El cincuentenario de Buschiazzo, el arquitecto que nos legó el Cabildo, coincide con una iniciativa oficial contraria a su legado

El cofundador de la Comisión que custodia nuestro patrimonio murió el 15 de agosto de 1970. Es impresionante la lista de sitios históricos reconstruidos o restaurados por él, como la Casa de Tucumán y las estancias y ruinas jesuíticas. Su fama trascendió nuestras fronteras

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Mario José Buschiazzo, pionero de
Mario José Buschiazzo, pionero de la restauración del patrimonio arquitectónico de la Argentina

Leer la lista de edificios y sitios históricos rescatados, reconstruidos, restaurados o repertoriados por Mario José Buschiazzo deja sin aliento. Este arquitecto, nacido el 10 de diciembre de 1902 en Buenos Aires y formado en la UBA, fue una figura vertebral de nuestro patrimonio en sus dos facetas. Una, como docente, porque él institucionalizó el estudio de la historia de la arquitectura americana colonial -antes muy despreciada-; y la otra, como reparador del patrimonio histórico arquitectónico.

Buschiazzo introdujo de modo sistemático los estudios de arte y estética de la arquitectura hispanoamericana en la Universidad de Buenos Aires, mediante la creación del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas (en 1946) y de la revista Anales, entre otras iniciativas. Formó de esta manera una plataforma para discutir y abordar áreas y problemas que hasta entonces no se investigaban de modo sistemático en la universidad, sino que quedaban al arbitrio de cada cátedra.

Además, fue el padre de la disciplina de la restauración de edificios históricos en la Argentina. A él, y al historiador Ricardo Levene, debemos que el Cabildo no haya sido demolido y su reconstrucción, aunque parcial, lo más fiel posible al original. El Cabildo, tal como lo conocemos hoy, es su obra.

Del mismo modo, fue Buschiazzo quien dirigió la reconstrucción de la Casa de Tucumán. Del edificio donde funcionó el Congreso que declaró la Independencia no quedaba nada sino la sala de la jura debajo de un templete. Él la reconstruyó por completo.

Tucumán, c.1943. Restauración de la
Tucumán, c.1943. Restauración de la Casa donde se declaró la Independencia

Entre sus obras, figuran además el relevamiento de las Ruinas de San Ignacio, la restauración de las Estancias jesuíticas de Córdoba, de la Posta de Sinsacate, de los Cabildos de Salta y Córdoba, del Convento de San Francisco, en Santa Fe, de la Reducción de Lules, en Tucumán, de la Casa de Sarmiento y el Convento de Santo Domingo, en San Juan, de la Capilla de Purmamarca, en Jujuy, y del Palacio San José, Entre Ríos, entre otros.

Su fama traspasó las fronteras y lo convirtió en consultor internacional en la materia. Así, intervino en la reconstrucción del centro histórico de San Juan de Puerto Rico y de la Casa de la Moneda de Potosí, en Bolivia, y hasta la ciudad de Williamsburg en Estados Unidos.

Buschiazzo fue el arquitecto de cabecera de Ricardo Levene, entre los años 1938 a 1946. Participó de la gestación y luego de las reuniones de la Comisión que debe velar por el patrimonio histórico y cultural de la Argentina -hoy Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes históricos- y a la que en teoría las autoridades deben consultar ante cada decisión o iniciativa vinculada a ese patrimonio.

Sin embargo, recientemente, el Gobierno, a través de su ministro de Cultura, Tristán Bauer, ha comunicado la decisión de mudar la Comisión Nacional de Monumentos del solar del Cabildo a una antigua sede de la cartera. El argumento es un proyecto de ampliación del Museo Histórico Nacional del Cabildo y de la Revolución de Mayo.

El proyecto no fue consultado con los técnicos de la comisión que en su mayoría se oponen. “En 1938 se crea la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y lugares históricos y es ella la que le dio sentido al Cabildo al ponerlo en valor en 1940 a través del arquitecto Mario Buschiazzo y declararlo monumento nacional”, explicaba la licenciada María Margaretic, museóloga de la Comisión, a Infobae.

Es decir que Comisión y Cabildo nacieron juntos, en la concepción de Levene y Buschiazzo, los promotores de esa restauración. Buschiazzo restauró el Cabildo, primero en 1938, y luego en el 40 para que pudiera instalarse allí para siempre la Comisión Nacional de Monumentos.

