Matías Acosta (25) lleva su barba y bigote prolija, una chaqueta blanca, dos biromes en su bolsillo, y su barbijo. Acomoda los medicamentos en los estantes de almacenamiento de la farmacia. Mira, observa y sigue las indicaciones de su jefe, el doctor Adolfo. Lo que no sabe, se lo pregunta a sus compañeros.
“Este trabajo me cambió la vida...todavía no caigo”, dice con una sonrisa que no puede disimular, asegura el joven que meses atrás estaba frustrado en su casa de General San Martín luego de sufrir discriminación en distintas entrevistas laborales por su discapacidad motriz.
Su condición es rara, se conoce como hemiparesia derecha, ya que la lesión ocurrió en el hemisferio derecho. Este trastorno no es progresivo y se da uno entre 1.000 nacimientos. Llegó al mundo en la semana 40 del embarazo de su madre, nació por parto natural. Sin embargo, una complicación inesperada en ese momento hizo que el oxígeno no llegara bien al cerebro, derivando en una parálisis cerebral.
Desde noviembre de 2019 hasta agosto de 2020, Matías Iara Acosta estuvo desempleado, y no por falta de ímpetu, sino de oportunidades. “Estudié auxiliar de farmacia y estilismo canino, armé mi currículum y me acerqué a las empresas que buscan personas con mis habilidades. Pasaba las entrevistas pero a la hora de los estudios médicos preocupacionales me rechazaban”, recuerda después de varios intentos.
Su historia se dió a conocer en Infobae, y luego de la publicación Matías recibió varias propuestas. Finalmente eligió la de Adolfo, un hombre de 47 años, dueño de la Farmacia APS de Floresta, que supo ver más de su condición.
El hombre de la oportunidad
“Me despierto temprano, y como siempre, leo las notas de Infobae, soy lector hace tiempo. Ese 31 de julio encontré el relato de Matias y me sentí identificado, no por su discapacidad sino por el rechazo que a veces uno sufre. Me puse en su lugar, entendí su soledad y desesperación”, cuenta Adolfo, licenciado en Farmacia.
Sin dudarlo, ese mismo viernes se comunicó con Matias. “Le pedí si podía venir el lunes para una entrevista, aunque en el fondo yo sabía que lo iba a tomar. Me sorprendió con la respuesta y me dijo, el sábado esto ahí”, agrega el farmacéutico.
Tal como había pactado por teléfono, después de dos horas de viaje hasta Floresta, Matías se presentó. “Jamás me preguntó por mi discapacidad, ni mis limitaciones. Al contrario, me explicó todo lo que esperaba de mi... ¡y me encantó!”
Conmovido con la fuerza de voluntad de este joven, ese mismo día Adolfo le contó que quería que empezara a trabajar el lunes entrante. “Quedó impactado cuando le confirmé que tenía el trabajo. Estaba emocionado, y por su puesto que yo también. Pensé si puedo hacer algo por alguien, por qué no. Los jóvenes que empleo son como mis compañeros y me comprometo a que aprendan todo, y así puedan desarrollar un futuro”, reconoce Adolfo, que durante años ejerció la docencia.
Dos semanas más tarde, Matías, le escribió a Infobae. “Quiero contarte que gracias a la nota conseguí el trabajo que buscaba. Me gusta mucho. Estoy feliz”. En su casa la noticia fue una revolución. “Cuando le conté a mi mamá, me abrazó muy fuerte....hacia rato que no pasaba algo así”, dice.
Ya paso un mes de aquella entrevista. Matias esta efectivizado y su rutina laboral es de lunes a sábados de 15 a 20 horas. Comparte su turno con otros dos compañeros que lo incentivan y lo acompañan. “Matías llega una hora antes de su turno porque quiere aprender. Es prolijo, trabajador y tiene muchas ganás de progresar. Rescato todo ese entusiasmo”, dice con cierto orgullo Adolfo.
En APS siempre se contratan estudiantes y/o jóvenes con historias similares a las de Matías, a las que por distintas causas se les cerraron las puertas. En este momento, entre otros, hay un bailarín que no consigue trabajo como tal pero aún así persigue su sueño, un médico venezolano que espera la revalidación del título para poder ejerce. “Varios llegaron a terminar su carrera universitaria y sus oficios que han aprendido. Me gusta ayudar a la gente que tiene un objetivo, enseñarles y transmitirles el conocimiento necesario para que puedan volar”, reconoce este empresario.
Adolfo está casado desde hace veinte años, tiene dos hijos y con todos sus ahorros, en 2014 cumplió el anhelo de abrir su propia farmacia. Empeñado en lograrlo, su camino tampoco fue fácil. “Ser comerciante no es tarea simple. Primero conseguir el CUIT, luego tramitar la habilitación en la agencia gubernamental de control en CABA y finalmente empezar el trámite en el Ministerio de Salud, tarea larga y difícil”, describe Adolfo.
Pero lo consiguió aunque nunca pudo sacar el crédito necesario para abrir las puertas. “El rechazo de las instituciones bancarias que sentí lo comparo a lo que vivió Matias, es horrible que te cierren las puertas privandome de tus propósitos” dice.
El esfuerzo vale la pena, por primera vez en su vida Matías trabaja en relación de dependencia y con un sueldo fijo. “Antes hacía changas, o estaba en los negocios familiares. Pero con este trabajo voy a poder concretar mis proyectos”, cuenta.
-¿Qué proyectos querés concretar?
-Tener una casa, un auto y anotarme en la carrera de Diagnóstico por Imágenes. Con este trabajo puedo hacerlo porque tengo libre la mañana.
-Y vos, Adolfo, ¿estás contento con la incorporación de Matías a APS?
-Estoy muy feliz de saber que hicimos nuestro aporte. Pero sobre todo le agradezco él habernos aceptado.
SEGUÍ LEYENDO: