Hubo vencedores y vencidos: tras el golpe del 16 de septiembre, vino una ola de represalias de la Libertadora

Pese al eslogan de Lonardi, apenas derrocado Perón, no hubo misericordia con los peronistas. Aun así, el primer presidente de facto fue visto como demasiado débil: lo sustituyó Aramburu con su decreto 4.161

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El Alte. Isaac Rojas. Para ciertos sectores de la elite argentina, la caída de Perón fue una fiesta
El Alte. Isaac Rojas. Para ciertos sectores de la elite argentina, la caída de Perón fue una fiesta

Con la llegada del peronismo a la presidencia en 1946, las estructuras sociales, económicas y culturales del país cambiaron para siempre. El gobierno de Juan Domingo Perón representaba a los obreros y a las clases populares que por primera vez tenían poder y participación política en la Argentina.

Sin embargo, un amplio sector social profesaba un marcado anti peronismo, que alcanzó su punto máximo el 16 de junio de 1955 cuando aviones de la Marina de Guerra iniciaron el bombardeo sobre Plaza de Mayo con el objetivo de matar al Presidente. Si bien no lo lograron, el brutal ataque dejó un saldo de más de 350 muertos y más de 1.000 heridos y, desde aquel día, se volvió insostenible el clima de guerra civil.

Ante otro inminente levantamiento militar, el secretario general de la CGT, Hugo Di Pietro, propuso a Perón formar las milicias populares para defender al gobierno democrático, pero la idea fue rechazada por el General, que más tarde explicaría que no quería generar un mayor derramamiento de sangre.

La Marina no esperó más y, al mando del contraalmirante Isaac Rojas, dispuso la fecha del 16 de septiembre para el levantamiento, al que también se sumaron el general (RE) Eduardo Lonardi y un dubitativo Pedro Eugenio Aramburu, que creía que el golpe no tendría éxito.

En las primeras horas del 16, la Armada se sublevó en sus bases de Puerto Belgrano y Río Santiago, y Lonardi logró conquistar la provincia de Córdoba. Pero, liderado por los generales Lucero, Embrioni, Sosa Molina e Iñiguez, la mayoría del Ejército aún era leal a Perón. Días después, la Marina bombardeó objetivos estratégicos en la ciudad de Mar del Plata y amenazó con más bombardeos sobre Buenos Aires.

Los bombardeos a Plaza de Mayo en junio de 1955 dejaron muchos civiles muertos y una impresión indeleble en Perón
Los bombardeos a Plaza de Mayo en junio de 1955 dejaron muchos civiles muertos y una impresión indeleble en Perón

Luego del feroz ataque sobre la Plaza de Mayo, y con temor de nuevas masacres por parte de la Marina, Perón presentó su renuncia al general Lucero, aceptada por una Junta de generales. Insólitamente, el secretario general de la CGT, Di Pietro, no llamó a una huelga general, sino que pidió cordura y que los trabajadores permanecieran en sus casas, mientras que Perón decidió buscar refugio en la embajada de Paraguay y partió para ese país, donde comenzó un exilio que duraría 17 años.

Con el presidente legítimo fuera del poder, asumió de facto la titularidad del Poder Ejecutivo el general Eduardo Lonardi el 23 de septiembre y dio inicio a la autodenominada Revolución Libertadora. Lonardi declaró que no habría “ni vencedores ni vencidos”, y agregó una frase muy poco recordada, pero con la que calificó a millones de argentinos que militaban en este movimiento: “Con la caída del peronismo se termina con el mal gusto argentino”.

Pero sí hubo vencedores y vencidos.

Campaña de desprestigio y cárcel para Ramón Cereijo, ministro de Hacienda de Perón hasta 1952 y luego decano de la Facultad de Ciencias Económicas
Campaña de desprestigio y cárcel para Ramón Cereijo, ministro de Hacienda de Perón hasta 1952 y luego decano de la Facultad de Ciencias Económicas

Para la élite, beneficiaria de un país para pocos, la “negrada” y el “aluvión zoológico” se volvieron una imagen insoportable. Para los sectores de la alta sociedad argentina, la caída de Perón fue una fiesta. Con el General fuera del país y lejos del poder, los vencedores no tuvieron ninguna misericordia con los vencidos y se desató una ola de odio que golpeó a muchos sectores de la sociedad.

Encarcelaron a todos los diputados, senadores, ministros, intendentes y gobernadores peronistas de todo el país. Fusilaron al secretario general de la CGT de Azul, Manuel Chaves. Saquearon las casas de varios funcionarios peronistas como Ramón Carrillo, Raúl Apold, Ángel Borlenghi, Oscar Nicolini y Franklin Lucero, entre otros. Los críticos del “mal gusto” peronista, demolieron el hermoso Palacio Unzué, sólo porque había sido utilizado por Perón y Eva como residencia presidencial. Confiscaron los bienes de todos los funcionarios peronistas del país, sin ningún juicio previo. Y la Fundación Eva Perón fue intervenida y saqueada.

Los ex colaboradores de Perón que fueron encarcelados luego de su derrocamiento
Los ex colaboradores de Perón que fueron encarcelados luego de su derrocamiento

Además, mediante el decreto 479/55, se creó la Comisión Nacional de Investigaciones para explorar exhaustivamente las supuestas irregularidades producidas durante la gestión del régimen peronista.