Año 1940: el Cabildo restaurado
Año 1940: el Cabildo restaurado por el arquitecto Mario José Buschiazzo

“La decisión del traslado es una defección y un menoscabo al trabajo de pioneros como Levene, en la concepción histórica, y Buschiazzo en lo arquitectónico”, aseguró un especialista de la Comisión Nacional de Monumentos que prefirió hacer reserva de su nombre.

En diálogo con Infobae, Teresa de Anchorena, presidente de la Comisión, aseguró que durante tres meses, entre enero y marzo, intentó oponerse al proyecto de mudanza, pero esto “forma parte de la política de esta gestión; no hay mucho que hacer”. El proyecto viene de la gestión anterior, aclaró, pero la administración actual lo encaró con más decisión.

La idea es transformar las oficinas que actualmente ocupa la Comisión en nuevas salas de Museo, algo que, de acuerdo a los especialistas no es necesario, como ya lo informó ampliamente Infobae en una nota anterior.

Anchorena aseguró que en la nueva sede tendrán las necesarias comodidades edilicias y técnicas para trabajar. Por caso, el Archivo de la Comisión será digitalizado. El traslado se produciría a fin de año o a principios del que viene.

En cuanto a Buschiazzo, Anchorena explicó que será homenajeado a través de la publicación en redes de varios artículos sobre su obra y trayectoria.

Este es un año de tres efemérides importantes para el patrimonio nacional. Uno, el cincuentenario de la muerte de Buschiazzo. Otro, en octubre, los 80 años de la sanción de la ley 12665, que le dio forma estable a la Comisión Nacional de Monumentos. Finalmente, hace 60 años se inauguró el edificio de dos plantas sobre avenida de Mayo que alberga a la Comisión.

El solar del Cabildo, sede
El solar del Cabildo, sede histórica de la Comisión Nacional de Monumentos

Todo ello merecía una conmemoración por todo lo alto que involucrara a las muchas instituciones del país que tienen que ver con el patrimonio cultural, como las facultades de Arquitectura, la Sociedad de Arquitectos, etcétera.

Pero, salvo el homenaje en redes que hará la Comisión Nacional de Monumentos, no habrá mucho más y la explicación es sencilla: hace tiempo que en la Argentina los gobiernos no valoran el patrimonio en los términos en que lo hicieron anteriores generaciones de dirigentes, gracias a los cuales se ha preservado o recuperado buena parte del mismo.

El tío de Buschiazzo fue el arquitecto del presidente Julio A. Roca y del intendente Torcuato de Alvear. Juan Antonio Buschiazzo fue quien abrió la Avenida de Mayo y construyó muchos de los edificios más emblemáticos de Buenos Aires. También el pórtico del Cementerio de la Recoleta.

El padre de Mario Buschiazzo murió cuando él era un niño aún y su tío lo tomó bajo su protección. Egresado con medalla de oro del Colegio Internacional de Olivos, en 1920, Mario Buschiazzo se graduó como arquitecto en 1925, y en 1933 empezó su actividad docente en la UBA. Siguiendo los pasos de su tío, se volcó a la función pública en lo que concierne al estudio, preservación y restauración del patrimonio cultural.

La Casa de la Moneda
La Casa de la Moneda en Potosí, Bolivia, otro de los edificios coloniales restaurados por Buschiazzo

Desde 1928 trabajó como arquitecto en el Ministerio de Obras Públicas de la Provincia de Buenos Aires y luego, en el ámbito nacional, en la Dirección General de Arquitectura.

Su profesión docente la ejerció tanto a nivel secundario, como terciario y universitario. En paralelo, desplegó una intensa tarea de divulgación, a través de folletos y artículos en revistas.

Luego de la creación del Instituto de Arte Americano, renunció a la función pública para dedicarse por completo a la formación de investigadores y docentes y a la publicación de los Anales y Cuadernos del Instituto. Buschiazzo también escribió una gran cantidad de ensayos sobre arquitectura colonial en Hispanoamérica y en Argentina y sobre las muchas restauraciones en las que intervino.

Por otra parte, los 7500 volúmenes de su biblioteca personal, la más importante en temas de arte latinoamericano, los compró la Provincia del Chaco; un dato que puede resultar curioso si no se conoce la intensa vida cultural que siempre tuvo la ciudad de Resistencia.

