La pareja argentina que arrasa en el sitio porno más visto del mundo: “Nuestros papás se enteraron por un video de WhatsApp”

Kim y Paolo se conocieron en 2013 y desde 2016 recorren sitios paradisíacos para filmarse teniendo sexo. "Este negocio es lo nuestro, nos va bien y vamos a explotarlo hasta lo que podamos", revelaron a Infobae

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Kim y Paolo: una pareja de argentinos actores porno

Kim y Paolo aún recuerdan cuando una combinación de subtes los llevó a conocerse mejor. Corría el 2013 y ambos cumplían sus rutinas laborales en una reconocida empresa multinacional estadounidense, pero nunca habían interactuado en persona, aunque sí por correo electrónico. Un plan de viaje a Gualeguaychú para celebrar el carnaval de aquel año, organizado por un amigo en común, implicó que ambos debieran recorrer el barrio porteño de Once para encontrar los disfraces adecuados para la ocasión.

“Pegamos un montón de onda y la pauta fue clara: durante el viaje no se hace nada. Fuimos cuatro hombres y cuatro mujeres. Éramos un grupo de solteros y solteras que concordamos en que alguna relación colapsaría todo. Pero un par empezaron a tener sexo y terminó todo mal”, recordaron ambos, en diálogo con Infobae.

La situación fue diferente para ellos. A pesar de que el grupo se disolvió, comenzaron a relacionarse con mayor frecuencia. Ella, oriunda de Ramos Mejía, entabló otro tipo vínculo con él, quien nació y creció en Caseros. “Para su cumpleaños fuimos a una fiesta con otra amiga. Él tenía algo con ella y yo también. Ese día terminamos en mi departamento haciendo un trío. Fue la primera vez que estuvimos”, contó la joven de 26 años.

Kim y Paolo actualmente viven
Kim y Paolo actualmente viven en Barcelona

Para 2016 el vínculo estaba completamente afianzado. “Mantuvimos al margen a nuestras familias antes de comenzar a salir. Ni siquiera habíamos dicho que éramos novios. Allí planeamos un viaje a Italia. Y antes de irnos conocimos a nuestros respectivos padres, porque no queríamos mezclar las cosas”, reveló el hombre de 31 años.

En Milán comenzaron a trabajar de camareros para aprender el idioma. “Tampoco queríamos gastar todos los ahorros”, contó Paolo. Justamente fue él quien, una noche, tras navegar por Internet, le mostró a Kim un sitio en el que se podían hacer shows eróticos en vivo y ganar dinero.

Ambos explicaron: “Siempre nos gustó filmarnos mientras teníamos sexo. Era y es nuestro fetiche. Hacíamos videos que no le mostrábamos a nadie, que quedaban para nosotros. Pero esa vez encontramos un lugar en el que podíamos hacer lo mismo y ver qué onda. No buscábamos ganar dinero, aunque obviamente nos servía”.

“Tampoco queríamos faltarle el respeto a nuestra familia, pero sí hacer lo que nos diera la gana. En ese entonces usábamos una cámara muy mala”, rememoró el hombre de 31 años. Aquel dinero fue invertido en mejor equipamiento. “El primer día que empezamos los shows no sabíamos si estábamos haciendo plata. Todo ese dinero fue invertido en equiparnos mejor. En comprar la camarita, el micrófono, alguna lencería”, agrega Kim.

La pareja argentina se conoció
La pareja argentina se conoció en 2013, previo a un viaje en común a Gualeguaychú

Aquella noche terminaron cerca de las 6 de la mañana. Se cambiaron, fueron a desayunar y sellaron un acuerdo en el que pactaron un detalle fundamental: todo lo difundido no podía llegar a la Argentina.

“Europa tiene mucha cultura de consumo, nadie tiene vergüenza. Si bien los italianos son más reservados, es como que nos venían por atrás a decirnos que estábamos haciendo tal cosa. Se dieron cuenta rapidísimo. En ese momento le contamos a nuestros hermanos más chicos, necesitábamos desahogarnos porque estábamos solos. Ellos se mantuvieron callados. Pero después una nota que nos hicieron acá se hizo viral y todo se desmadró”, indicaron.

Kim es la hermana del medio de tres mujeres. Paolo lo mismo, pero de hombres. De sus círculos más íntimos sólo sus padres desconocían lo que hacían del otro lado del mundo. Pero en 2018, sucedió lo impensado: “Se viralizó un video por WhatsApp de nuestras vacaciones en Cancún. Eran 30 segundos nuestros, teniendo mucho sexo. Nuestros papás se enteraron por el video de WhatsApp”.

Kim recordó: “Ese video le llegó a mi papá y a todos sus amigos. Estuvimos un tiempo sin hablarnos, estaba muy enojado y lo entendí. Vengo de una familia en donde el sexo no es tabú. No estuvo bueno. Y cuando se enteraron me llamaron y justo estábamos por hacer un show en vivo. Yo vi el mensaje y nos dijeron que podíamos empezar. Tuve que apagar el celular, hacer un show de una hora; y cuando se lo conté a Paolo intenté llamar a mi familia y nadie me quería atender”.

“Nunca tomamos esto como que estábamos haciendo algo mal. Era nuestro fetiche. Nos habíamos ido del país justamente para que no se enteraran, habíamos tomado todos los recaudos”, agregó Paolo.

