa. Los juegos de encastre, eso le fascina. Y mirar cómo gira el lavarropas, no sé por qué. Pero lo que más le gusta es reírse, eso no lo dejó de hacer nunca”.
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