“Esto es una explosión de alegría. Hoy amanecí con una sonrisa. Tenía una clase por Zoom y, antes de empezar, dije: ‘Necesito explicar por qué tengo esta cara de contento’”, cuenta Carlos S. a Infobae, todavía con la emoción a flor de piel. A su lado, su marido Horacio T., prefiere ser un poco más cauto. “Estamos a punto de descorchar un champán. Pero todavía falta un poquito más”, dice entre risas.
Tras cuatro años de espera, esta tarde se conoció la resolución del procurador fiscal, Víctor Abramovich, quien solicitó a la Corte Suprema de Justicia de la Nación que se concrete la inscripción como hijo de un matrimonio de dos padres, a un niño que fue concebido mediante una donación de óvulos anónima y gestado en un vientre por sustitución. Además, le pidió al máximo tribunal que, si lo estima conveniente, exhorte al Congreso a dictar una ley sobre la materia.
Aunque el fallo habla de un niño, en realidad son tres: Vigo (3), Ayra y Vincent (4). “Su caso se une al de los mellizos y llega en una carpeta, todo junto, a la Corte Suprema”, explica Carlos a este medio, en referencia a sus hijos que, desde que nacieron, tienen partidas de nacimiento y DNI provisorios.
La historia de Carlos y Horacio se remonta al año 2011. El flechazo fue en un club, donde ambos iban a hacer natación. Era noviembre, y lo que empezó con un par de mensajes de texto y algunos tragos, terminó en un noviazgo. La idea de formar una familia comenzó en 2013, cuando Horacio le comentó a Carlos el sueño de concebir a su primera hija.
“Lo de Alma era un proyecto que yo tenía antes de que Carlos llegara a mi vida. Iba a viajar a Estados Unidos para conocerla a través de un vientre subrogado y le pregunté si me acompañaba. Al final, fuimos a buscarla juntos y no nos separamos nunca más”, contó Horacio a Infobae.
“Cuando recibimos a Alma, ella llevaba únicamente mi apellido porque fue un proyecto personal que encaré solo y Carlos la adoptó, así que hicimos un cambio en su partida de nacimiento. A partir de los mellizos, Ayra y Vincent, y de Vigo, nos acoplamos a un recurso de amparo colectivo que inició el defensor del pueblo de CABA y la federación LGTB, que decía que todos los nacidos por gestación por sustitución si tienen documentada la voluntad procreacional, es decir, que nacen a través de un gestante, se pueden inscribir en la partida de nacimiento con los apellidos de quienes hayan presentado esa voluntad. Pudimos anotar a los tres en el registro civil con el apellido de ambos”, explicó Horacio.
Sin embargo, el hecho de que Alma llevara ambos apellidos (tras la adopción de Carlos) se convirtió en un problema. “El defensor de menores quería que hiciéramos lo mismo con nuestros tres hijos, es decir, que yo adoptara a los mellis cuyo material genético es de Carlos, y que Carlos adoptara al más chico que tiene mi material genético. En primera instancia logramos la inconstitucionalidad del Código que decía que: ‘Madre es quien da a luz y la que va en el papel’. Lo ganamos en la Cámara pero volvió a apelar y tuvimos que ir a la Corte Suprema", contaba el matrimonio a este medio, hace un mes atrás.
Tras el pedido a la Corte Suprema de Justicia realizado por el procurador fiscal Víctor Abramovich, Carlos y Horacio se ilusionan. “A mí me da la sensación de que esto puede marcar un antes y un después para otros niños y muchas familias”, dice Horacio en referencia al fallo que podría ser un Leading case para la Justicia Argentina, porque no existen antecedentes de casos semejantes en el país. “Hay una necesidad pública de una ley que regule estos casos”, advirtió y reconoció que, como el de ellos, hay cerca de cincuenta casos que esperan una sentencia.
“El fallo lo que dice es simple: ‘Hay algo que existe que es el Interés superior del Niño’. No se les puede regalar a los chicos una madre, ni medios hermanos no tienen”, apunta Carlos acerca del pedido que hizo el defensor de menores y que, desde hace cuatro años, los obligó a iniciar este camino por la vía judicial. “Queremos anotarlos en el registro civil como hijos de padre y padre. Por supuesto que van figurar los datos del gestante, pero como lo que es: parte de su identidad, pero no de la familia”, agrega.
Según el matrimonio, esta es una causa de Derechos Humanos. "Nuestros hijos esperan que su identidad se defina de una buena vez”, coinciden.
"Alma, que es la más grande, es la que por el momento tuvo más preguntas. Nos ha venido a preguntar cosas como: ‘¿Por qué no tengo mamá?’. ‘¿Fui comprada?’. Entonces siempre le explicamos con sumo detalle todo. Tenemos álbumes de fotos así como videos de su nacimiento y por el momento recontra asimiló todo. Siempre le explicamos que ella tiene dos papás, así como otros tienen a dos mamás o una mamá y un papá. Lo importante es tener una familia que te quiere, ser distinto a los demás no tiene nada de malo. Los otros tres son muy chiquitos aún para entender”, se despide Horacio.
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