Cuando se despidieron el 29 de febrero, Cecilia Gómez Pietra (31) y Sebastián Jorge Giacobbe (30) eran un puñado de ilusiones. Un mes y medio antes, en enero de 2020, un test de embarazo les confirmó lo que tanto anhelaban: iban a ser papás.
Ella de Argentina, él de Uruguay; la partida del charrúa iba a ser un viaje fugaz entre Capital Federal y Montevideo, pero quedaron separados por el cierre de fronteras dispuesto como medida de seguridad para impedir el avance del COVID-19.
Al no disponer de libreta de matrimonio o certificado de concubinato, Cecilia y Sebastián no se ven hace siete meses y, por lo tanto, no pudieron compartir el embarazo de su primer hijo. Ecografías, patadas, antojos: todo fue vía WhatsApp. Incluso la elección del nombre, después de que les confirmaran el sexo.
¿Lo peor? En su último control obstétrico, el médico de Cecilia le programó una cesárea para el próximo 20 de octubre. En plena cuenta regresiva, la pareja teme que él no pueda estar presente en el parto. Su miedo tiene fundamentos: hace meses que Sebastián intenta que le aprueben un permiso especial para entrar a Argentina. Todavía no se lo concedieron.
Cecilia y Sebastián se conocieron en Capital Federal a través de amigos en común. Ella es ama de casa y mamá de dos niños de su matrimonio anterior. Él es chofer de Uber. Desde 2017 -cuenta ella- conviven en el barrio porteño de Belgrano, como una familia ensamblada.
“Él va y viene de Montevideo todo el tiempo. Lo hacía desde antes de conocerme: siempre estuvo mitad en Argentina y mitad en Uruguay. Pero jamás tramitó su documento, era un pendiente que tenía”, lamenta Cecilia en charla con Infobae.
La última vez que estuvieron juntos, ella transitaba la sexta semana de gestación. “Buscamos este bebé con mucho amor. Sebas, que todavía no tenía hijos propios, estaba re contento”, dice Cecilia.
La noche previa a la partida, la porteña y el charrúa se sacaron una foto frente al espejo. En la imagen, él le bordea la panza con ambas manos. “Es la única que tenemos de todo el embarazo”, se aflige Cecilia. Sebastián no se queda atrás.
“Tengo una angustia horrible. No sé lo que se siente cuando tu hijo te patea la mano”, dice. Hace una pequeña pausa e intenta aportar cierto optimismo. “Lo único positivo de todo esto es que Ceci nunca tuvo complicaciones. Dentro de todo lo malo, me tranquilizada saber que tanto ella como el bebé están bien”, agrega.
Al momento de hablar con Infobae, el miércoles 30 de septiembre, Sebastián logró que lo recibieran en una de las oficinas del Consulado General de la República Argentina en Uruguay, ubicado en la calle Wilson Ferreira Aldunate 1281 en Montevideo. “Me dijeron que le iban a dar prioridad a mi caso, pero que la última palabra la tiene Migraciones Argentinas”, explica.
"Hace meses que intento tramitar este permiso: ya perdí la cuenta de la cantidad de mails que mandé. Como no tenemos libreta de matrimonio, ni certificado de concubinato me pidieron que llevara pruebas para acreditar que entre Cecilia y yo hay un vínculo. Llevé desde pasajes antiguos hasta ecografías”, apunta Sebastián que, en su desesperación, decidió contratar un abogado.
Los padres de Sebastián, sus abuelos y sus tres hermanos, tampoco la están pasando bien. “El bebé en camino es el primer nieto y sobrino de la familia. La situación es angustiante para todos. Incluso para mis hijos, que lo quieren como a un padre. Todos los días me preguntan: ‘¿Cuándo viene Sebas? Cuándo se termina el coronavirus?’”, cuenta Cecilia, acerca de los interrogantes de sus hijos de 6 y 13 años.
Para ella también fue muy duro transitar todas las semanas de gestación sola. ¿Su único consuelo? "Por un tema de protocolo, hay muchas clínicas no dejan pasar a los padres a presenciar los estudios. Si Sebas hubiera estado acá, no hubiera podido entrar a las consultas conmigo”, dice Cecilia, y cuenta que, cada vez que se iba a hacer una ecografía, pedía permiso para hacer una videollamada. “Fue la forma que encontramos para que él pudiera conectarse con el bebé”, agrega.
Del otro lado de la pantalla, su pareja desde hace tres años, se emocionaba de alegría, pero también de tristeza.
Hacia el final de la comunicación Cecilia Gómez Pietra hace público su pedido a las autoridades. “Que se apiaden. Le están sacando el derecho a un padre de ver nacer a su hijo", dice.
Sebastián, después de la reunión que tuvo en el Consulado, está un poco más confiado. Según le explicaron, además del pedido excepcional para tramitar la visa de residente que lo habilite a cruzar las fronteras, tiene otra carta para jugar. “Es un trámite que tendría que hacer a través de un escribano que declare y certifique que soy pareja de Cecilia. Ella tendría que hacer lo mismo allá”, cuenta.
Según pudo averiguar Infobae, en Argentina ya tomaron nota del caso y, por su premura, van a darle prioridad a la situación. De ser así, el uruguayo tendría que afrontar el costo del visado, que ronda los 550 dólares.
Mientras tanto la pareja sueña con el reencuentro para recibir juntos a su bebé, un varoncito al que llamarán Benjamín.
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