Desde 2017, el 21 de agosto se conmemora el Día Internacional de homenaje a las víctimas de terrorismo. Este año, donde la pandemia no aconseja los actos presenciales, AMIA y Naciones Unidas Argentina decidieron honrar a quienes perdieron la vida o sufrieron daños, heridas y consecuencias de diferente naturaleza a causa de la ejecución de crímenes y actos terroristas en distintas partes del mundo. con un emotivo video.
Bajo el nombre “Un mismo dolor”, la pieza audiovisual cuenta con testimonios de víctimas sobrevivientes y familiares de víctimas fatales de diferentes matanzas terroristas, y brinda un conmovedor mensaje que renueva el compromiso con el ejercicio de la memoria: “La necesidad de recordar es universal”.
El 21 de agosto fue instaurado como Día internacional para honrar a las víctimas de terrorismo a instancias de la resolución 72/165 de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Desde su proclamación el 19 de diciembre de 2017, la fecha reconoce que la promoción y la protección de los derechos humanos, y el estado de derecho en el ámbito nacional y los niveles internacionales, son esenciales para prevenir y combatir este flagelo de alcance global.
Para la tercera edición de esta recordación AMIA y Naciones Unidas Argentina decidieron por primera vez realizar una acción conjunta para condenar los crímenes terroristas, y rendir homenaje a las víctimas fatales y las víctimas sobrevivientes de diferentes ataques cometidos.
Roberto Valent, coordinador residente de Naciones Unidas en Argentina, indicó que “los actos de terrorismo dejan marcas que duran toda la vida y repercuten en las generaciones futuras. El trauma que generan es indeleble, pero podemos ayudar a las víctimas y sobrevivientes persistiendo en la búsqueda de verdad y justicia y brindándoles plataformas para que sus voces sean amplificadas y sus derechos humanos respetados. Este proyecto conjunto nos permite apoyar a organizaciones como AMIA, que trabajan incansablemente en pos de las necesidades y derechos de las víctimas y sobrevivientes de actos terroristas. Las Naciones Unidas se une en solidaridad con todos ellos hoy y siempre.”
Por su parte, Ariel Eichbaum, presidente de AMIA, señaló: “Nuestra institución fue blanco del terrorismo internacional hace 26 años. Fuimos testigos directos de cómo el accionar del terrorismo no distingue raza, credo, edad o nacionalidad. Por eso, en el recuerdo de las víctimas fatales y en el homenaje a los sobrevivientes, debemos ser solidarios. El dolor es el mismo. Mantener vivo el recuerdo es parte de nuestra misión institucional, como lo es también el reclamo de justicia porque en el atentado contra nuestra sede, la impunidad sigue vigente”. Y agregó: “La fecha que hoy recordamos es importante para hacer oír nuestra voz, estar unidos en la defensa de la vida, y exigir a los gobiernos que refuercen las medidas de control y prevención para que no tengamos que lamentar más crímenes de odio como los que ya se registraron”.
El video “Un mismo dolor” cuenta con los testimonios de Lea Kovensky, víctima sobreviviente del atentado a la Embajada de Israel en Argentina el 17 de marzo de 1992; de Anita Weinstein, víctima sobreviviente del ataque a la AMIA el 18 de julio de 1994; de Marco Antonio Bianchotti Cabrera, víctima sobreviviente de los atentados en Atocha el 11 de marzo de 2004; de Carolina Mondino, víctima sobreviviente del atentado en Niza el 14 de julio de 2016, y de Ana Evans, esposa de Hernán Mendoza, quien fue asesinado en el atentado cometido en Nueva York, el 31 de octubre de 2017.
A través de sus testimonios, la pieza audiovisual realizada por AMIA y Naciones Unidas Argentina pone en evidencia las huellas que el terrorismo deja por siempre en la vida de las víctimas sobrevivientes y en los familiares de las personas cuyas vidas fueron injustamente arrebatadas. Sus palabras conmueven y llaman a mantener viva la memoria, a seguir reclamando justicia y exigiendo cooperación internacional para la adopción de medidas que prevengan futuros atentados y masacres.
Testimonios del horror
Anita Weinstein: “La oscuridad, no se veía nada, no sabíamos dónde estábamos, pero sí escuchábamos caer cosas, como grandes pedazos de algo, no sabíamos dónde estábamos pisando. Respirar era imposible, nos ahogábamos, nos ahogábamos ahí adentro.”
Lea Kovensky: “Lo único que recuerdo es estar en un momento mirando para adelante, hablando, y de repente estoy dada vuelta, tirada en el piso, cubierta por escombros.”
Ana Evans: “Me acuerdo que empecé a llamarlo, incansables veces, lo llamaba, lo llamaba, lo llamaba, y decía ahora me atiende, ahora me va a atender. Pero nunca más pude hablar con él. Me acuerdo que el teléfono sonaba y yo decía ahora me atiende, ahora sí. Después mi mente imaginó que no me atendía porque le estaban salvando la vida en el quirófano de un hospital.”
Marco Antonio Bianchotti Cabrera: “El humo que había a mi alrededor tornaba todo muy confuso, las personas que estaban junto a mí habían perdido la vida, mi cuerpo estaba atrapado bajo los escombros y bajo los cuerpos de aquellos que estaban a mi alrededor. El dolor era incesante e indescriptible tanto en mi pecho como en mi espalda.”
Carolina Mondino: “Yo estaba gravemente herida y mi amiga estaba muerta. Estaba muerta, destrozada, aplastada. No se podía reconocer. Yo tenía mucho dolor, muchísimo dolor.”
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