San Martín masón: conspiraciones en Cádiz, reuniones secretas en Londres y la idea fija de liberar América

Siendo oficial al servicio de España, se vinculó a logias masónicas que perseguían la independencia de las colonias en América, participando de un complicado entramado conspirador que le sirvió para su campaña libertadora por medio continente

José de San Martím tuvo una activa participación en logias que perseguían la emancipación americana.

El lugar indicado era una casa del barrio de San Carlos de la ciudad de Cádiz, donde vivía Carlos de Alvear, militar que había combatido en varias batallas contra la invasión napoleónica a la península. Puerto de entrada y salida de viajeros, la ciudad fue un punto clave para conspiraciones de americanos. Allí funcionó una filial de la Sociedad de los Caballeros Racionales, una logia secreta que se identificaba con el número 3 y que buscaba la emancipación de las colonias españolas en América. Eran más de cuarenta miembros -algunos arriesgan 63- de una organización que se había reorganizado en febrero de 1811 en base a una que se había disuelto en Sevilla, y de la que participaba un teniente coronel de caballería, americano de nacimiento, llamado José de San Martín.

El primer postulado que se impusieron fue el de trabajar por la independencia americana, y el segundo instaurar un gobierno elegido por la voluntad de los pueblos, fundado en el sistema republicano.

Estas logias tenían su propia constitución y cinco grados de iniciación y usaban códigos secretos para reconocerse. Eran de carácter operativo, ejecutivas, que servían para un propósito y que luego se disolvían. Hay estudiosos que afirman que eran logias que no pertenecían a la masonería, aunque algunos de sus miembros sí lo eran. Las logias masónicas que perduraron en el tiempo estaban fundadas en el sentido de fraternidad, buscaban la educación del individuo para el mejoramiento de la sociedad. Eran organizaciones que no se apegaban a doctrinas, ya que los dogmas -aseguraban- esclavizan las conciencias e impiden al hombre el pensar por sí mismos. Diseminadas por todo el mundo, no siempre coincidían y en ciertos casos estaban abiertamente enfrentadas.

Sin embargo, se habían puesto de acuerdo en luchar contra el absolutismo y por la libertad.

Tenían sus propios códigos: al iniciado se le tomaba juramento con los ojos vendados y luego, ya sin la venda, se le revelaba la misión a cumplir. Esta logia preparó la partida de oficiales logistas al Río de la Plata para trabajar por la independencia.

San Martín, Alvear y Zapiola, tres logistas que tenían el mandato de conseguir la independencia en el Río de la Plata.

Irse de España

Para encarar la campaña emancipadora, José de San Martín debía tener las manos libres. El 6 de octubre de 1811 pidió la baja del ejército español. Armó la solicitud de tal forma para no levantar la más mínima sospecha y no ser rechazado: argumentó que debía ir a Lima para arreglar intereses particulares, indispensables para asegurar la subsistencia suya y de sus dos hermanos, enrolados en el ejército español. El 5 de septiembre le concedieron el retiro con el beneficio del uso del uniforme.

Cuando San Martín llegó a Buenos Aires en 1812 se darían cuenta del engaño cuando el gobernador español de Montevideo, Gaspar de Vigodet, leyó en La Gaceta del 13 de marzo su arribo al puerto de Buenos Aires, cuestión que informó a la corona.

Faltaba otro paso: salir de España, cuestión que no era sencilla, porque los americanos, por su condición de tal, eran de por sí sospechosos. Acudió a un amigo, compañero de armas en el ejército español, el escocés James Duff, que luego se transformó en lord y conde de Fife. Duff era masón en la logia St Andrew N° 52. A través de sir Charles Stuart, agente diplomático inglés en Madrid, consiguió un pasaje a Lisboa en un barco de guerra inglés, que lo terminó llevando a Londres.

Misterios en tierra británica

Apenas llegó a la capital inglesa, donde permaneció casi cuatro meses, San Martín se dirigió al 28 de Grafton Street, donde había vivido entre 1802 y 1810 el masón Francisco Miranda, el precursor de los movimientos independentistas americanos. Miranda había viajado en secreto a Cádiz entre 1808 y 1809 a fin de coordinar con los complotados americanos los planes de insurrección en América. A decir de Mitre, él fue el espíritu, organización y credo de las logias que buscaban la independencia de las colonias españolas en América.

Frente de la casa donde San Martín vivió los meses que permaneció en Londres, en 1811.

Vivió en el 23 de Park Road, en el centro londinense, en un edificio que aún está en pie. Estuvo en contacto con revolucionarios, como el venezolano Andrés Bello y el mexicano Cervando Teresa de Mier. En esa ciudad, San Martín fue ascendido al quinto grado por el sistema francés. Por mandato de la logia Número 3, junto a Alvear, Zapiola, Chilavert y otros fundó otra filial de los Caballeros Racionales, la Número 7, cuyo lema era “unión, firmeza y valor”. A ellos se les agregó Manuel Moreno, quien había llegado a Inglaterra en el trágico viaje donde su hermano Mariano había muerto en altamar en circunstancias nunca aclaradas.

