Su marido la llevaba a la clínica, rompió bolsa y dio a luz en el auto: la llegada al mundo de Faustina “Avalancha” Delfino

“No llego”, le dijo Ani a su marido mientras se dirigían desde Hurlingham hasta Palermo. Cerca de la Cancha de River, la mujer se acomodó en posición de parto y cuando pasaron por el Monumento a los Españoles la beba ya estaba en brazos de su mamá. “Me quedé sin palabras”, se enorgulleció el flamante papá

Faustina Emilia Delfino nació camino a la clínica, dentro del auto de su papá (@DelfinoLucasOk)

Embarazada de 39 semanas y media, el miércoles 29 Ana Laura Villarboito concurrió con su marido, Lucas Delfino, al control obstétrico sin saber que sería el último. Con su panza a punto de explotar pero sin señales de que su beba ya tenía ganas de salir, el médico les dijo que volvieran a casa porque no había novedades. Aún restaban dos semanas por delante y todo parecía indicar que deberían esperar algunos días más. Sin embargo, a las 5.30 del jueves la mujer se despertó con contracciones y con la certeza de que había llegado el momento: pronto la tendría entre sus brazos. Lo que jamás imaginó es que su auto se convertiría en una sala de partos, que ella tendría que cumplir la función del obstetra y que traería al mundo a su pequeña Faustina con sus propios manos.

“Las dos están muy bien, radiantes y hermosas. Esta noche, que se cumplen las 36 horas, ya les dan de alta y nos vamos para casa”, contó a Infobae el flamante papá.

Parir en tiempos de pandemia por coronavirus ya es una experiencia novedosa, pero hacerlo en la vía pública, con una temperatura que marcaba los 2º C y con el sol que apenas asomaba fue algo inesperado e inolvidable. “Me quedé sin palabras. La partera nos había dicho que iba a ser un parto rápido porque era la segunda pero todo ocurrió en un flash de segundos. Fue una locura”, relató Lucas, quien ya es papá de Olivia, de 3 años y medio.

Faustina nació el jueves 30, pesó 3,840 kilogramos y mide 52 centímetros (@DelfinoLucasOk)

A pesar de las molestias, Ani hizo su rutina con total tranquilidad cuando despertó. Desayunó su clásica banana, con un yogurth y cereales, y tras dejar a Olivia al cuidado de los abuelos partieron rumbo a Capital. “Ni bien subimos a la AU Buen Ayre, Ani me dice “NO LLEGO”, recordó Lucas, quien para bajar la adrenalina del momento le respondió: “Vamos a llegar, tranquila”.

La odisea que vivió el matrimonio desde que salió de su casa en la localidad bonaerense de Hurlingham hasta llegar a la clínica del barrio porteño de Palermo quedó plasmada en un hilo de Twitter, que rápidamente se viralizó.

Cuando estaban a la altura de Panamericana y General Paz, sacó por la ventanilla un poncho blanco que tenía de su mujer y empezó a agitarlo para que los autos le abrieran paso. Las contracciones de Ani cada vez eran más fuertes y repetía: “No llego, no llego, no llego”. Y mientras circulaban por la avenida Lugones, a la altura de la cancha de River Plate, rompió bolsa dentro del vehículo.

“Ani me mira y me dice ‘va a nacer’. En ese momento empezamos a hacer videollamada con la partera que estaba llegando a la clínica”, contó Lucas mientras aceleraba su marcha para llegar a tiempo a la sala de parto, donde ya tenía todo preparado para asistirla.

Al bajar en avenida Sarmiento, se toparon con un puesto de control policial. “Me mando por el carril de salud y toco algunos conos de la policía que me dejan pasar sin problemas cuando ven que estoy con mi mujer a punto de parir”, señaló Lucas, quien continuó su viaje contrarreloj.

La beba en los brazos de su papá, Lucas Delfino (@DelfinoLucasOk)

Cuando faltaban pocas cuadras para llegar a la clínica y al ver la desesperación de su marido, fue Ani -esta vez- la que trató de llevarle calma. “Está todo bien, tranquilo”, le dijo con un tono súper relajado. Es que romper la bolsa no significa que el parto sea inminente, y eso fue lo que pensó Lucas.

La mayoría de las mujeres comienzan a tener contracciones más severas después de romper la bolsa. Pero hay otras que tardan mucho e incluso algunas que al no conseguir la dilatación adecuada necesitan de la ayuda de fármacos para inducir el parto. Pero ese no fue el caso de Ani.