Aquel episodio traumático, convertido en una confesión obligada, distendió el día a día de la pareja, quien llevaba tiempo incursionando en Pornhub, el sitio de pornografía más visitado en el mundo. En dicha plataforma crearon MySweetApple, un canal en el que son los protagonistas exclusivos de cada escena de sexo, ubicado entre los 100 más vistos de la web, con más de 220 millones de visitas entre sus contenidos.

“Creo que en un momento jugamos una carrera contra nosotros mismo para querer estar en más lugares. Lo que tiene la industria es que están las competiciones, los premios, y después te das cuenta de que un premio no te da una gota de felicidad”, explicó Kim.

“Y te da enemigos o gente que replica una copia exacta de lo que estás haciendo. Uno se esfuerza para crear algo y nos topamos con gente que también lo hacía. Mucha gente que quiere ser amiga y por atrás quiere sabotearnos”, ahondó Paolo.

—¿Qué visión tienen sobre las grandes productoras pornográficas?

—Paulo: Le escapamos a las productoras grandes, en el sentido de que filmamos nuestro contenido. No queremos estar en un estudio y que nos digan lo que tenemos qué hacer. Queremos continuar con el espíritu amateur, tenemos sexo y lo filmamos. Escuchamos muchas cosas pero por suerte nos topamos con estudios tirando al lado feminista, productoras con directoras mujeres, contratos diferentes, en donde si una actriz no quiere hacer algo no lo hace. Está conectado con las formas antiguas en las que se hacían las cosas. No nos gusta que usen chicas que recién cumplen 18 y parecen niñas.

—¿Los contactaron para grabar escenas en estas plataformas?

—Kim: Nos encerramos en lo amateur, en volver a ser nosotros. Descubrimos que quienes nos contactan no son amistades reales. Son amistades de Internet, que te hacen un retuit y después te das cuenta de que te están dando de baja un video o reportando la cuenta. Y cuanto más te das a conocer, más competencia más va a haber. Queremos seguir compartiendo esto como pareja sin esa mala vibra.

—¿Cómo es esto?

—P: Cada vez que progresás en porno recibís un sopapo digital, porque la competencia es sucia: mucha gente en vez de crecer se dedican a sabotearte el piso. Tenés que volverte más cuidadoso. Mucha gente está a la espera de que te equivoques. Hay grupos activistas que están intentando todo el tiempo cerrar las cuentas porno. En la primera que sos llamativo o popular empezás a ser reportado.

—¿Viven de esto actualmente? ¿Ganan mucho dinero?

—P: Sí, vivimos de esto. Puedo decirte que más de la mitad de lo que ganamos lo ahorramos. Que si vamos al supermercado no miramos precios y consumimos todo lo que nos gusta. Y que una semana al mes viajamos. No hablamos de cuánto ganamos porque no queremos ensuciar lo amateur. Notamos que hay mucha gente que quiere saber cuánto ganamos para hacer lo mismo. Y se frustran, porque van atrás del dinero y se dan cuenta de todo lo que necesitás para lograrlo.

—K: Seguimos viviendo la vida con la que soñábamos. No pensamos en el dinero. Tampoco estamos mirando cuánto ganamos. Sabemos que trabajamos un montón, estamos todos los días trabajando. Nuestros fans están contentos porque nunca estafamos a nadie.

—¿Graban todos los días?

—K: Filmarnos es nuestro fetiche, entonces la cámara nos dan ganas de filmar. A veces estamos tirados, no tenemos ganas de hacer nada, pero me da un beso y sale un video de la nada. La cámara nos excita a empezar a hacerlo. Está siempre preparada.

—P: Tenemos ganas siempre, eso hizo que podamos trabajar de esto. Estamos todo el día, todos los días, teniendo sexo. También nos masturbamos un montón. Somos muy sexuales los dos. Nunca estamos desganados.

—¿Piensan en dejar la pornografía para incursionar en otro negocio?

—K: Nos vamos a filmar por siempre y tenemos un montón de proyectos que intentamos continuar. Pero al fin y al cabo nada es tan divertido o lucrativo como filmarnos nosotros.

—P: Pensamos otros negocios. Pero ya pasamos por tantas crisis y todo evoluciona. Honestamente este negocio es lo nuestro, nos va bien y vamos a explotarlo hasta lo que podamos.

—¿Vienen seguido al país?

—K: Nuestras familias nos visitan todo el tiempo. Hace dos años fuimos y este año planeábamos ir para fin de año. Tenemos muchos videos en la Argentina. Siempre planeamos nuevos viajes al país.

—¿Qué extrañan de vivir en Argentina?

—P: Se extraña eso de que el domingo está el asado, la familia, y te quedás hasta tarde. Y que están ahí siempre. O juntarse con amigos. La tele argentina se extraña mucho. Son muchos años que vivimos allá. No nos fuimos enojados con el país, más bien de curiosos. Nos encantaría que todo esté mejor y que volver sea más fácil.

—K: Barcelona es muy parecido a Buenos Aires y tenemos muchos amigos argentinos. Hacemos cosas muy nacionales. Hay muchos restaurantes argentinos, socialmente estamos rodeados de toda nuestra cultura.

—¿Tienen planeado formar una familia con hijos?

—K: Nuestro plan es seguir juntos, dándole para adelante. El plan más cercano es buscar el lugar en el mundo en el que estamos 100% de que es nuestro hogar. Muchos países nos encantan, pero siempre algo nos falta. No queremos tener hijos. Nosotros, desde que estamos solos, nos sentimos una familia.

—P: Queremos tener una casita, con mucho pasto, terreno, animales. Nos gusta alejarnos de la sociedad. Pero somos gente de ciudad.

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