Un empresario de Bariloche decidió implementar a partir de esta semana una original medida para manifestar su hartazgo con la cuarentena y con la forma en que los gobiernos nacional y provincial están gestionando la pandemia: aplicará “derecho de admisión” para funcionarios nacionales, provinciales y municipales en sus cinco cafeterías.
La “prohibición” que se le ocurrió a José Sojo busca poner el foco en que el sector privado está asumiendo una parte desproporcionadamente grande de los costos de la pandemia, mientras que los políticos siguen percibiendo el 100% de sus ingresos.
Justamente por eso, el dueño del Café Delirante aclaró que quedarán exceptuados todos los funcionarios que donen el 25% de su sueldo, tal como están haciendo los trabajadores gastronómicos. “Que resignen parte de sus ingresos les daría mayor legitimidad a las decisiones que toman”, explicó.
Tras más de cuatro meses de restricciones, Sojo tuvo que tomar recientemente la decisión de cerrar hasta diciembre uno de sus locales ubicado en la base del cerro Catedral debido a una serie de medidas dispuestas por la Municipalidad de Bariloche. Hasta esta semana ese local seguía funcionando bajo la modalidad “take away”.
“Prohibieron cualquier tipo de circulación los días domingos. Esta sucursal, al estar ubicada en el centro de esquí, operaba solamente para llevar, y como el esquí solo está habilitado para residentes, los domingos eran el principal día de trabajo”, detalló a Infobae.
Si bien el empresario reconoció que las restricciones son entendibles, especialmente en el marco del nuevo brote que sufre Bariloche desde la última semana, a su entender la clase dirigente es la única que no está compartiendo el sacrificio y los costos del coronavirus.
“Me gustaría que quienes declaman ‘quedate en casa’ lo hagan entendiendo que todos debemos pagar parte del costo económico de esta crisis y que quienes salimos a hacer trabajar nuestros emprendimientos lo hacemos a consciencia. Y si, a pesar del peligro del virus, decidimos salir, es porque no queremos que nuestros proyectos se mueran”, aseguró.
Sojo explicó que su negocio, como tantos otros, “está complicado” ya que todas sus cafeterías estuvieron cerradas por cuatro meses y se garantizaron los puestos de trabajo a todos los empleados “por lo menos hasta diciembre”.
“Afortunadamente habíamos empezado a vender café online en nuestra página web y esto generó ingresos, pero de cualquier manera estamos por debajo del 50% de las ventas del año pasado”, dijo.
Y agregó: “Tenemos un buen equipo de gente y, a no ser que el mundo se acabe, de alguna forma u otra vamos a recuperarnos”.
Por otro lado, el empresario no descartó que la medida, que rápidamente se viralizó a través de medios y redes sociales, tenga algún impacto negativo en el futuro. Pero aclaró: “Café Delirante existe para transformar la forma en que tomamos café en Argentina. No vamos a lograrlo siendo tibios frente a los miedos”.
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