Las provincias de Chaco, Corrientes, Santa Fe y Entre Ríos registraron mejoras parciales en el caudal del río Paraná, después de meses de una bajante histórica que aun genera consecuencias ambientales y que dificultó la navegación en varios tramos.
En la provincia del Chaco, el Paraná registró este martes 1,93 metros en el puerto de Barranqueras como consecuencia de “la apertura de compuertas de la central hidroeléctrica Yaciretá-Apipé”, dijo a Télam el presidente de la Administración Provincial del Agua, Daniel Pegoraro.
Además, el funcionario explicó que el incremento del nivel actual del cauce de ese río en la costa chaqueña, tras estar en alrededor de un metro hace unos días, se debe a esa medida tomada en la represa Yaciretá-Apipé el fin de semana pasado y que, en principio, se mantendría hasta el viernes.
Por último, apuntó que después “es probable que se produzca un paulatino descenso del nivel del río Paraná” y que el aumento del caudal se produciría con las lluvias estacionales que en la región ocurren en los meses de septiembre, octubre y noviembre.
En Corrientes, por su parte, el río atraviesa por estos días un pico de creciente en el puerto de la ciudad capital, que elevó el nivel a 1,80 metros, tras una bajante histórica que disminuyó su caudal a 0,80.
Así lo informó el jefe de Prefectura de Zona Paraná Superior y Paraguay, Gustavo Daniel Díaz, en declaraciones a Télam, y señaló que de todas maneras “se está muy lejos del nivel normal que en el puerto de la capital provincial oscilaba entre los 2,50 y 3 metros”.
“Esta situación continuará oscilando hasta que la lluvia llegue a la cuenca superior”, remarcó el jefe de Prefectura y remarcó que la altura del río Paraná se mantendrá en esta zona entre uno y dos metros.
Finalmente, Díaz manifestó que el nivel actual, un metro superior a la bajante histórica que este año dejó las aguas en 0,80, configura un riesgo menor para la navegación.
Más al sur, en el puerto de Santa Fe, el río Paraná se ha caracterizado en los últimos días por un comportamiento oscilante, ya que luego de tocar un mínimo de 60 centímetros, el 14 de agosto, experimentó un repunte que llevó la marca a 1,18 metros en apenas cinco días.
A su vez, desde ese registro hasta ayer, el río perdió gran parte de lo que había recuperado, ya que la medición que Prefectura Naval realizó este martes a la madrugada arrojó 0,85 metros, aunque en estado estacionario.
Asimismo, la altura actual del río Paraná en la estación fluvial de la capital santafesina está relativamente cerca de la marca récord histórica en bajante, que se dio en la medianoche del 20 de mayo pasado, cuando midió 48 centímetros, es decir, muy lejos de los 5,3 metros que representa el nivel de alerta y de los 5,70 metros en que se fijó el nivel de evacuación.
Por su parte, en la ciudad santafecina de Rosario, la altura se ubicaba este martes en 0,75 metros, lo que mostraba un descenso de 5 centímetros respecto de la medición del lunes, según el informe diario de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la Universidad Nacional del Litoral.
Si bien la bajante sigue siendo pronunciada, el nivel hidrométrico mejoró en relación al piso mínimo al que llegó el 22 de mayo pasado, con 0,08 metros.
Luego de cinco días de crecimiento del nivel de agua, las últimas tres jornadas marcaron una caída en la medición, que está lejos de los 2,67 metros que mostraba el río a la altura de Rosario el 29 de febrero pasado, según la FICH.
Por último, frente a la capital de Entre Ríos, la ciudad de Paraná, el río registraba ayer una altura de 52 centímetros, 38 menos que el repunte del fin de semana pasado por el incremento del caudal de agua en la represa hidroeléctrica de Itaipú, pero 2 más que este lunes.
“El caudal, a pesar del repunte, continuará siendo muy inferior al valor promedio de agosto de los últimos 25 años”, informó el Instituto Nacional del Agua y resaltó que “no se espera un retorno a condiciones en lo que resta del invierno ni la primera mitad de la primavera”.
En Paraná, continúa desde febrero muy por debajo del de aguas bajas (2,30 metros) y cerca de la altura de menor caudal, que fue de 0 metros detectados en 1970. A raíz de la bajante, embarcaciones quedaron encalladas en barro seco, salieron a la luz numerosos bancos de arena, anclas antiguas, municipios debieron trabajar para mantener el servicio de agua potable y se mantiene sobre la superficie la manta protectora del túnel subfluvial.
A su vez, perjudicó la reproducción y el crecimiento natural de ciertas especies de peces del río, a la vez que pescadores y comerciantes aseguraron que la pesca bajó notablemente respecto a años anteriores, al igual que las ventas.
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