Lonardi denostaba diariamente al peronismo y una de las obsesiones de la Revolución Libertadora era demostrar que Juan Duarte había sido asesinado. La investigación fue dirigida por Próspero Germán Fernández Alvariño conocido como el Capitán Gandhi, que ordenó cortarle la cabeza al cadáver. No tuvo límites: durante uno de los interrogatorios a Fanny Navarro y a Héctor Cámpora, el Capitán Gandhi mandó a traer la cabeza tapada, que descubrió súbitamente ante la actriz y el futuro presidente.

Perón fue acusado de los peores crímenes y conspiraciones
Perón fue acusado de los peores crímenes y conspiraciones

En el plano empresarial, fue detenido Jorge Antonio, hombre de confianza de Perón, que representaba a la General Motors y a Mercedes-Benz en el país. Antes de partir al exilio, Perón lo invitó a irse con él. “Los militares lo ven a usted muy ligado a mí. No lo dejarán tranquilo. Venga conmigo”, le propuso el General. No se equivocó, ya que terminó preso, sus empresas fueron confiscadas y sufrió una campaña enorme de desprestigio.

Jorge Antonio en la tapa de la revista Ahora. La Libertadora quería demostrar la corrupción del Peronismo
Jorge Antonio en la tapa de la revista Ahora. La Libertadora quería demostrar la corrupción del Peronismo

A nivel mediático, se confiscaron los diarios Democracia, La Época, Noticias Gráficas, El Mundo y El Líder. En cambio, otros medios que fueron aduladores del gobierno de Perón, cambiaron su postura y sometieron al escarnio público a los ex funcionarios peronistas, dirigentes sindicales y a personajes del mundo artístico que sufrieron imputaciones, difamaciones y escraches por las revistas Ahora y Esto es.

Hicimos esta Revolución para que el hijo del barrendero siga siendo barrendero

El sector sindical también fue muy castigado y los gremios, asaltados por los llamados “comandos civiles”. Pese a las promesas pacificadoras del general Lonardi, no podía controlar al sector más antiperonista y se produjo una secuela sin precedentes de despidos por causas políticas o gremiales. Asimismo, los dirigentes Augusto Vandor, Andrés Framini y Armando Cabo fueron detenidos y mantuvieron una acalorada discusión con un oficial de la Marina que les dijo: “Nosotros hicimos esta revolución para que el hijo del barrendero siga siendo barrendero”.

Los sindicalistas fueron uno de los blancos privilegiados de las represalias de los vencedores de 1955
Los sindicalistas fueron uno de los blancos privilegiados de las represalias de los vencedores de 1955

En medio de estas negociaciones, Lonardi se negó a intervenir la CGT y disolver el partido peronista como le solicitaba la Unión Cívica Radical. El presidente de facto consideraba, de manera acertada, que si tomaba esas medidas iba a exacerbar a los obreros y la militancia peronista llevándolos por el camino de la violencia. Por estas razones, Lonardi fue desplazado de la presidencia el 13 de noviembre de 1955 y, con la llegada de Aramburu, se intensificó la venganza de los vencedores.

Otro clásico de la campaña antiperonista: los contactos de Perón con la UES
Otro clásico de la campaña antiperonista: los contactos de Perón con la UES

La CGT fue intervenida y, días más tarde, Aramburu dispuso también la intervención de los sindicatos y a través del decreto 4161 prohibió “la utilización de imágenes, símbolos, signos y obras artísticas (...) representativas del peronismo”; el decreto incluía una lista de vocablos proscritos como “peronismo”, “peronista”, “justicialismo”, “justicialista”, “tercera posición” y los discursos de Perón y de Eva, entre otros. También disolvió el Partido Peronista. El cadáver de Eva Perón fue robado de la CGT, sometido a vejámenes y ocultado durante años.

El decreto 4161 prohibió nombrar a Perón. La portada de Ahora lo trata de "tirano" y "tirano sonriente"...
El decreto 4161 prohibió nombrar a Perón. La portada de Ahora lo trata de "tirano" y "tirano sonriente"...

El ambiente del espectáculo no quedó exento de las represalias del anti peronismo, y su compromiso con las reivindicaciones sociales del general Perón fue castigado. Se vetó a todos aquellos que expresaban públicamente su adhesión al peronismo, como Nelly Omar, Malisa Zini, Fanny Navarro y Luis Elias Sojit. Ni el deporte se salvó del revanchismo, ya que fueron prohibidos Eduardo Guerrero, ganador de la medalla de oro en remo en los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952, y el boxeador José María Gatica, entre otros.

Esos días de finales del 55, felices para algunos y tristes para otros, los reflejó el escritor Ernesto Sábato en una anécdota personal. “Aquella noche de septiembre de 1955, mientras los doctores, hacendados y escritores festejábamos ruidosamente en la sala la caída del tirano, en un rincón de la antecocina vi cómo las dos indias que allí trabajaban tenían los ojos empapados de lágrimas”, recordaba.

Perón fue acusado por la quema de las iglesias, entre otra larga lista de acusaciones que la Revolución Libertadora lanzó contra él y contra su movimiento
Perón fue acusado por la quema de las iglesias, entre otra larga lista de acusaciones que la Revolución Libertadora lanzó contra él y contra su movimiento

La campaña de desperonización de los vencedores no dio el resultado que esperaban y, por el contrario, se inició en el país la resistencia peronista, que duraría casi 18 años, hasta el 25 de mayo de 1973.

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