El oficial se sentó y prendió un cigarrillo. Abrió su mente y relató sus experiencias en las acciones militares en Tucumán, en las que participó como joven teniente. Pausadamente contó: “Adel Edgardo Vilas era un coronel que estaba en condiciones de ascender. No fue considerado en la terna para los ascensos porque era señalado como “nacionalista- peronista” con fluidos contactos con sindicalistas y políticos. A través de un suboficial mayor de la seguridad presidencial logró contactarse con Juan Esquer, jefe de la custodia de Isabel Perón. A través de este contacto, Vilas logra conversar con la Presidente en Olivos. De ese encuentro parte la orden presidencial al Ministro de Defensa, Mario Savino, para que el teniente general Leandro Anaya ascienda a Vilas a general de brigada a fines de 1974.”
“El lunes 5 de enero de 1975, a las 11 de la mañana, un avión Twin Otter que sobrevolaba la zona de la Quebrada de Aconquija se desploma a tierra. La máquina transportaba, en un vuelo de reconocimiento, al Comandante del Cuerpo III, general de brigada Enrique Eugenio Salgado; el jefe de la V Brigada de Infantería, general de brigada Ricardo Agustín Muñoz y once oficiales de sus estados mayores. Como consecuencia de las pérdidas son designados Carlos Delía Larroca en la jefatura del Cuerpo y Adel Vilas en la Brigada”.
“El miércoles 7, Vilas es llamado al Estado Mayor y lo designan comandante de la V Brigada y jefe de la ‘Operación Independencia’. Llega a su destino con la expresa orden del poder político de “aniquilar” la subversión ‘con métodos convencionales y no convencionales’. Él entendió ‘como sea’, de allí que instala el primer lugar secreto de detenidos, “La Escuelita”, a tan solo cinco cuadras del Comando Táctico en Famaillá. “En la Escuelita” se llevaban registros, a los que no tenían acceso el poder político provincial (gobernador Amado Nicomedes Juri) y Castelli (jefe de la policía). Ni siquiera la Justicia. En una oportunidad, Isabel Perón visitó el puesto de comando y delante del general Vilas y todos sus oficiales reiteró que había que aniquilar a la tropa guerrillera y que ‘todo el poder político estaba detrás de él para apoyarlo’. ‘Matarlos y aniquilarlos a todos’, afirmaron ella y (José) López Rega”.
“¿Por qué había que aniquilarlos? Nos explicaban que todavía no habían instrumentado las medidas legales para combatir la subversión. Porque habían sido anuladas por el Ministro del Interior de (Héctor) Cámpora, doctor Esteban Righi. Se habían disuelto las cámaras federales, no existían instrumentos legales. Y como no querían volver a una nueva amnistía, el poder político ordena aniquilarlos. No prisioneros. ¿Qué juez, luego de la muerte de Jorge Vicente Quiroga, asesinado por el ERP-22, iba a condenar a un subversivo? ¿Y cuándo matan los Montoneros al ex Ministro (Arturo) Mor Roig? Fue durante la vigencia de un gobierno constitucional. Antes asesinan al sindicalista José Ignacio Rucci. Como el poder político analiza que no tiene mecanismos legales, ordena su aniquilación.”
“En los primeros meses de la ‘Operación Independencia’ habían ‘montos buenos y montos malos’. Traducido significaba que a los Montoneros no había que tocarlos. Esta situación perdura hasta que Montoneros pone una bomba en el aeropuerto y destruye un avión Hércules que transportaba gendarmes (29 de Agosto de 1975). Mueren 6 gendarmes y 26 son heridos. En realidad pensaban que iban policías. A partir de ese momento, el Ejército comienza a combatir a los Montoneros en Tucumán”.
En un agobiante “clima de época”, un informe para los niveles superiores del PRT-ERP revela un detallado recuento de las fuerzas que enfrentaban a partir del Decreto 261/75 de la presidente María Estela Martínez de Perón: “El 9 de febrero (de 1975) el enemigo inició un nuevo operativo militar con el empleo de un total aproximado de 5.000 hombres, con una fuerza de tarea nucleada en torno a la Vta. Brigada de Infantería de Montaña (3.500 hombres), con los Regimientos 19 de Infantería (Tucumán), 28 de Infantería de Monte (Tartagal, Salta), 20 de Infantería de Montaña (Jujuy), el Grupo de Artillería de Montaña 5, Regimiento 5 de Caballería de Salta, Batallón de Ingenieros de Santiago del Estero, Compañía de Comando de Ingenieros, de Comunicaciones, de Sanidad, pertenecientes a la Vta. Brigada, 3 Escuadrones de Gendarmería, 3 Compañías de la Policía Federal, fuerzas policiales provinciales. Las fuerzas militares actúan reforzadas por oficiales y suboficiales provenientes de unidades de todo el país.” En suma, el general Adel Vilas comandaba un ejército más numeroso que el del general José de San Martín cuando cruzó a Chile con el Ejército de los Andes.