Teresa de Anchorena, presidente de
Teresa de Anchorena, presidente de la Comisión Nacional de Monumentos, en el Cabildo (foto de archivo)

Al abrirse la Avenida de Mayo, a fines del s XIX, se demolieron tres arcos del lado derecho del Cabildo. Y luego, como el edificio había perdido su simetría, se decidió demoler la torre. Más tarde, en 1931, al abrirse la Diagonal Sur, se derribaron otros tres arcos, esta vez del lado izquierdo. Se buscaba que Buenos Aires se asemejara más a París, lo que es entendible, salvo que en ese afán se realizó una transformación de varios edificios coloniales.

Recién a finales de los años 30, y gracias al arquitecto Buschiazzo, se el devolvió al Cabildo su estilo original. Buschiazzo, aunque evidentemente influido en su carrera por su tío, en cierta forma se ubicó en las antípodas, reconstruyendo el Cabildo que aquel había mutilado para construir la Avenida de Mayo.

“Buschiazzo es una figura muy importante en la construcción de la cultura argentina”, dijo a Infobae Oscar Andrés de Masi, ex vocal secretario de la Comisión Nacional de Monumentos, docente, investigador e intérprete del patrimonio monumental argentino. “Fue un pionero y un actor clave en materia de restauración de edificios coloniales y en la investigación histórica de la arquitectura hispanoamericana y argentina. A través de su trabajo, él fue plasmando una arquitectura vernácula que identifica a nuestro país, en un hermanamiento histórico y estético con el resto de los países de América Latina”, explicó.

La restauración del Cabildo, en
La restauración del Cabildo, en 1940

De Masi recordó que cuando Buschiazzo emprendió esa misión, eran tiempos en que reinaba el “eurocentrismo”, pero él abrió muchos nuevos surcos, con “opción preferencial por América”.

“Buschiazzo deploraba la actitud de cierta bibliografía europea y estadounidense -siguió diciendo De Masi-, que desplazaba a lugares marginales de la historia y a renglones marginales de la crítica, los logros de la arquitectura americana del período español, subestimándola como un desvío estilístico de los moldes europeos dominantes”.

De Masi describe con cierta nostalgia aquellos años de la cooperación entre Levene y Buschiazzo: “Como una experiencia irrepetible, la valoración y la recuperación del Patrimonio monumental argentino tuvo su arquetipo y su época dorada, más aún comparada con el presente, en los breves pero fecundos e inspiradores años de Levene y Buschiazzo (1938-1946), que permitieron consolidar un núcleo de saberes técnicos y un cuerpo de profesionales especializados”.

Una de las preocupaciones de este arquitecto fundamental era la destrucción del patrimonio. “Ante la comprobación de la ruina, la depredación y la pérdida, Buschiazzo proponía la acción del Estado como medio de restaurar y conservar lo mucho que queda”, agregó De Masi.

El Cabildo recién restaurado, año
El Cabildo recién restaurado, año 1940

Una actitud que contrasta con la de la clase dirigente actual que claramente adolece de esa conciencia. Basta pensar que, contra la opinión de todos los expertos, el monumento a Cristóbal Colón fue desguazado y removido, por iniciativa de la gestión de Cristina Kirchner pero con la aquiescencia de Mauricio Macri desde la Ciudad -no tan opuestos, en definitiva- de los alrededores de la Casa Rosada, mientras que en el interior se invertía tiempo, dinero y expertise en restaurar el mural de un pintor estalinista mexicano sin el menor vínculo histórico ni estético -el muralismo tiene raíces en México, pero no en la Argentina- con nuestra historia, para instalarlo ni más ni menos que en el Museo de la Casa de Gobierno. No se critica la recuperación del mural, pero sí su ubicación y ensalzamiento como gran logro cultural a la vez que se destruía patrimonio argentino e hispanoamericano.

Por eso no sorprende del todo la nueva iniciativa oficial respecto del desplazamiento de la Comisión Nacional de Monumentos de su sede histórica aunque no deja de ser una triste ironía el momento elegido para semejante iniciativa.

“Es paradójico -reflexionó Oscar de Masi- el hecho de que, al cumplirse medio siglo de la muerte del pionero de la restauración monumental en la Argentina y autor de la restauración del Cabildo como sede de la Comisión Nacional de Monumentos, ese mismo organismo vaya a ser trasladado a otro edificio que postula otros discursos y otras representaciones”.

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