Son tres amigos -ahora socios- que nacieron en Venezuela y salieron de su país en busca de nuevas oportunidades. Llegaron a nuestro país en 2015 y fundaron una agencia creativa de contenidos digitales. Al tiempo de andar, la rebautizaron con una palabra que les resultó graciosa y escuchaban muy a menudo en las charlas con los porteños: El Kilombo. Y fue un suceso. Hoy tienen 3.8 millones de seguidores en Instagram y hacen los memes más virales de Latinoamérica, y en especial, de la Argentina.
Sus memes propios son audaces, creativos e ingeniosos, y su perfil en las redes es muy conocido. Pero poco se sabe de sus creadores. Son tres millennials ambiciosos que se esconden detrás de la marca -Gabriel Gagliardoni (28), Edgar Anzola (32) y Javier Ríos (32)-, arribados desde Caracas en busca de mejores condiciones de vida, un soplo de libertad y las condiciones para cumplir su sueño: crear un espacio digital innovador.
Gabriel estudió Ciencias Económicas, aunque dejó la carrera poco antes de recibirse, Edgardo ingresó en Ciencias de la Comunicación, pero tampoco la concluyó. El único que tiene un título universitario es Javier, que siguió el camino de la Ingeniería Geofísica.
El 12 de mayo de 2015, juntos en el mismo vuelo, aterrizaron en Ezeiza con su ambicioso proyecto en mente. En Venezuela quedó toda la familia y amigos. “De la necesidad llega el cambio”, sostiene Gabriel, uno de los cofundadores. “La crisis vivida en Venezuela nos impulsó a buscar otro rumbo hacia el crecimiento, entendimos que siguiendo en nuestro país eso no llegaría nunca”, completa Gagliardoni.
Desde Caracas, previo a la gran mudanza de país, dieron el primer paso del éxito. Viendo modelos internacionales como los de Estados Unidos, decidieron replicar una versión local e inventaron su propio trabajo. “Instagram no era el boom de hoy, pero vimos la oportunidad y nos lanzamos. Abrimos un espacio que llamamos @chistesargentina, para de esta forma empezar a segmentar desde un inicio el público objetivo. Una vez que llegamos a los 100K (en apenas 8 meses) cambiamos el nombre a El Kilombo”, recuerda uno de los creadores.
Llegaron a Buenos Aires con apenas algunos ahorros -unos dos mil dólares-, sin contactos ni referencias, a un país desconocido para ellos. Era la primera vez que pisaban el suelo argentino.
La inversión monetaria fue cero, sin embargo lo hicieron en horas de trabajo autodidactas para conocer el universo digital y sobre todo las costumbres y la idiosincracia argentinas. “Aunque seamos latinos no tenemos mucho en común, el argentino tiene hábitos mucho más europeos, es híper sociable y muy activo en cuestiones políticas y sociales”, reconoce Gagliardoni sobre lo que fue uno de los mayores desafíos de la marca.
Gabriel, Edgardo y Javier se definen como autodidactas, y siguen a los grandes líderes empresariales y filantrópicos como Bill Gates o Jeff Bezos. “Entendimos que la formación no sucede solo en una institución. Leemos mucho, investigación más, y estamos siempre actualizados. Tenemos prácticas saludables como la meditación, la buena alimentación y el ejercicio físico diarios, eso hace al todo”.
Reírse de uno mismo
Desde que las redes sociales se adueñaron de la comunicación, la forma de conectarse con el público cambió. El contenido al estilo meme -donde el humor siempre está presente- cautivó rápidamente al público nacional, generando una comunidad.
Los que más gustan o tienen mejor desempeño son aquellos que hacen referencia a situaciones del momento o apelan a la identificación: “Hay centenares de miles de personas que se sienten identificadas con problemas en las rodillas o el corte de cabello de la cantante Dualipa”.
En definitiva, todo se trata de reírse de uno mismo. “Somos humanos y a pesar de ver el mundo de distintas ópticas, lo que nos sucede es muy parecido: trabajo, relaciones, entretenimiento”, coinciden sus creadores.
Para los tres socios, las imágenes de humor son susceptibles de tener más éxito, porque generan conexión emocional. La comprensión de la propagación de los memes corre en paralelo con la comprensión de la cultura humana. “Se genera una conexión emotiva instantánea a través de las imágenes, porque en definitiva somos todos seres humanos que vivimos lo mismo”, sostienen.
El trío disfruta del vínculo logrado a través de las redes. "Para nosotros es un placer entregarle a la gente mini instantes de humor y diversión mientras los motivamos a tomarse las cosas menos en serio. Si no podés reírte de vos mismo te estás perdiendo el mejor de todos los chistes. Como decía nuestro anterior slogan, “si la vida es así, reíte y seguí”.
Hoy ya son casi diez personas en el equipo: creadores de contenido, un director comercial y de alianzas, un director de la vertical de viajes y un encargado del manejo de colaboraciones con artistas, influencers y celebrities. Las grandes marcas los convocan para generar contenido que conecta con las emociones a través del humor, y tienen ingresos de hasta dos millones de pesos mensuales.
A pesar del desarraigo, coinciden en que la decisión de emigrar por una mejor calidad de vida y proyección laboral fue acertada. “La Argentina nos dio grandes posibilidades, y nuestro proyecto nos abrió puertas, contactos y grandes amistades”.
Suenan a lo grande cuando dicen que desean “tener dinero para limpiar todos los océanos u otro proyecto con impacto medioambiental”, pero a corto y mediano plazo son más terrenales: “nos gustaría conquistar y replicar el modelo del mercado norteamericano, y para eso deberíamos, en unos años, mudarnos allí”.
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