Recibirse por videollamada: cuatro egresados de la UBA cuentan cómo fue esa experiencia obligada

La pandemia obligó a un forma atípica y virtual de cerrar el ciclo más importante de sus vidas académicas. “Recibirse en plena pandemia tiene este plus emotivo: cuando todo está tan complicado hay motivos para alegrarse y celebrar”, aseguró uno de los egresados

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Milton, Antú, Ariel y Sofía terminaron sus carreras de grado cumpliendo el aislamiento y debieron rendir su ultima materia y defender la tesina a través de una videollamada. De todas maneras hubo tiempo para la emoción.
Milton, Antú, Ariel y Sofía terminaron sus carreras de grado cumpliendo el aislamiento y debieron rendir su ultima materia y defender la tesina a través de una videollamada. De todas maneras hubo tiempo para la emoción.

Sin dudas, uno de los momentos más anhelados en la vida de un estudiante es el de recibirse, escuchar la calificación del último final o de la tesina y dejar brotar la felicidad por todos sus costados hasta estallar de júbilo. Los sueños son comunes: salir del aula, quizás saltando, festejar en olas de abrazos con los compañeros y amigos que deja la carrera; apurar el paso para salir de la universidad al encuentro de la familia que espera ansiosa y disponerse a ser homenajeado como el ritual manda: una catarata de espuma y lluvia de papel picado (en reemplazo del huevo y harina de antes, ya que desde hace algunos años decidieron no tirar nada comestible). Los celulares harán todas las fotos para el recuerdo entre risas, cánticos y saltos en ronda entre abrazos...

Nada de eso pudo ser para las y los estudiantes que se están recibiendo durante el aislamiento social para prevenir la propagación del coronavirus. Para ellos, la experiencia fue distinta, pero estuvo igualmente marcada por los nervios propios de la ocasión y la emoción del final. De ello hablaron cuatro flamantes egresados de la Universidad de Buenos Aires que compartieron con Infobae las sensaciones encontradas —felicidad por concluir esa etapa y un poco de tristeza porque no pudieron celebrar como hubieran querido al imaginarse en ese momento único— que vivieron al momento de convertirse en profesionales.

Sofía Lipis y Antú Cozza Campo egresaron de la Facultad de Derecho y se recibieron de abogados. Milton Bronstein egresó de la Facultad de Ciencias Económicas y es economista y Ariel Rosenfeld egresó de Sociales y se recibió de Comunicador Social.

Todos coinciden en la mezcla de sensaciones que sintieron durante las horas previas y después del atípico egreso virtual y en que la cursada no hubiera sido posible sin un enorme esfuerzo colectivo de cada facultad de la UBA para asegurarla ya que, al comienzo de la cuarentena, no veían un panorama claro en el que se hiciera posible la evaluación a distancia. Sin embargo, cada uno pudo dar su examen final (escrito en unos casos, oral en otros) frente a sus profesores bajo la modalidad virtual. La nota definitiva les llegó por mail o durante la trasmisión sincrónica del parcial o presentación de la tesis.

Sofía Lipis, flamante abogada que ya se especializa en Derecho Laboral y trabaja en un estudio jurídico, se recibió el 7 de agosto y tuvo la noticia más importante de su vida académica estando sola en su cuarto y mirando la pantalla de su computadora. Una semana después el 9 final llegó por correo electrónico.

Sofía Lipis se recibió de abogada mientras estaba sola en su cuarto frente a la computadora esperando la devolución del profesor.
Sofía Lipis se recibió de abogada mientras estaba sola en su cuarto frente a la computadora esperando la devolución del profesor.

“Presenté un trabajo de investigación y si bien durante esa clase no me dieron la nota, el profesor sabía que me recibía con esa materia y solo me dijo: ‘¡Estás aprobada!’... ¡No supe qué hacer más que llora! Estaba sola en mi cuarto, mi mamá del otro lado de la casa y salí corriendo a buscarla. Solo pude decirle: ¡Má, soy abogada!”, recuerda con emoción la flamante letrada.