Como vimos ayer, lo cierto es que el ERP era mucho menos numeroso. Hacia fines de 1974 la Compañía de Monte “Ramón Rosa Jiménez” había sufrido una crisis interna que obligo a Roberto Mario Santucho a reorganizarla. Designo como jefe al “capitán Santiago”, Hugo Irurzún, un estado mayor en operaciones y 3 pelotones integrados por un jefe y 22 combatientes cada uno. Con estas decisiones, al decir de Santucho (en una carta), se intentaba “completar la Compañía para iniciar la campaña. Terminar la campaña con la Compañía experimentada para pasar al Batallón.”
El 1º de diciembre de 1974, efectivos de la unidad, bajaron del monte para participar en el asesinato del capitán Humberto Viola. En ese hecho asesinaron también a su hijita María Cristina, dejando gravemente herida a su otra hija, todo ante la esposa embarazada y los padres y abuelos de las víctimas. Con el pasar de las semanas el clima se volvería cada día más angustioso como supo interpretarlo la senadora rionegrina Martha Minichelli de Constanzo: “Ésta de hoy, no puede ser mi Patria.” Ya en ese mes, el Gobierno imparte las órdenes para preparar la futura Operación Independencia.
Una primera explicación para comprender la abrumadora mayoría en hombres y armas se podría encontrar en que ya en 1975 el Ejército conocía el plan operativo del PRT-ERP para ejecutar en el país y se sorprendió, por no decir asustó: “En la primera etapa, la lucha armada se reducirá a Tucumán, pero posteriormente se irá extendiendo por todo el Norte hasta llegar a enlazar geográficamente áreas cercanas a regiones urbanas como Córdoba, Rosario, Santiago del Estero, Catamarca, Chaco, Formosa, norte de Santa Fe, etc.”
Arnold Kremer, “Luis Mattini”, el sucesor de Santucho, diría años más tarde que “la idea nuestra era una guerrilla rural, que en el caso de Argentina obligara al ejército a ir a combatirla, sacarlo de las ciudades, llevarlo al lugar donde la geografía compensaba las diferencias (…) lo del ERP no se puede calificar de soberbia, pero en todo caso tuvimos una enorme subestimación del enemigo. Y el enemigo no nos subestimó, nos sobrestimó.”
Bajo la consigna que rezaba “un Ejército sin Inteligencia es como un elefante sin ojos”, tanto las fuerzas del Estado Argentino como la guerrilla desplegaron a sus equipos de recolección de información. Se cumplía así aquello de “información para saber dónde están los guerrilleros y acción para detenerlos”.
En el caso del ERP, en uno de los tantos documentos tomados en sus refugios se aconsejaba “avanzar en el aspecto político de la atención de los contactos profundizando las charlas y explicaciones y encontrando distintos grados de participación de los contactos en las actividades políticas, con las consideraciones de seguridad correspondientes. Elevar la perseverancia, mejorar los métodos conspirativos, cuidar la seguridad del contacto y garantizar el mejor sistema posible para funcionar.” Así como se cuidaba al “contacto” es dable decir que también se aconsejaba “golpear a los colaboradores del enemigo.”
En ese mundo en tinieblas, donde lo que se muestra no es lo que parece, cualquier dato es importante. Todo era cuestión de descifrar los textos que caían en manos del adversario. A manera de ejemplo, hasta en una carta de amor se podía encontrar “un dato”.
De "J"
Mi amor, recibí la carta del 8 junto con la del 24. Es increíble, pero la compañera de Ramón (1) se la había olvidado en la cartera y con ella todo lo demás, carta al BP (Buró Político), etc. Así que leímos todo eso recién el lunes. Hemos quedado que a partir del 20 me vaya liberando de todo, cosa de estar lista para la última semana de este mes o mucho para la 1ª de noviembre. Sería conveniente arreglar ya la cita y demás para concretar. Si para (la reunión) del CE (Comité Ejecutivo) viene alguien haremos eso. Con el próximo envío de logística irá mi pistola que hoy entregué a Martín (es un paquete que dice para Capitán Pablo (2) o Enrique (3). Conviene que controlen. La mochila con las bolsas (que ya las tengo), uniforme, etc, no sé cómo mandarlas porque así por viajes comunes me parece peligroso, necesitaría que me indicaras cómo hago para asegurar que estén allí cuando yo vaya. ¡Hace unos días que no pienso más que en el momento de irme, de estar allá y de verte y abrazarte fuerte! Espero no hacer papelones cuando vaya […] El viernes a la noche festejaremos el cumple de tu Papi (79) y el de Anita juntos en casa de ellos, le llevare la carta a la Negrita (4). El 18 vienen mis padres y será para despedirme de ellos.
