La pandemia del coronavirus cambió de manera radical la vida de millones de personas en todo el mundo. Para algunas, la cuarentena es lo más parecido al apocalipsis, pero miles de otras viven desde hace años en instituciones por lo que, al menos desde ese lado, el impacto fue menor. Las coincidencias se dan con el aislamiento y la imposibilidad de estar cerca de los seres queridos y también entre quienes ven afectadas sus vidas porque la terapia psicológica semanal se vio completamente alterada.
Entre quienes padecen las consecuencias de la falta de espacio para el psicoanálisis o los acompañamientos terapéuticos, los adultos mayores son los más afectados por el distanciamiento social preventivo y obligatorio que en Argentina se vive desde el 20 de marzo.
Pensando en ellos y en otros pacientes institucionalizados, la psicóloga y psicoanalista Florencia Casabella —especializada en atención de niños y adultos, en acompañamiento terapéutico con enfoque psicoanalítico, diagnóstico y prevención del autismo, discapacidad, adicciones y trastornos de la alimentación, entre otros— y su equipo de trabajo llevan a cabo la modalidad de acompañamiento terapéutico “extramuros” para aquellas personas que eran contenidas por uno de esos dispositivos sostenidos con la presencia del acompañante terapéutico.
—¿Qué es el acompañamiento terapéutico?
—El acompañamiento terapéutico clásico es un dispositivo de Salud Mental que acompaña a personas ,en determinada situación de sus vidas, en su cotidianidad y en su vida diaria y tiene una función estrictamente terapéutica. Se utiliza tanto para acompañar a niños con autismo como a pacientes con discapacidad, a pacientes institucionalizados o que están atravesando alguna internación por algún problema de Salud Mental tanto como a pacientes de la Tercera Edad fundamentalmente para la estimulación neurocognitiva. En el dispositivo clásico si algo caracterizaba al acompañamiento terapéutico era lo presencial en los espacios donde los pacientes estaban como en hogares, casas, residencias e instituciones, es decir, se los acompañaba en sus espacios. Por supuesto con la pandemia y la situación de aislamiento hubo que repensar muchos dispositivos de salud mental, de hecho la gran mayoría se han trasladado a la virtualidad.
—¿De qué se trata la terapia extramuros?
—Es una forma de acompañar a los pacientes sin la presencia y sin los recursos tecnológicos ni dispositivos electrónicos. Es decir, a través de correspondencias, dejando en la puerta del hospital o residencia una carta para el paciente (tal vez acompañada de cuadernillos con actividades para los pacientes que estuvieran trabajando con algún objetivo de estimulación neurocognitiva, elementos para que puedan desarrollar las actividades que venían haciendo hasta el inicio de la cuarentena de manera autónoma) y siempre, instalada la repetición. Es decir, todas las semanas, el acompañante terapéutico asiste a la puerta de la institución, retira lo que el paciente le haya dejado, una carta, un cuadernillo completado, alguna devolución, algo que tenga ganas de decirle, y le deja al paciente algo nuevo. Lo más importante y que fue el objetivo del acompañamiento terapéutico en esta cuarentena y el gran desafío fue mantener el lazo social.
—¿Cuál es el desafío que tienen los acompañantes terapéuticos en este contexto de pandemia y aislamiento social ?
—El principal desafío que se impuso con el aislamiento es acompañar bajo la modalidad remota a pacientes que no tienen acceso a dispositivos electrónicos, que es un grupo bastante grande de la población que nosotros acompañamos. En principio, son pacientes de la Tercera Edad y muchos no tienen acceso a dispositivos o quizás están institucionalizados en residencias geriátricas y tienen acceso muy intimidado. Otro grupo está conformado por los pacientes institucionalizados (internados o cursando una internación psiquiátrica) en hospitales donde el ingreso de acompañantes terapéuticos es imposible ya que en este contexto representa un peligro para toda la institución. Para ellos el acompañamiento terapéutico se veía también dificultado ya que no podían recibirlo bajo el formato de la virtualidad, por eso se pensó en la modalidad del acompañamiento extramuros.
—¿Cuántos pacientes son asistidos por su grupo bajo esta modalidad?
—Actualmente son alrededor de 250 personas y quienes los acompañan son un grupo de profesionales que tienen título de acompañante terapéutico y otros son estudiantes de Psicología u otra carrera relacionada con la Salud Mental.
—¿Cómo es la experiencia tenida hasta el momento?
—La experiencia está resultando muy satisfactoria. De hecho, muchos pacientes han retornado a la escritura, eso es lo que más nos sorprendió. Sobre todo, porque son pacientes de la Tercera Edad, la población más afectada por el aislamiento y quienes más limitados están en cuanto a los contactos. Con eso volvieron a escribir, algo que para ellos es una herramienta muy valiosa que con el tiempo fue perdiendo protagonismo y sin embargo, en este contexto, es una forma de enlazarse con otros. Esto es muy bueno.
—¿Considera hoy que algunas de las nuevas ideas implementadas podrán seguir luego de la cuarentena?
—Después de la cuarentena, la idea es retomar lo presencial en los casos que se pueda. Pero sí me parece que una de las ventajas grandes de este etapa es que nos permitió hacer que el acompañamiento terapéutico llegue más lugares, a lugares recónditos, y a más pacientes. Hay muchas personas que tal vez necesitan una asistencia para sus actividades de la vida diaria y residen en zonas donde no llegan muchos acompañantes terapéuticos y es ahí donde creo que la virtualidad nos hace saber que la distancia nos permite acercarnos a más personas.
—¿Qué es lo que considera más importante del acompañamiento “extramuros”?
—El objetivo. Y éste tiene que ser mantener lazos sociales en pacientes institucionalizados o con trastornos relacionados a la Salud Mental para darles hábitos. Considero que la compañía terapéutica tiene la función de re socialización, lo que es muy importante, y en este, contexto la cuarentena profundiza esa condición que les es propia como el alejamiento de las personas. Por ello entiendo que el principal objetivo es que los pacientes puedan mantener el lazo social con sus referentes, con sus familiares y los profesionales que los acompañan.
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