“La materia con la que me recibí es uno de los puntos libres que tenemos porque nuestra carrera es particular y se divide en puntos, —aclara— y esa materia era uno de los puntos libre de Derecho Laboral”, dice y cuenta que siguió la orientación en Derecho Privado.

Su última incursión académica fue un trabajo de investigación y ella eligió indagar sobre la Discriminación en el empleo por tema de discapacidad, temas que ya había estudiado en otras materias ya que le interesan los temas relacionados con discapacidad.

Luego de preparar su trabajo, lo entregó, dio un examen oral como segunda instancia, “y ya está”, dice feliz. La nota no me la dieron en el momento sino algunos días después. En esa comunicación solo me dijeron que estaba aprobada. Fue todo muy loco porque esto pasó un viernes y el miércoles de esa misma semana rendí un parcial del que pensé que tendría la calificación a la siguiente semana, pero no. Me la enviaron por mail al otro día y el trabajo del viernes terminó siendo mi última materia... Digo que resultó medio imprevisto para mi porque no le avisé ni siquiera mi familia que ya estaba por recibirme. Lo hice después de estar recibida”.

Emoción. Sofía, junto a su mamá, le dio la noticia por videollamada a su mejor amiga.
Emoción. Sofía, junto a su mamá, le dio la noticia por videollamada a su mejor amiga.

“Luego de festejar con mi mamá le avisé a mi novio, que pudo llegar hasta la puerta de mi casa, fue la única persona a la que le avisé de inmediato y luego hablé con una amiga. Salí a la vereda, sola, a festejar con todas las limitaciones porque no se podía más y eso me generó mucha angustia, en realidad”, recuerda conmovida y avisa que la nota, un 9, llegó a su e-mail el 13 de agosto.

Al igual que Sofía, varios de sus amigos y compañeros de estudios también se recibieron en estas semanas. Todos acordaron que no habrá pandemia que les quite la felicidad de saberse recibidos y que juntos esperarán el tiempo que sea necesario para festejar abrazados cuando se puedan volver a reunir.

“Esta cursada fue una experiencia nueva porque nunca lo había hecho de manera virtual, de hecho la Facultad de Derecho de la UBA no tiene muy implementado lo digital, pero pese a todo eso lograron ponerlo en práctica y resultó bien”, asegura, subrayando que lo mejor de cursar de esa manera fue evitar las horas de viaje que le significaba llegar a las aulas.

“Me siento muy agradecida con la Universidad por todos estos años y con la Facultad de Derecho por haber hecho posible el egreso”, finaliza.

Antú Cozza Campo se graduó como abogado el 12 de agosto. A principio de año había organizado el último cuatrimestre como estudiante y se anotó para cursar las cuatro materias que le quedaban. Pero en marzo, cuando ya sabía sobre la pandemia, temió por no poder seguir, porque para ese momento la UBA no estaba digitalizada y no imaginó que en poco tiempo idearía la manera de adecuada para que los estudiantes pudieran seguir con las cursadas.

Antú Costa Campo se recibió de abogado en la intimidad de su comedor.
Antú Costa Campo se recibió de abogado en la intimidad de su comedor.

Esta experiencia fue extraña, la defino como inesperada porque uno le pone un montón de carga emotiva al momento de recibirse. Durante años pensaba en cómo sería e imaginaba que tendría ganas de salir corriendo para abrazar a todo el mundo, pero no se pudo porque debemos cuidarnos”, dice a Infobae Antú —su nombre significa Sol en mapudungum—.

“Pese a eso me sentí contento porque puede recibirme. Eso fue muy valioso porque pudimos continuar con la carrera gracias a que la facultad decidió no cerrar y reinventarse para que sigamos cursando. En ese sentido fue una experiencia positiva”, asegura el miembro de una familia de seis.

Recordando las horas previas a recibirse, cuenta que estaba en la casa de sus padres y que sus hermanos “se guardaron durante dos semanas, en su propia cuarentena estricta, para poder estar del otro lado del portón de casa y saludarme con el codo”, revela emocionado.

“Mis viejos querían estar al lado mío, pero estaba muy nervioso ¡y los eché del comedor! ¡Lo mandé a la cocina! —se ríe— Y cuando vi que venía la nota les mandé un WhatsApp para que acercaran y se quedaron mirándome con sus nervios del otro de la computadora... Cuando me dijeron que me había recibido se emocionaron conmigo. Mi vieja filmaba con su celular mientras yo estaba como un ridículo llorando frente a la computadora y mi viejo sacaba fotos. ¡Me hicieron sentir su amor!”, confiesa.

Ritual cumplido: espuma y papelitos de colores cerraron la etapa estudiantil de la vida de Antú. Junto a sus padres, recibió la calificación final.
Ritual cumplido: espuma y papelitos de colores cerraron la etapa estudiantil de la vida de Antú. Junto a sus padres, recibió la calificación final.

Antú se recibió con la materia Derecho de marcas y el trabajo final (obligatorio) con el que terminó la carrera debió exponerlo en esa clase virtual al igual que sus compañeros.

“Destaco a los profesores que, sabiendo que algunos nos recibíamos con esa materia, trataron de hacer una especie de celebración durante la transmisión y eso fue emotivo, por el compromiso final que asumieron luego de meses de acompañamiento y porque intentaron, a su manera, que ese fuera un momento especial”, señala el nuevo abogado, que cerró la cursada virtual aprobando antes las materias Práctica profesional, Recursos de apelación y Métodos alternativos.

Resumiendo su satisfacción de saberse graduado -sueño que durante los años le significó hacer grandes esfuerzos-, añade que recibirse en plena pandemia tiene este plus emotivo que muestra que cuando todo está tan complicado, hay motivos para alegrarse y celebrar”.

En ese tono, el joven de Banfield finaliza: “Yo no hubiera podido ni en pedo pagar una universidad privada, por eso estaré siempre agradecido a la universidad pública que, en esta época tan difícil, no nos cerró las puertas, cosa que hubiera sido más fácil. Eso me emociona mucho porque cuando empezó el cuatrimestre pensé que no iba a recibirme porque siendo una universidad a la que llega tanta gente, con toda esa situación pensé que no se iba a poder cursar. En ese momento no nos podíamos imaginar ni siquiera tener una clase por zoom y sin embargo se reinventó muy rápido y pudimos seguir cursando”.

Milton Bronstein se recibió de economista luego de rendir un final vía Zoom. A las 21:00 del 5 de agosto completó el examen final y tras cinco horas de espera, un mail le avisó cuál era la última calificación. Cuando eso sucedió, como ya estaba entrada la medianoche, se encontraba solo en su cuarto. No supo qué hacer y cuando la felicidad fue incontenible salió para avisarles a sus padres y hermano.

“Esperar la nota fueron horas de total incertidumbre. Antes del examen pensaba solamente en el contenido de la materia y en prepararme lo mejor posible... Pero cada tanto imaginaba cómo hubiera sido el festejo habitual en un año de recibida normal junto a toda mi familia y amigos esperándome para festejar en la plaza de enfrente de la facultad. Pero no pudo ser”, lamenta y cuenta que en esa misma tarde también se graduó un amigo de estudios.

“Estábamos cada uno en su casa y festejamos con nuestras respectivas familias, tratando de mantener el ritual de Economía: papel picado y lluvia de espuma. Si bien es raro porque todos tenemos ganas de salir a festejar, esas ganas quedarán guardadas hasta que se pueda”, asegura el economista.

Para él, haber cursado y terminado su carrera bajo la modalidad virtual fue, incluso, beneficiosa en algunos aspectos, admite. Pero también le significó un mayor esfuerzo en otro sentido.

“Quizás hasta disponía de más tiempo para trabajar en la tesis del que hubiera dispuesto sin la cuarentena. Pero la falta de experiencia de estudiar en esta nueva modalidad se me presentó como un desafío”, asume y destaca que los nervios le ganaron en las horas previas al final escrito por lo que no dejó testimonio sobre esos minutos.

