Monseñor Torres Carbonell asumió como nuevo obispo de Gregorio de Laferrere, en La Matanza

Fue designado por el papa Francisco. Antes, fue párroco de la Basílica de Luján y de la iglesia de San Cayetano

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Monseñor Jorge Martín Torres Carbonell y el intendente Fernando Espinoza
Monseñor Jorge Martín Torres Carbonell y el intendente Fernando Espinoza

Monseñor Jorge Martín Torres Carbonell asumió este sábado como nuevo Obispo de Laferrere tras haber sido designado para esa posición por el Papa Francisco. La diócesis de Gregorio de Laferrere había quedado vacante el pasado 9 de junio al ser trasladado su obispo, monseñor Gabriel Bernardo Barba, a la sede de San Luis.

La Matanza es uno de los pocos distritos con dos diócesis debido a su extensión territorial y a su gran cantidad de fieles. De hecho, es más grande que 19 provincias argentinas. La otra diócesis, la de San Justo, está a cargo de Monseñor Eduardo García.

Torres Carbonell, nacido en Buenos Aires el 22 de abril de 1954, ingresó al Seminario Metropolitano de la Inmaculada Concepción tras haber cursado algunos años de ingeniería civil en la Universidad Católica Argentina. Allí realizó los estudios eclesiásticos de preparación al presbiterado, alcanzando el título de Bachiller en Teología.

El 18 de noviembre de 1983 fue ordenado sacerdote por el cardenal Juan Carlos Aramburu, arzobispo de Buenos Aires, en una celebración eucarística multitudinaria que tuvo lugar en el Estadio Obras, en la que fueron ordenados otros 15 compañeros.

Tras su ordenación presbiteral ejerció su ministerio sacerdotal en diversas parroquias porteñas: vicario parroquial en San Cayetano, del barrio de Belgrano; párroco de Santa Clara, en el barrio de Flores Sur; párroco del Niño Jesús, en el barrio de Villa Lugano; párroco de Nuestra Señora de la Esperanza, en Puerto Madero.

Entre 2001 y 2009 se desempeñó como rector y párroco de la basílica de Nuestra Señora de Luján. Luego, por decisión de quien entonces era el Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, fue el párroco de San Cayetano en el barrio de Liniers, santuario al que el 7 de agosto de cada año concurre una multitud de miles de fieles que van a agradecer y a pedir otros, al santo patrono del pan y del trabajo.

Tras la ceremonia de entronización, el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza celebró que la designación de Torres Carbonell en este “momento tan difícil por el que pasamos, con tantas necesidades físicas y espirituales”, revitaliza un mensaje del papa Francisco a sus obispos: “La cercanía es esencial para todo ministro de Dios”.

“Es un día de mucha felicidad y alegría para todo el pueblo de La Matanza, donde recibimos y damos la bienvenida a nuestro flamante obispo de Laferrere, Monseñor Jorge Martín Torres Carbonell”, aseguró Espinoza.

La misa estuvo presidida por el cardenal Mario Aurelio Poli en la catedral Cristo Rey. “Creo que más allá de que muchos no hemos podido reunirnos hoy aquí para celebrar este inicio de ministerio, es porque nos ocupa poder acompañar a nuestro querido pueblo que vive este tiempo de desafíos, desafíos difíciles. Entonces, aunque no se pueda estar de modo presencial, nos convoca el rezar y pedirle a Nuestra Madre que nos sigamos acompañando para ayudar a que aparezcan las fortalezas en los otros, especialmente a los que están bajando los brazos. En esto, no tenemos que demorarnos y con lo que brota de un corazón atento poder ayudar a encontrar salidas posibles”, dijo Poli.

Por otro lado, el intendente destacó el constante contacto directo del flamante obispo con los feligreses y la realidad que los rodea. “A su sensibilidad natural por el hecho de ser sacerdote, a su formación y a su vocación, Monseñor Jorge le ha sumado de ese modo el contacto directo habitual con millares y millares de fieles en forma constante, la mejor manera de saber qué necesitan, qué manifiestan, que anhelan, con qué sueñan los fieles”, señaló.

Según detalló la Agencia Informativa Católica Argentina, la diócesis de Laferrere cuenta con 30 parroquias y 112 iglesias y capillas; 48 sacerdotes, de los cuales 32 del clero diocesano y 16 religiosos; 14 diáconos permanentes; 33 religiosas y 15 centros educativos de la Iglesia.

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