No solo la misión era la de liberar Buenos Aires y Chile, sino que otros logistas se dirigieron a Venezuela, Nueva Granada, Ecuador, Perú y Chuquisaca.

Según documentación inédita hallada por Rodolfo Terragno, el escocés Thomas Maitland elaboró un plan, posiblemente entre 1800 y 1803, para capturar Buenos Aires y Chile y luego emancipar Perú y México, que en realidad quiso significar Quito. ¿San Martín tuvo acceso a este plan que es idéntico al que él llevaría adelante? Todo indica que sí.

En Londres adquirió de segunda mano el sable corvo que lo acompañaría en toda la campaña libertadora, y en enero de 1812 partió hacia Buenos Aires en la fragata George Canning, junto a los que formaría la logia de Caballeros Racionales: Carlos María de Alvear y José Matías Zapiola, entre otros. Volvía a su tierra 26 años después.

Llegada de José de San Martín al puerto de Buenos Aires, en marzo de 1812.

Secretos en el Río de la Plata

Desde la primera mitad del siglo 18, había actividad masónica en el Río de la Plata. Una de las primeras logias, “Independencia”, fue fundada por franceses en 1795. Luego, con las invasiones inglesas, aparecieron los “Hijos de Hiram” y “Estrella del Sur”, en la que Saturnino Rodríguez Peña y Aniceto Padilla, fueron cómplices en la fuga de William Carr Beresford, prisionero luego de la derrota británica de 1806.

La logia a la que pertenecía San Martín se reunía en una vieja casona de la calle de la Barraca (hoy Balcarce) casi en la esquina con Venezuela, pasando el convento de Santo Domingo, un lugar que de noche daba temor transitar.

A esa logia se le sumó, en masa, la Sociedad Patriótica y Literaria, creada en marzo de 1811 por morenistas. La misión de esta logia era la de asegurar la independencia americana, a costa de cualquier sacrificio y casi sin reparar en medios. Bernardo O’Higgins organizaría una sociedad similar en Chile.

La logia se desdobló. Paralela a la principal, había una secundaria que actuó como un verdadero servicio de inteligencia.

Misterio sobre su nombre

Hay dudas sobre el nombre de la logia fuese Lautaro. El único que lo afirmó fue un anciano general José Matías Zapiola a Bartolomé Mitre muchas décadas después. Algunos sostienen que ese nombre ya venía de cuando los conspiradores se reunían en Cádiz aunque no hay que descartar que la Lautaro haya sido una logia armada por San Martín en la segunda etapa, cuando se entrevistó con Pueyrredón en Córdoba, en mayo de 1816.

El Primer Triunvirato le confió la organización de un regimiento de caballería, que sería el de Granaderos a Caballo. Y el casamiento con Remedios habría obedecido a un mandato masónico de vinculación con la elite porteña, gracias a los contactos de Carlos María de Alvear.

“Academias de Matemáticas”

Cuando fue gobernador de Cuyo, San Martín fundó una filial de la logia y cuando el masón Juan Martín de Pueyrredón fue nombrado director supremo, armaron un consejo secreto de gobierno.

San Martín y Pueyrredón aludían a la logia como “Academias de Matemáticas”; en la incorporación de un nuevo miembro, escribían: “Se ha dedicado al estudio de las matemáticas”. O cuando contaban que “el nuevo secretario interino Terrada es también Matemático…”

La escuadra y el compás, símbolos característicos dela masonería, que a través de distintas logias, tuvo una activa participación en los movimientos emancipadores en América.

Para los masones, San Martín fue un ejecutor ejemplar del ideario masónico. Cuando fue Protector del Perú, aplicó una reforma social y administrativa, que incluyó la abolición de los tributos a los indígenas, la reforma del sistema penal, la libertad de imprenta y la fundación de bibliotecas.

Los mismos masones sostienen que San Martín renunció a la gloria y al poderío, sin grandes gestos, “sencillamente como obrero que considera terminado su trabajo y se siente satisfecho de haber cumplido con su deber”.

En el exilio, fue auxiliado por otro masón, su amigo y viejo compañero de armas Alejandro Aguado, quien lo asistió económicamente, ”poniéndome a cubierto de la indigencia”, confesó San Martín.

En el frente del edificio donde vivió en Londres aquellos misteriosos cuatro meses en 1811, hay una placa que dice “José de San Martín – El Libertador 1778-1850 Soldado y estadista argentino. Vivió aquí”. Hizo mucho más que eso: liberó todo un continente.

Fuentes: Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana, de Bartolomé Mitre; San Martín. La fuerza de la misión y la soledad de la gloria, de Patricia Pasquali; Diario Tres Puntos. Palabrade masones argentinos para América Latina

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