Lucas junto a su mujer Ani y la nueva integrante de la familia (@DelfinoLucasOk)

“Ani viajaba en el asiento de adelante. Cuando me pregunta cuánto faltaba para llegar a la clínica le respondí `15 minutos’. Ella me contesta ’no puedo más’ y me pasa el celular con el que estaba hablando con la partera, quien le decía que cerrara, las piernas, respirara más corto y se bancara las contracciones”, contó Lucas.

Y continuó: “En ese momento veo que se empieza a bajar los pantalones. Pone un pie en la palanca de cambio y el otro en el buche de la puerta. Nunca detuve la marcha del auto, solo pensaba que tenía que hacer todo lo posible para llegar rápido a la clínica, ya sea para que la beba nazca allá o que los médicos la asistieran por si se complicaba el parto”, señaló.

“En ese instante, escucho un primer alarido, miro de reojo y... estaba la cabeza afuera de FAUSTINA”, describió Lucas. Y agregó: “Quedándome sin palabras, Ani no paraba de decirme que estaba todo bien. Ella me tranquilizaba con una templanza y una serenidad”.

Sin detener la marcha del auto y con la esperanza de poder llegar a la clínica a tiempo, Ani sabía perfectamente que no sería posible. Así fue como se terminó de acomodar en el asiento y de un solo pujo nació Faustina.

Hace un rugido de leona y ella misma con sus dos manos, recibe a Faustina que llegó a este mundo. Me dice, `ya está, ya está, mirá, está todo bien, ya nació´. En ese momento, estábamos pasando por el Monumento a los Españoles. Yo, sin palabras, consternado”, recordó el flamante papá.

“Ella me hablaba con una experiencia, una cancha, una tranquilad... que yo no lo podía creer. No me salían las palabras, ella súper tranquila”, señaló Lucas, quien lo único que llegó a hacer en medio de tanta admiración fue pasarle una mantita para envolver a Faustina “mientras el cordón y la placenta seguían en el cuerpo de Ani”.

Diez minutos después del nacimiento de la beba, llegaron a la clínica y Lucas entró corriendo en busca del obstetra “Tito” Lodeiro y de la partera Edith Diez, que es especialista en Parto Vagina Después de Cesárea (PVDC) y fue quien asistió a la modelo y conductora Paula Chávez con la llegada de Balthazar y Filippa.

Fausti tiene los ojos azules, como su mamá (@DelfinoLucasOk)

Mientras, Ani seguía en el auto con su hija aferrada al pecho y hablando muy relajada con el obstetra; a quien le dio la noticia por teléfono. Minutos después, un enfermero la subió a una silla de ruedas y la ingresó al centro de salud. “Ahí se cortó el cordón, alumbró la placenta y recuperó temperatura ideal…”, indicó Lucas.

Luego de realizarle los controles de rigor a la beba y constatar que tanto ella como la mamá se encontraban en perfecto estado de salud, les informaron que Faustina había llegado al mundo con un peso de 3,840 kilogramos, una medida 52 centímetros y” con unas ganas de ser disruptiva en el mundo, enormes”, la definió su papá.

Tanto Faustina como su mamá se encuentran en perfecto estado de salud (@DelfinoLucasOk)

Por estos días, Lucas solo tiene palabras de admiración hacia su mujer. Está orgulloso de la templanza y la fortaleza que demostró en esa situación límite, donde lo que estaba en juego era la vida de su hija. “Ver como sacan fuerza de donde no tienen, tranquilidad y frialdad para manejar la situación es algo que nunca pensé que iba a vivir. Una locura, LO MÁS HERMOSO DE LA VIDA”, destacó.

Según sus propios cálculos, la beba nació las 8.23 y dos minutos después Lucas tomó su celular para grabar ese inolvidable momento. “Es un material que nos quedará para toda la historia. El instinto de madre hizo que tras apoyarla en su pecho se diera cuenta de que estaba todo bien”, remarcó un poco más relajado desde la habitación de la clínica.

Lucas se lamenta de que no la pudo ayudar como le hubiese gustado. “Hizo todo ella”, dijo con orgulloso y recordó que en un momento del embarazo habían hablado acerca de la posibilidad de tener un parto domiciliario. “Averiguamos de tenerla en casa pero después desistimos por si había una alguna complicación. Pero ella estaba convencida de que iba a poder. Ani es psicóloga y justo venía trabajando con temas de crianza y maternidad”, indicó Lucas.

Toda experiencia trae nuevas enseñanzas. Y así fue como ellos se enteraron que se llama “avalancha” a la forma de llegar al mundo que no se produce ni en una clínica, un hospital o una casa. Su hija lo hizo en la vía pública y se ganó ese apodo con todas las de la ley. Y tras describir el torbellino de sensaciones y emociones que les tocó vivir, Lucas concluyó con su historia: “Así llegó FAUSTINA “AVALANCHA” DELFINO”.

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