Mi amor, prontito estaremos juntos nuevamente. Se me harán largos los días hasta entonces. Te quiero mucho, mucho, y te mando todo mi…. junto a miles de besos." J.
“Juana” más adelante habla de la instalación de una radio y manda “4 casetes grabados y otros dos con material de los cubanos muy valiosos” que les servirán como modelo. De la carta de "J" (Juana) la Inteligencia Militar saca las siguientes conclusiones en su Informe de Inteligencia Especial 16/75 (página 14): La que escribe “es una mujer que aparentemente participa a nivel nacional y prepara su traslado a Tucumán, donde se reunirá con su esposo o compañero. El compañero de 'J' sería un alto dirigente del ERP, a juzgar por las consultas y aprobaciones que pide en nombre propio y de otros compañeros. Se crea una escuela de propaganda permanente a la que concurrió personal de todo el país. Montoneros y el ERP, si bien mantienen diferencias, acortan distancias en sus relaciones”.
“Ramón” (I) era Luis Viale. Ingresó al PRT-ERP a fines del 70 y el 1° de enero de 1975 pasó a la Compañía de Monte con el grado de teniente. Había estudiado medicina. Era cordobés, nacido el 4 de Feb 48. Estuvo en Manchala sin misión. (2) “Capitán Pablo” es Jorge Carlos Molina, “Pinturita”, y revistaba en la Comandancia del Estado Mayor de la Compañía de Monte “Ramón Rosa Jiménez”. De profesión arquitecto, muerto en enfrentamiento en Sauce Huacho el 8 de Oct 75. Fue un efímero jefe de la Compañía de Monte. Su compañera era Nilda Míguez, “Negrita”. Entre otros hechos, intervino en el intento de copamiento de la unidad de Azul en 1974. (3) “Enrique” era otro de los seudónimos de Roberto Mario Santucho, comandante del ERP. (4) Negrita, se desempeñaba en la comandancia de la Compañía-Grupo de Trabajo. Entre las “observaciones” figura: “Petisa, gordita, tez oscura, cabellos largos, ojos marrones, granos en la cara. Viajó a Colombia. Responsable de la Propaganda. Esposa del capitán Pablo (Molina).”
Dentro de la vastedad de los informes a los que pudo acceder Infobae, en otro momento se habla de “los documentos capturados en el campamento Los Sosa” en el que se prende una luz amarilla cuando se habla de informaciones surgidas del Comando general del Ejército, Comando de Institutos militares y la Guarnición Campo de Mayo. También hace un llamado de atención cuando en el punto 8° se informa “que se ha producido un acercamiento paulatino entre el ERP y Montoneros”.
En otro informe se analiza un “Resumen de Información” correspondiente al 06 y 07 de octubre de 1975, en el que se “menciona que la acción de Formosa (ataque el Regimiento 29 de Infantería de Monte, el 5 de octubre) fue objetivamente una acción conjunta del ERP y Montoneros”. También habla de las dificultades del Comandante del Ejército de “frenar a las bases” y que “existiría en ciertos sectores de las FF.AA. luego de tomar el poder, realizar un baño de sangre purificador”.
Tras ocho meses de enfrentamientos, la Inteligencia del ERP tomó conocimiento de que diariamente un camión militar circulaba entre Acheral y Tafí del Valle para transportar mercaderías. Como acción inmediata planifica ejecutar una emboscada para el martes 7 de octubre. El día previsto, cuando esperaban el paso del camión, detectan un equipo militar y deciden atacarlo por sorpresa. En el enfrentamiento muere un soldado y dos son heridos. Es abatido el “sargento Sergio” (Rubén Estrada) y los guerrilleros se dispersan en distintas direcciones. En la noche del 7/8 de octubre, continuando el rastrillaje, el Ejército ejecutó una emboscada en el mismo lugar, y mueren el “capitán Pablo” (Jorge Carlos Molina) y el soldado Fredy Ordoñez (antiguo desertor que pidió ir a luchar al monte tucumano). El 8/9 de octubre se producen dos combates nocturnos, cerca del Ingenio Santa Lucia, donde mueren el “capitán Aníbal” (Oscar Asdrúbal Santucho) y el “teniente Roberto” (Manuel Negrín), dos miembros fogueados e históricos de la conducción nacional. Frente a los hechos se resuelve levantar el campamento de “La Comandancia” y trasladarlo al “Campamento Central.”
El 10 de octubre, el “comandante Carlos” (Roberto Santucho) ordenó recoger el armamento y equipo que había quedado en “La Comandancia” y llevarlo al Arroyo San Gabriel, sobre la ruta 38, para entregarlo a un equipo de la Logística Nacional. El grupo guerrillero estaba compuesto por 2 tenientes, 4 sargentos y 7 combatientes. Siendo las 6 de la mañana, el Ejército detecta la presencia de algunas personas, presuntos guerrilleros, en proximidades del arroyo San Gabriel, escondidos en un cañaveral. A las 10.30 este dato es conocido por un equipo de combate, e informado a los niveles superiores que deciden que se haga una aproximación a la zona y se envíen tres helicópteros. En torno a las 11.15, un helicóptero militar vuela a baja altura sobre el cañaveral. Luego de dos pasadas, cada vez a menor altura, constata el lugar donde se encuentran 2 guerrilleros. Se produce un tiroteo, muere un suboficial y un helicóptero debe aterrizar en emergencia a 80 metros del lugar. Mientras tanto, efectivos desde tierra abren fuego sobre el cañaveral. A las 12 otro helicóptero lanzó dos cohetes, incendiando el cañaveral. A las 13 llega el general Vilas quien demoró el estrechamiento del cerco para preservar a la tropa. Los helicópteros continúan lanzando sus cohetes y ametrallando al enemigo. A las 17, luego de dos pasajes con helicópteros comienza el rastrillaje que finaliza a las 19 horas con la muerte de 12 guerrilleros, y un suboficial por parte del Ejército. Este combate marca la derrota casi definitiva del frente rural guerrillero. Entre el 15/16 de octubre, se realizó un plenario de la “compañía de monte” y, se resolvió desconcentrar los efectivos sobrevivientes hacia Córdoba y Buenos Aires. El 18 de octubre cayó el “Campamento Central.” El resto de los efectivos se refugiaron en el campamento “Niño Perdido” y en esa oportunidad se resolvió materializar una desconcentración masiva.
De ahí en más, la campaña se iba a circunscribir a la persecución de guerrilleros que huían, o que estaban escondidos o perdidos. El 24 de octubre en un combate nocturno, murió el subteniente Diego Barceló y los soldados Orlando Moya y Carlos Vizcarra. A fines del mismo mes, se produjo un enfrentamiento en “Finca Triviño” con guerrilleros que bajaban de la montaña. Murieron 7 guerrilleros, entre ellos un teniente y un sargento. El 8 de noviembre de 1975, en otro enfrentamiento, en Las Higueritas, el Ejército perdió al cabo 1° Wilfredo Napoleón Méndez y al soldado Benito Oscar Pérez.
Como evaluó el general Vilas, “desarticulado en la ciudad, barrido de su periferia industrial, cercado en los cañaverales, perseguido en el monte, sin abastecimientos, sin suministros, sin capacidad ninguna de reclutamiento, el ERP estaba derrotado. Así lo comprendió su estado mayor que a partir de San Gabriel comienza la desmovilización de los contingentes que debían comenzar su marcha hacia Córdoba y el Gran Buenos Aires”.
El 15 de diciembre de 1975, Vilas fue reemplazado por el general Antonio Domingo Bussi y, no estando en sintonía con la nueva conducción que ejercía Jorge Rafael Videla, fue aislado con el paso de los meses. “Mi actuación en Tucumán no había sido del agrado ni del Comandante en Jefe, Teniente general Jorge Rafael Videla, ni del comandante del III Cuerpo de Ejército, general de división Luciano Benjamín Menéndez. Las causas no las conozco, aún cuando las intuyo. Hice entonces todos los intentos que fue posible para quedar al frente de la Vta. Brigada, pues sabía que la interrupción del desgobierno justicialista era cuestión de días o a lo sumo de un par de meses y que casi con seguridad -como luego ocurrió- el comandante de la brigada también sería nombrado gobernador de la provincia. De esa manera, ya fogueado en el terreno, creí que podría aportar mi experiencia para completar la acción que solo había podido ser efectiva en el terreno militar, en razón de las facultades que se otorgaban como comandante de zona de operaciones. Faltaba ganar la batalla político-ideológica, la cual presuponía, como condición sine-qua non, el monopolio del poder, es decir, la gobernación.”
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