Tiene cáncer de páncreas y no dejan que sus hijos ingresen a Formosa: deberá viajar 13 horas en una ambulancia para estar con su familia

Mario Roberto Romero tiene un cuadro gravísimo con metástasis. A pesar de que sus 4 hijos -que viven en Córdoba- contaban con un test negativo de COVID-19, Formosa les exigía hacer la cuarentena a cambio de verlo una hora. Pidieron un avión sanitario, pero no se los concedieron. Esta noche lo buscarán para llevarlo hasta Arroyito en un maratónico viaje que podría agravar su delicada salud. “No puede estar solo y lejos, no nos dejaron otra opción”, dicen

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Mario Roberto Romero en su
Mario Roberto Romero en su cumpleaños junto a sus 4 hijos Macarena, Maximiliano, Mailen y Leandro, que se unieron en un pedido desesperado para poder acompañar a su papá

Otro desesperado pedido sin una respuesta expeditiva en plena pandemia. Desde hace un mes, cuatro hijos luchan para poder acompañar a su padre, que padece una enfermedad terminal y que está sólo en Formosa. Los jóvenes se encontraron con esa clase de funcionarios que aún no logran comprender que el protocolo para frenar al COVID-19 debe ser estricto, pero que no puede anteponerse al derecho de las personas a estar acompañados durante una enfermedad terminal, ni tampoco al que les asiste a sus familiares. Se trata de una simple cuestión de humanidad, que en muchas ciudades del mundo -incluidas varias de nuestro país- se resuelve de un modo lógico: facilitándole a la familia el mismo traje de protección que usan los médicos y explicándoles las medidas estrictas que deben seguir.

Hace apenas unos días, Solange Musse, de 35 años, murió en Córdoba como consecuencia de un cáncer de mama avanzado,sin poder cumplir el último deseo de abrazar a su papá. Su padre había viajado desde Neuquén para darle el último adiós a su hija: pero no lo dejaron entrar a la provincia y tuvo que volverse con el dolor más insoportable de saber que no iba a estar con su hija en el instante final. Y así fue. Tras la dura carta de Pablo Musse, dirigida al presidente Alberto Fernández, se podría pensar que sus desgarradoras palabras calaron hondo e hicieron reflexionar a las autoridades para que un caso como el suyo no vuelva a repetirse. Pero parece que la indiferencia y la falta de humanidad sigue aún vigentes en muchas localidades.

Mario Roberto Romero tiene 52 años, vive solo en Formosa y hace un mes le diagnosticaron cáncer de páncreas de fase 4 con metástasis. Tiene que ser intervenido quirúrgicamente y luego iniciar un tratamiento de manera urgente. A pesar de que sus hijos Macarena, Maximiliano, Mailen y Leandro -que viven en Córdoba- contaban con un test negativo de COVID-19, Formosa les exigía hacer la cuarentena en un complejo especial, a cambio de verlo apenas una hora.

Desde Arroyito, sus hijos pidieron un avión sanitario para no tener que trasladarlo hasta allí en un viaje de 13 horas en ambulancia, que podría agravar aún más su delicado estado de salud, pero les fue negado.

Mario Roberto Romero con su
Mario Roberto Romero con su nieto, Braian

En diálogo telefónico con Infobae, Macarena Romero contó la penosa situación que atraviesan desde hace un mes cuando llegó el duro diagnóstico de su padre. Desde entonces, ella y sus hermanos ruegan que se les permita poder acompañarlo.

“Lo internaron el 2 de agosto en Formosa, donde vive solo. Estaba con mucho dolor en los riñones y le hicieron estudios hasta que le diagnosticaron cáncer de páncreas con metástasis, en estado muy avanzado”, le explica con angustia Macarena a Infobae.

En un mes, Mario Romero bajó 10 kilos y su estado se agrava cada día. Como vive solo, sus hijos le pidieron a una familia amiga que lo acompañara mientras ellos luchaban para poder reencontrarse. “Sus cuatro hijos vivimos en Arroyito, Córdoba, y pedimos poder entrar a Formosa para verlo y acompañarlo. De todas las maneras posibles, nos negaron la entrada a esa provincia. Así que le tuvimos que pedir a una familia vecina que lo auxilie. Ni siquiera está con un familiar. Está solito”, dice su hija.

“Cada vez está peor, ahora pesa 63 kilos y el cáncer ya está muy avanzado. No encontré otra forma de que esto alcance notoriedad y ayer recurrí a las redes sociales para darle difusión. También, me ayudaron desde la Fundación Resilient, que preside Marcela Cantero. Gracias a esto, nos pudimos comunicar con el intendente de Formosa, pero su respuesta fue que nos dejaba entrar a la provincia a verlo solo si lo internábamos. Nos dejaba una hora con él y teníamos que salir. Y luego teníamos que hacer la cuarentena en un complejo.... No sabemos cuánto tiempo le queda a nuestro papá para hacer eso”, explica.

