“Yo siempre tuve muchas ganas de vivir, quizás por eso Dios me ha dado tantos años. La esperanza es muy importante, al igual que tener la voluntad y el amor de la familia”, reflexionó Francisca, la mujer cordobesa de 101 años que venció al coronavirus y se convirtió en la argentina de mayor edad en recuperarse de la enfermedad.
Lo que más sorprendió a los médicos es que “Minina”, así la llaman cariñosamente sus seres queridos, pudo revertir ese complicado cuadro viral a pesar de tener otras enfermedades preexistentes como hipertensión, osteoporosis, mal de chagas y arritmia cardíaca.
Francisca ingresó al Hospital Ferreyra el pasado 2 de septiembre con un cuadro respiratorio que preocupaba más de lo normal debido a su avanzada edad y a su historia clínica. Sin embargo, reaccionó de manera increíble al tratamiento con medicamentos y solo requirió de oxígeno durante los dos primeros días: no necesitó respirador ni tampoco tuvo que ser trasladada a terapia intensiva.
Tras ser dada de alta el miércoles 15, “Minina” volvió al geriátrico donde vive desde hace tres años. Allí fue recibida con aplausos y carteles de bienvenida ya que es la residente de mayor edad y desde que llegó se ganó el afecto de todos los médicos y enfermeros que trabajan en la Residencia Patio Luz, situada en Córdoba Capital.
“Mi mamá tiene que estar en aislamiento hasta el 29 de septiembre. Su cabeza está muy lúcida y está muy bien de ánimo. Pero como tiene dos quebraduras de cadera no puede caminar y necesita de cuidados exhaustivos”, contó a Infobae María Cecilia Samamé, una de sus hijas.
Francisca es muy creyente y Cecilia está convencida de que su fe en Dios fue la que hizo posible que no bajara la guardia y pudiera dar batalla contra el COVID-19. “Su fe la mantiene viva y le da esas ganas de vivir que tiene. Verla a mi mamá emociona”, admitió la mujer. Sin embargo, no le sacó mérito a los profesionales de la salud que la asistieron: “Le estoy eternamente agradecida a los doctores Marucco (cardiólogo) y Heredia (médica de guardia) y todo el personal del geriátrico. Fue un combo, sin ellos hubiera sido imposible su recuperación”.
A pesar e que durante los primeros dos días “estuvo un poco perdida en tiempo y espacio”, la mujer siempre estuvo al tanto de que padecía esa enfermedad y de todo lo que sucedía a su alrededor. “Incluso, cuando tuve una charla telefónica con ella antes de que saliera del hospital me preguntó si ya había salido la vacuna contra el coronavirus”, se sorprendió. Y agregó: “Los médicos me dijeron que es la argentina con más edad en vencer al coronavirus”.
Cecilia perdió el contacto físico con su madre el 20 de marzo, día en que se decretó el aislamiento obligatorio y el Comité de Crisis de Córdoba prohibió las visitas en los geriátricos. “En estos meses nos hablamos por videollamada pero extraño mucho abrazarla y darle besos. Me impactó mucho la noticia de que había contraído COVID y pensé que nunca más iba a volver a verla y me desesperaba el hecho de no poder despedirla”, relató Cecilia al recordar que apenas la dejaron observar su traslado desde la residencia al hospital, apostada en la calle.
“La sacaron encapsulada. Lloré mucho y pensé que por sus años no lo iba a superar. Pero a medida que pasaban los días y veía su buena evolución me volvió la esperanza al cuerpo y ahora ya estamos planeando festejar su cumpleaños”, remarcó Cecilia, que ya comenzó a idear los preparativos para el 10 de octubre. “Aunque sea ir hasta la puerta y saludarla desde la ventana. Que sienta que estamos con ella en su día”, dijo.
Fracisca tiene 3 hijos, 5 nietos y 7 bisnietos. Supo ganarse la vida como maestra de primaria hasta que la ascendieron a vicedirectora y luego a directora del Colegio Manuel Lucero, en Alta Córdoba, donde se crió. “Es muy querida en su comunidad. Tanto, que cuando se enteraron armaron un grupo de Whatsapp para estar al tanto de su evolución, le mandaron flores e hicieron cadenas de oración”, agradeció Cecilia.
“Minina” enviudó en 1984 y ya jubilada se abocó al disfrute de su familia. Siempre fue una mujer activa, entusiasta y divertida. “Si la ves no te das cuenta de que tiene 101 años. Está muy bien de ánimo, es un canto a la vida. Siempre luce impecable y es muy coqueta”, aseveró su hija, quien admitió que la sorprendió verla maquillada cuando la sacaron en silla de ruedas del hospital.
Lúcida y amorosa, desde su experiencia de vida, “Minina” también compartió un mensaje para toda la comunidad: “El consejo principal es tener mucha fe, y vivir siempre pensando en qué se puede hacer, pero nunca quedarse sentado. Les aconsejo ser constantes en la vida, amar la vida, vivirla en paz y con amor”.
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