La protagonista de esta historia es Daniela Garmu. Nació en Trujillo, Perú, y emigró a Buenos Aires hace cinco años para iniciar el proceso de transición hormonal de hombre a mujer. No todo fue fácil en ese camino. Dejar su casa, su familia, y su trabajo para empezar de cero. “Necesitaba iniciar una nueva hoja en blanco, lejos de todo”, le cuenta a Infobae.
Es actriz, y estudió Ciencias de la Comunicación. Con trabajo estable y formal, jamás imaginó que lo más complejo sería alquilar un departamento para vivir. Desde hace casi un año convive con una pareja de amigos en San Cristóbal. “Me alquilan la habitación junto a mi gatito hijo -príncipe Lord Salem Nicolás-pero ya es hora de mudarme a mi lugar propio”, agregó.
Una vez que el gobierno nacional habilitó las mudanzas, junto a un amigo que está en el mundo inmobiliario inició la búsqueda, también por CABA. Lo que tendría que ser algo placentero, se convirtió en una odisea. Angustiada, enojada y frustada, hizo su descargo de lo vivido en las redes sociales. “Me conoció la dueña del departamento que estaba a punto de firmar y no me quiso alquilar”, dice Daniela entre lágrimas en el video de Tik Tok que se viralizó.
“Encontramos un espacio de tres ambientes con balcón, ideal para que mi gatito pueda estar. Necesito tener algún ambiente abierto por nuestra calidad de vida, el lugar era ideal. Yo tenía todos los requisitos que pedía”, explica frente a su elección.
Con todo listo para firmar el contrato el pasado 8 de septiembre -adelanto y garantía- sólo faltaba sellar el acuerdo. “Un rato antes me manda un mensaje la dueña y me pide hacer una videollamada. Acepté. Ni bien me atendió vi su cara de sorpresa, trato de disimular pero lo percibí. Se dirigió hacia mi por mi nombre del DNI, sin consultarme como me autopercibida”, relata. Lejos de tratar esconder las razones para negarse a alquilar, la dueña le dijo que no quería “chicas como ella viviendo en su casa”, completó.
Perpleja, y con bronca, Daniela no supo cómo reaccionar, le dije “gracias y corté la comunicación", aclara. "Se me vino el mundo abajo, es por eso que hice el descargo en redes. El objetivo no es solo para conseguir un lugar para vivir sino para mostrar la realidad que vivimos las personas trans, sobre todo en el universo inmobiliario”.
Es la cuarta vez que esto le sucede menos de tres años. En 2017 le ocurrió en otros barrios como Recoleta. “Hay una gran estigmatización por parte de los locatarios que piensan que lo vamos usar para trabajar como prostitutas. No es así. Yo tengo un trabajo formal en un supermercado, soy buena pagadora, y cumplo”, reconoce enojada. “Quiero un departamento a mi nombre, que nadie tenga que poner su nombre por mi. Es un derecho básico”.
Lo que le sucedió a Daniela no es un caso aislado. “Nosotras casi no podemos alquilar nunca a nuestro nombre porque siempre nos pasa esto. Nos conocen y nos discriminan y ni siquiera un depto puedo alquilar, tengo una rabia, una ira”, dice.
Con un perfil es muy activo en sus canales las redes sociales, en cada uno de sus posteos aborda temáticas de género, y da cuenta de lo que viven las chicas trans, pero tambien brinda información y derriba tabúes. Entre sus banderas sobresale la lucha contra la transfobia. “Mi familia ya me aceptó, aunque fue un proceso lento y de lejos. Tuve que mudarme de país para hacerlo tranquila”.
Y sigue: “Quiero cambiar los paradigmas de una sociedad retrógrada. No solo sufren las chicas trans sino madres con hijos que le ponen trabas para alquilar, personas con mascotas. Es insólito”.
Para sumar inconvenientes a raíz de la pandemia, Daniela sobrevive tambíén con changas, “hago depilaciones con cera a domicilio, no me va mal aunque me gustaría poder desarrollar mi carrera como actriz que es lo que verdaderamente me apasiona”.
El 4 de septiembre e l Gobierno estableció a través del Decreto 721/2020 un cupo laboral mínimo de personas travestis, transexuales y transgénero en el sector público. Con esta medida, “los cargos de personal” en el Estado deberán ser ocupados “en una proporción no inferior al 1% de la totalidad de los mismos” por integrantes de esa comunidad, siempre que “reúnan las condiciones de idoneidad para el cargo” y en “cualquiera de las modalidades de contratación vigentes”.
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