Javier Saiach nació en Corrientes y a los pocos años de su llegada a Buenos Aires ya se hizo un nombre en el mundo de la alta costura. Lo mismo le ocurrió en Paraguay, su otro gran amor, donde vive hace 30 años y divide sus días entre Asunción y la Capital Federal. A pesar de que la pandemia lo encontró vistiendo durante dos meses a Juana Viale, para el programa en el que reemplaza a su abuela, Mirtha Legrand, el prestigioso diseñador decidió que era tiempo de soltar anclas en Buenos Aires y de diversificar sus diseños en Paraguay, incorporando una línea para la casa, otra para dormir y una de jeans, sin dejar de lado su soñada alta costura.
“Estar en Paraguay me sirvió para saber cómo va a ser la post pandemia. Acá, está todo abierto y hasta podemos hacer fotos de estudio para mis producciones. Todo está muy cuidado, en todos los lugares se toman los recaudos necesarios, las personas usan sus barbijos y todos los locales están abiertos. Para mí esta pandemia, como para todo el mundo, fue una gran bomba nuclear. No es que el mundo siguió girando más lento: se paró. A partir de eso, pensé que tenía que reinventarme”, cuenta Javier Saiach en una entrevista con Infobae.
-¿Cómo fue que pensaste en expandirte y diversificarte en medio de una crisis?
-Lo primero que me pasó fue el llamado de Juana (Viale). Así comenzó una fórmula que muchos llamaron “la pareja que desafió al COVID-19”. Todo el mundo hablaba de los vestidos que le hice. Entonces, me empecé a dar cuenta que las cosas más simples estaban hechas en el taller por una sola persona y que la prenda no pasaba por tantas manos. Sentí que era el momento de empezar a reinventarme desde ese lado: ya no desde la alta costura, sino desde el ready to wear. La pandemia no me frenó, fue la oportunidad para expandirme y crecer aún más.
-Pero es difícil pensar en la moda cuando muchos seguimos en cuarentena...
-Mirá, también en este tiempo me salió la veta que siempre tuve como decorador, después de haber estudiado tantos años arquitectura. Así que lancé una línea home, que es súper personalizada y que se encuentra en lugares de decoración. Pueden encontrar desde telas aromatizadas con distintas decoraciones, que van desde lo básico -como una vela, un almohadón, una silla o un cuadro- a lo que está hecho por la alta costura, como las mantas para sillones con tu nombre o estampados personalizados.
-¿La decoración reemplaza la alta costura?
-No... pero ahora apunto a la alta costura pero de la casa. Por eso, se pueden encontrar almohadones muy bordados, sillas con bordados de hilo de seda, borlas para cortinas hechas a mano y con incrustaciones de piedras. Mantelería y servilletas hechas a máquina, pero también a mano... llevando así la alta costura a la mesa.
-¿Qué pasó con tus clásicos vestidos de alta costura y cómo te diversificaste en cuanto a las prendas que incorporaste, muchas con un precio más accesible?
-Hoy la mujer no compra alta costura porque no la necesita ya que no hay eventos sociales, y tampoco sabe cuándo la va a volver a usar. También empecé a hacer jeans, desde los básicos hasta los couture, con bordados, pedrería y Richelieu. Entonces, estoy haciendo desde las cosas más básicas, que puede usar o ponerse cualquier persona, hasta lo mismo que me pediría una celebridad de Hollywood. Ambos estilos.
-Y pensaste que la gente ahora está en su casa...
- Si, por eso lancé una línea de pijamas, con un estilo muy couture para mujeres y muy canchero para hombres. Allí, van a encontrar un estampado femenino, que puede ser usado perfectamente por un hombre a la hora de dormir. Se pueden hacer pedidos personalizados, con el bordado, los colores, el largo y hasta los dibujos que el cliente elija. Incluso, plasmar sus iniciales en la prenda elegida. Hay conjuntos que son espectaculares para irse a dormir, pero son tan cancheros que si los desarmas, los podés usar para salir y combinarlos con otras prendas. Además, quise familiarizar al hombre con otro tipo de géneros, como terciopelo o brocato para las batas. Tenemos una línea muy lujosa, pero también, otra muy accesible y con detalles increíbles.
-Te reinventaste.
-Con todo esto nuevo, me estoy divirtiendo en un momento que me enseñó a recrear la nueva visión que hay que tener en el mundo que hoy nos toca vivir.
-¿Qué pasó con tus empleados?