“No quise sacar fotos ni celebrar antes de tiempo. Nada hasta no tener la seguridad de la nota. La primera fotos que tengo son cuando ya estaba recibido”, finaliza.

Ariel Rosenfeld tuvo su día de gloria el 10 de junio. Su historia es distinta y emotiva porque se inicia en 2002, cuando se comenzó a cursar Comunicación Social, y tuvo un primer cierre en 2008, al finalizar de rendir todas las materias y aprobar las cursadas. Quedaba la tesina y ella se hizo esperar entre el escaso tiempo que deja la vida laboral full time.

Ariel en el momento que defendía su tesina sobre reallities shows en Argentina.
Ariel en el momento que defendía su tesina sobre reallities shows en Argentina.

“Hacer la tesina no fue una idea firme en todos estos años, pero hace uno y medio empecé a escribirla y un día me di cuenta que ese pendiente que tenía ya estaba casi a punto de poder ser entregado. Así en febrero de este año fui hasta la Facultad de Sociales para entregarla. Semanas después cerró todo, incluida la universidad”, cuenta sobre el momento en que creyó que el ansiado fin de ciclo debía esperar.

Llegó junio y recibió un llamado en el que le decían que estaba la posibilidad de defenderla en un coloquio virtual mediante un Zoom. “No sabía quién del jurado sería mi evaluadora y cuando lo supe me puse de acuerdo con ella y le pedí dos semanas para preparar la defensa de mi tesina. Ese fue un momento muy lindo que siempre imaginé como un momento muy especial, en el había gente que espera afuera hasta que terminabas, que no todos los alumnos entraban... Pero, nada de eso sucedió porque me tocó una mañana en mi casa, con mi novia al lado mirando, y yo solo frente a mi computadora, con un café y hablando con por videollamada con mi evaluadora. En un momento apareció en la conferencia mi tutor, al que le propuse que también esté. Fue muy, muy emocionante, porque me evaluó una profesora histórica y que tuve cuando cursaba y la admiraba mucho”, resume.

Ariel, en el momento de entregar su tesina, no imaginó nada de lo que vivió después. “CEn febrero no pensé que la iba a defender así y cuando la defendí tampoco imaginé que me iba a producir todo lo que me produjo a nivel emocional”, asegura y admite que sabiendo que era un momento especial “ni se me cruzó por la cabeza grabarla. Cuando terminé mi novia, que tenía preparado un cotillón, lo sacó y festejamos un rato. Fue todo muy corto porque después fui a trabajar”.

Felicidad. Ariel recién recibido y festejando con el cotillón que le preparó su novia. Se recibió de Comunicador Social.
Felicidad. Ariel recién recibido y festejando con el cotillón que le preparó su novia. Se recibió de Comunicador Social.

Ariel es parte de los trabajadores esenciales. Desde 2005 trabaja en la productora de Marcelo Tinelli -La Flía- y fue productor del programa Corte y confección de Andrea Politi.

Apenas empezó el festejo junto a su novia, mandó una de las fotos que comparte con Infobae a su familia. “Fue una sorpresa para ellos saber que me había recibido porque no les había contado nada. Algunos amigos y familiares se enteraron porque Andrea lo dijo al aire cuando llegué después de recibirme”.

“Fue todo muy raro, algo muy importante en mi vida que terminó muy rápido. Como festejar un rato y pasar a otra cosa, todo muy líquido, pero es parte de la realidad que estamos viviendo”, analiza y confía que cerrar ese ciclo académico era una meta que interiormente necesitaba cumplir.

“Este punto final significa un objetivo cumplido en mi vida por lo que estaré siempre agradecido a la carrera y a la UBA porque cursar allí me cambió por completo. Siento que quienes cursamos y nos graduamos en una universidad pública siempre tendremos una deuda con la sociedad porque la ciudadanía pagó para que nosotros pudiéramos estudiar”, finaliza emocionado.

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