El pedido de los hijos de Mario Roberto Romero

“Mi papá ya no está internado, está en su casa cuidado por esa familia que nos ayuda. Le dan de comer y le hacen compañía. Pero pasó un mes totalmente solo, porque por su diagnóstico y su enfermedad no nos dejaron entrar a Formosa”, agrega.

Apenas se enteró de su pedido, el intendente de Arroyito, Gustavo Benedetti, les ofreció una ambulancia para que Macarena y Maximiliano Romero pudieran viajar hasta Formosa, buscar a su padre y trasladarlo a Córdoba, en un viaje maratónico de 13 horas para la gravedad del estado de salud de Romero. Tras las repercusiones en las redes sociales del video que sus hijos publicaron, les confirmaron que esta noche a las 22 horas ya cuentan con la ambulancia para viajar. Ambos volvieron a hacerse los test de COVID-19 y el resultado dio negativo.

Mario Roberto Romero tiene 52
Mario Roberto Romero tiene 52 años y padece cáncer avanzado de páncreas en fase 4 con metástasis

“Desde Formosa solo nos daban una ambulancia para que lo crucemos hasta Mansilla, el límite entre Chaco y Formosa, y desde ahí nos decían que lo crucemos con la otra ambulancia que nos facilita la municipalidad de Arroyito. Era demasiado esfuerzo para nuestro papá que está grave. En Formosa se lavaron las manos: a mi papá lo querían cruzar como a un perro y es un ser humano”, cuenta con la voz quebrada.

El lunes pasado, el Gobierno oficializó la autorización para que los pacientes de todo el país que se encuentren en estado crítico puedan recibir el acompañamiento de un familiar durante sus últimos días, bajo un estricto protocolo que los resguarde a ambos.

“Lo único que nos queda ahora es traerlo e internarlo en una clínica o en un hospital -aún no se sabe en cuál sería por el protocolo- y de allí lo llevaremos a un centro de alta complejidad. Son 13 horas de viaje. Muchísimas horas para semejante estado de gravedad, pero no tenemos otra solución para estar con él”, asegura su hija.

Mi papá está consciente y muy deprimido. Tiene hipertensión y diabetes, así que tratamos de no preocuparlo con todo esto. Pero hace un mes que veníamos peleando para poder verlo y no teníamos ninguna repuesta. Recurrimos a los medios y a las redes para que nos escuchen. Nuestro pedido era que, al menos, nos dejaran pasar con la ambulancia por las otras provincias, como Santa Fe y Chaco, para poder trasladarlo más rápido”, indica, resaltando que lo ideal hubiera sido el traslado en un avión sanitario, un gasto que la familia no puede afrontar.

Si pudiera hablar con el presidente Alberto Fernández le pediría que se toque el corazón con toda la gente que pasa por este tipo de situaciones. Es gente que tiene cáncer... por favor: que se toque el corazón. Hoy nos pasa a nosotros, pero le puede pasar a cualquier persona. Que sea más sensible, y que no permita que a otros enfermos y familiares les hagan perder un mes”, pide Macarena.

“Hace media hora nos confirmaron este viaje de 13 horas en ambulancia, pero hasta que no lo vea ya no creo nada. Nos dijeron que salimos a las 22 para Formosa. Hace un mes que estamos pidiendo esto: ya se me fueron las esperanzas, siento que perdí todo. Nosotros queríamos un avión sanitario, pero nos dijeron que no había forma de conseguirlo y que lo teníamos que pagar nosotros. Por supuesto, que no tenemos el dinero para costear eso. Pero nos hacen llevarlo todas esas horas por ruta y mi papá está muy débil. De hecho, su oncóloga nos dice que ese viaje tan largo no es recomendable por la gravedad de su estado. Pero es la única opción que nos queda. No podemos dejarlo allí solo y enfermo”.

Mario Roberto Romero y su
Mario Roberto Romero y su nieta, Tiziana

Al gobernador de Formosa también le pido que se toque el corazón: que deje acceder a toda la gente que tiene familiares graves. Son personas grandes que están muy mal y en la misma situación que nosotros. Le pedimos que deje entrar a los familiares, para poder acompañar a sus seres queridos en sus últimos momentos, porque nos contaron que hay un montón de gente que está pasando por lo mismo”, finalizó Macarena Romero esperanzada en que su pedido hoy se haga realidad no solo para su padre, sino para todos aquellos que -al igual que él- atraviesan una situación límite en medio de la pandemia.

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