-Mantuve a toda mi planta de empleados en Paraguay: pagué el sueldo y me hice cargo de todos los gastos. Son 25 empleados y los conservo con mucho esfuerzo, porque a la familia no se la deja sin comer. Por ahora, en Argentina cerré las puertas de la maison, porque era un despropósito tenerla abierta llena de vestidos lujosos que, al menos por un tiempo, nadie va a poder usar. Por eso, me dediqué de lleno a Paraguay. Lo que se haga para la Argentina, por ahora, va a ser hecho desde acá. Si todo sale bien en nuestro país, en octubre voy a abrir un local que estoy preparando desde acá.
-¿La clave es tener que reinventarse y ver cuáles son las nuevas necesidades de los consumidores?
-Absolutamente. Tener que reinventarte no tiene que tocar tu ego. Esta es una manera de que todos tengan acceso a algo de Saiach y que no todo pase solamente por mis vestidos de alta costura. Yo soy un diseñador que puede hacer desde prendas de bebé, ropa interior y cualquier otra cosa, pero no necesariamente tengo que hacer alta costura.
-Estar en Paraguay también fue lo que te ayudó a sobrevivir, ya que la cuarentena no fue tan estricta.
-En marzo de 2021 voy a abrir en Paraguay otro local aún más grande que el que tengo ahora, donde voy a ofrecer alta costura, jeans, decoración y ropa de cama. Es un juego y es reinventarse. No se me caen los anillos si tengo que ponerme a hacer bufandas, para que la gente que trabaja conmigo siga del mismo modo. Ni la pandemia, ni la crisis van a darme batalla, porque sé quién soy y adónde estoy. Escucho que grandes diseñadores de Argentina ahora dicen que no pueden mantenerse y no lo entiendo. Porque hasta hace unos meses decían algo completamente diferente. No escuché quejarse a Chanel, a Dior o a Saint Laurent. Creo que si tuviste un discurso, ahora tenés que bancártelo. Uno tiene que salir a aggiornarse, de eso se trata este gran parate del mundo: aggiornarse desde la salud y desde lo ecológico.
-¿La alta costura ahora pasa por la casa?
-Totalmente. Pasamos muchas horas dentro de casa, entonces es momento para enfocarse en la comodidad del hogar. No hablo de lujos, solo de tener ordenada la forma de vivir. Siento que soy una de las personas que salió beneficiada del parate económico, porque había muchas cosas que quería hacer y no podía concretarlas por falta de tiempo. Hoy lo tengo: entonces ¿qué hago? ¿Me pongo a llorar por lo que por un tiempo no se va a volver a vender, o me pongo más accesible y sigo trabajando? Soy un empresario, además de que soy un diseñador de alta costura.
-¿No extrañás las red carpet, los eventos...?
-Me encanta haber hecho cinco alfombras rojas con vestidos espectaculares. Sin embargo, de eso nos fuimos a las necesidades actuales que pasan por la casa, por estar cómodo durante el día y durante el descanso. Hay que poder reinventarse, divertirse y darse las licencias que antes no nos dábamos, por falta de tiempo o ganas. Esto fue un gran golpe a la cabeza y fue un golpe duro para todos, porque desde la persona más humilde hasta la más rica se sintió desnuda frente a lo que pasa. El dinero no compra la salud, ni la seguridad. Me sirvió para recapacitar y empezar una nueva etapa.
-¿Tu reinvención llegó para quedarse?
-Sí, todo lo que estoy creando ahora no es solo temporal, mientras dure la pandemia. Llegó para convivir con la alta costura que hice siempre. Hoy, la alta costura pasa por la casa. Hay que aprender a mimarse puertas adentro, porque ahora pasamos mucho tiempo en el hogar. Tengo a artistas plásticos trabajando para mis prendas y objetos. Tengo a un anticuario buscando objetos para reciclar y haciendo cosas nuevas. Me interesa vender un producto que sea original y que, a la vez, sea una pieza que la gente desee tener. La línea casa y para dormir, una colección de jeans y mi clásica línea de vestidos de alta costura.
-¿Qué les decís a aquellas personas que aún no pueden trabajar o que no logran reinventarse?
-Es muy fácil sentirse derrotado y a todos nos pasó en algún momento de la cuarentena. Me pasó que, a pesar de tener el éxito de estar vistiendo a Juanita en su programa, tenía momentos en los que me sentía frustrado por no poder estar en contacto con mis clientas. Todos pasamos por un momento de frustración, pero lo más grande de la vida es la nueva oportunidad que siempre nace con cada día. Si me preguntás qué le puedo ofrecer ahora a una persona que está padeciendo la crisis económica, sería decirle que lo piense y que busque otra forma. Siempre hay una solución. Lo único que no tiene solución es la muerte. Y otra cosa muy importante: los anillos no se te caen si tenés que reinventarte. Si tengo que salir a barrer una vereda, lo voy a hacer. De eso se trata la vida: de poder reinventarse, de saber quién sos y de conocer tus límites.
