Por las máquinas de Marianna DD King no corre tinta. Ella, y el mundo, se paralizó con la llegada del COVID-19. Al igual que muchas otras personas aprovechó los primeros días -cuando la cuarentena estaba anunciada por dos semanas- para ocuparse de aprender y perfeccionarse en otras áreas, como la cocina.
Pasados esos días, la falta del quehacer personal se mezcló con la preocupación de cómo ayudar a quienes se dedican a tareas solidarias. Esos que siempre quedan en segundo plano y en este contexto comenzaban a atravesar problemas económicos. Así pensó en un lugar que aún no conoce personalmente, pero que sabe bien a qué se dedican y las necesidades que pasan.
Por ese amor que les tiene a los animales, Marianna -la primera tatuadora de La Plata- ya había realizado una jornada de tatuajes para colaborar con el santuario interespecie ubicado en General Rodríguez, que alberga a más de 900 animales rescatados del maltrato.
Lo hizo en el estudio de Palermo en el que trabaja y contó con la ayuda de compañeras y amigas de rubro. Ahora, también preocupada por la nueva contaminación ambiental que deja la pandemia, optó por diseñar uno de los artículos más necesarios: tapabocas reutilizables. Todo lo que recaude será donado íntegramente a la fundación que rescata animales.
La historia de la tatuadora solidaria, vegana y ecologista:
Marianna se confiesa amante de los animales desde pequeña. Un día, hace 24 años, cayó en la cuenta de que en su plato había un animal y decidió hacerse vegetariana. La información que vio en las redes en los últimos años la llevó a ver distintos videos que la informaron de todo lo que se esconde detrás de cada producto de origen animal: crueldad, hacinamientos, testeos... Incluso detrás de las tintas, papel film y guantes que ella misma utilizaba a diario había consecuencias para el ambiente y no quiso seguir siendo parte de ello. Así comenzó su vida vegana y amigable con el planeta.
Hace unas semanas, cuando la cuarentena llegó, decidió ofrecer nuevamente su arte para una causa solidaria. “Este tapaboca, que diseñé especialmente, ya está en la tienda online de El Paraíso y la recaudación va 100% para ellos. Antes habíamos hecho un evento solidario juntos, en el que doné lo recaudado durante un día de trabajo, así que los conozco y respeto, por eso quise volver a colaborar”, asegura la artista mientras espera en la ciudad de las diagonales poder volver a trabajar en el estudio ubicado en Capital Federal.
Marianna dice que, normalmente, “las personas tenemos una ligazón con los animales considerados mascotas, pero a quienes trabajan con animales de otras especies, como los que se ven en granjas, campos o los que son rescatados no se los tiene muy presentes a la hora de colaborar y este santuario, además de cuidar de unos 900 animales, tienen el objetivo de hacer un hospital veterinario para ayudarlos. Es increíble que estas personas lleven 30 años trabajando con ellos”, dice admirada sobre la labor de Armando Scoppa y Gabriela y Noemí Bezeric, fundadores del primer santuario de Buenos Aires e interespecie del país.
“Con la pandemia todos nos vimos obligados hacer un parate y repensar nuestra vida cotidiana, nuestro entorno. Yo hace 24 años no como carne y hace unos cuantos años soy vegana; los animales fueron siempre cercanos a mi causa y en este contexto sentí ganas de armar algo para ayudar a las organizaciones sin fines de lucro que los rescatan y que frenaron sus ingresos cotidianos, porque generalmente los animales no son lo primer en que se piensa”, explica.
En ese tono, continúa: “En un momento tan urgente quise crear una acción que pudiera tener un producto reutilizable como un tapabocas. Además tenemos que hablar de la emergencia climática del Planeta por esta pandemia, en la que nos hemos encontrados con nuevos residuos como barbijos quirúrgicos y guantes tirados en las calles. Cuando me hice vegana empecé a replantearme qué pasaba con la ropa, con los productos de cosmética cotidianos... Eso me llevó a ver mi industria, que también crea residuos, así que comencé a investigar en pigmentos libre de explotación animal y además veganos”.
Marianna trata de difundir desde su lugar sus convicciones: “Además, le cuento a la gente que los pigmentos y otros productos libre de crueldad son una buena opción, porque además de tatuar quiero generar un espacio de concientización a mi alrededor”.
“La industria del tatuaje crea muchos desperdicios porque utilizamos materiales de un solo uso. De eso recién se está empezando a hablar en nuestro movimiento, en otro países ya se habla de hace tiempo de cómo reacomodar nuestra práctica”, asegura sobre los cambios favorables, como reemplazar hisopos plásticos por otros de bambú, suplantar el film, los guantes y demás artículos. “Son pequeños cambios que modifican la huella de carbono que vamos a dejar”, asegura.
Marianna, nació en La Plata y allí inició su carrera en 2009, cuando en el mundo del arte en la piel no había muchas mujeres. “En ese momento era muy raro encontrarnos en esa profesión, era un rubro muy masculino, de tradiciones muy fuertes y tradicionales. Es maravilloso lo que sucedió en los últimos años con las tatuadoras mujeres”.
Ex baterista de una banda de rock, cuenta entre risas que empezó a tatuar en los años en que aún “soldábamos agujas porque no se compraban hechas. Había un solo estilo de máquina”. Maravillada, considera que “lo que avanzó la industria es increíble porque nos permite trabajar con mayor precisión, con materiales nuevos, mejores máquinas que llevan a nuevas formas de enfrentar un tatuaje. Desde algo gigantesco como una pieza de cuerpo completo hasta algo minúsculo puede hacerse con una asombrosa precisión”.
DD King inspiró a muchas mujeres que se sintieron atraídas por su propuesta. Participó y exhibió su trabajo en diversas convenciones internacionales en Bolivia, Uruguay, Córdoba y La Plata, entre otros lugares, y es referente del tatuaje fineline y dotwork, definido por su estética actual: botánica, ornamental y minimalista, de líneas más finas y acromática. Su portfolio está repleto de mujeres, sirenas y rosas.
En estos años, tatuó a personalidades y famosos como Araceli González, Stephanie Demner, Micaela Tinelli, Candela Ruggeri, Fabián Paz, Delfina Pignatiello, Migue Granados y Nacho Lecouna, entre otros.
El Paraíso de los Animales es un santuario en el que viven animales rescatados y se sustenta de donaciones a través de un programa de padrinazgo en el que las personas se hacen cargo de un animal en base a sus posibilidades y dona una suma mensualmente. Gracias a esos aportes logran sostener los gastos de alimentación y mantenimiento, sumado a otras actividades que realizan como ferias y eventos, siempre con la ayuda de voluntarios.
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