-¿Es verdad que estás escribiendo un libro sobre tu vida?
-En 2021, voy a festejar mis 20 años en la moda con un libro, El cuento que me cuento. Se llama así porque me reinventé desde chico cuando vivía en Corrientes y a los 5 años le decía a mi mamá que iba a ser famoso por mi trabajo. Tenía conciencia de que lo que pasaba en mi casa no era fácil y me fui contando otro cuento en paralelo, para no quedarme en un lugar de sufrimiento. Yo sé lo que es no comer por diez días, o comer una galleta con cocido por día. Por eso, siento que puedo hablar desde varios lugares, no solo del buen pasar que me toca vivir ahora. Yo sé lo que es no tener trabajo y sé lo que son los aplausos que te emocionan cuando presentás una colección con tanto esfuerzo. El “no” ya lo tenés siempre de antemano pero... ¿y si te sale bien?
-¿Cómo es hoy la vida en Paraguay?
-Hace 30 años que vivo en Paraguay y vine cuando terminé el ciclo con Juana. Llegué el 1 de junio. Hice todas las provincias por tierra con un chofer y tuve que parar en cada una para mostrar todos los papeles. Nos escoltó la policía, tuvimos que ir detrás de ellos. La policía me acompañó hasta el hotel, donde tuve que hacer la cuarentena. Me hisoparon. El viaje duró 18 horas.
-¿Cómo ves la nueva normalidad que nos toca vivir?
-Veo que la gente acá está con miedo, aunque estamos transitando la nueva normalidad. Hay poca gente en la calle, en los restaurantes, en los shoppings, etc La gente está más concientizada que en la Argentina. Tengo amigos que no salen de su casa desde que empezó la pandemia. Lo único que escucho en todos lados, en todos los países a través de mis amigos, es que la gente quiere que esto termine para poder festejar. Quieren volver a vivir como antes, pero nadie sabe si alguna vez vamos a poder volver hacerlo. Entonces, cómo nadie lo sabe, prefiero vivir mirando hacia adelante y adaptado a esta realidad.
-Recién hablabas de la reinvención y el ego, contame cómo es eso...
-Creo que reinventarse no tiene que tocar tu ego. Por eso, ahora me dedico a hacer piezas más accesibles y que mucha gente pueda tener un Saich. Con el fenómeno que se dio con Juana me di cuenta que mucha gente quería tener prendas de mi colección y que las posibilidades no eran las mismas si solo seguía haciendo alta costura. Yo soy un diseñador y por eso puedo diseñar lo que quiera, no solo alta costura.
-¿Que pasará con el mundo de la moda?
-La moda se va a reinventar viendo qué es lo que necesita el usuario. Ahora, la gente volvió a ser quien era: sin peluquería y sin la versión de Instagram. Creo que cada uno volvió a su fuente. Las prendas apuntan a esos lugares y a mostrar el lujo en lo cotidiano y en el día a día. La alta costura va a seguir, porque el primer amor nunca se olvida, pero este es un tiempo de cambios.
-¿Cómo es tu relación con Juan Viale? ¿Es verdad que nunca le probaste ningún vestido para su programa, porque ya la conocés mucho?
-Nos conocemos hace 5 años y tenemos una relación divina. Me encanta que sea relajada y antidiva. Ella se divierte con la moda, pero no está obsesionada. Le hice más de veinte vestidos para el programa, pero sin que se probara porque ya tenía el molde y la conozco milimétricamente. Creo que soy el diseñador que más la conoce y quién más la viste. Con ella se dio un fenómeno muy especial, porque nunca una celebridad se vistió durante dos meses con el mismo diseñador y tuvo a toda la prensa detrás interesada en sus looks. Después de eso, yo tenía que seguir con mi trabajo en Paraguay. Así que no me ganó el ego, porque supe bajarme del carro en medio de un gran éxito.
-¿Sacaremos algo positivo cuando todo esto pase?
-Lo positivo será que nos pusimos a pensar en nosotros mismos. La gran enseñanza de la pandemia es que no hay que dejar nada pendiente: no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. Una frase que no puede estar más vigente en los tiempos que corren. Vivir el hoy, el día a día y descubrirse a uno mismo es maravilloso. Pasamos por todos los estados anímicos, de la tristeza y la angustia a la euforia. Ahora nos damos cuenta de la importancia de las cosas más simples, cómo poder llamar a alguien que tenés ganas de ver y no podés hacerlo. Entonces, te tomás el tiempo para una videollamada que antes seguro no hacías. La pandemia nos mostró nuestros límites y nos enseñó que el día para vivir es hoy.
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