Ubicado en la esquina de Avenida Quintana y Roberto Ortíz, el histórico lugar de encuentro de varias generaciones de personalidades de la cultura, la literatura, el deporte, el arte, la política y el espectáculo se encuentra atravesando su peor momento, frente a los coletazos de la crisis económica por la pandemia de COVID-19 y a una cuarentena interminable que ya lleva más de 4 meses.
Uno de sus dueños, el empresario español Carlos Gutiérrez, asegura que a lo largo de los años han sobrevivido a muchas crisis pero que la brutalidad de la actual supera, incluso, a la de 2001. “Al menos el turismo seguía viniendo y los comercios permanecían abiertos”, se lamenta en una entrevista con Infobae.
Desde hace 54 años, Gutiérrez se ocupa especialmente de cada detalle y, hasta en sus inicios, atendió personalmente las mesas, por las que desfilaron figuras nacionales e internacionales: desde escritores como Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Silvina Ocampo, Ernesto Sábato y Julio Cortazar; pasando por los reyes Juan Carlos y Sofía de España; el ex presidente del Gobierno de España, Felipe González; el ex presidente de Italia, Sandro Pertini; los pilotos de automovilismo Juan Manuel Fangio, Froilán González, Emerson Fitipaldi y Charly Menditeguy; y artistas como Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Raphael, Susana Giménez, Mirtha Legrand y hasta Guy Williams, el mítico protagonista de “El Zorro”, quien en 1989 pasó en una mesa de La Biela la que se convertiría en la última noche de su vida.
-¿Cuándo comenzó su vínculo con este histórico Bar Notable de Recoleta?
-Lo que ahora conocemos como La Biela nació en 1820 como pulpería. Estoy aquí desde 1966, cuando con una sociedad adquirimos el fondo de comercio y, dos años después, pudimos comprar la propiedad. Desde entonces, siempre estuvimos peleando con las crisis. Todas fueron complicadas. La peor había sido la de 2001: ninguna crisis fue como ésta. En la crisis de 2001, el turismo seguía viniendo y los comercios permanecían abiertos. Pudimos salir sin ayuda del Gobierno. Pero ahora hubo que cerrar todo y van más de cuatro meses así. Solo podemos hacer delivery y eso no nos sirve económicamente: sólo anímicamente.
-¿Se imaginó alguna vez vivir una situación semejante?
-¡Jamás! Si me la contaban, no la creía. Es durísimo. No es sólo lo que pasamos hasta hoy: ni siquiera sabemos qué va a pasar el mes que viene. Nadie lo sabe porque, aunque permitan abrir, no creo que haya consumo. Y lo más importante es que va a faltar el turismo, que en la Ciudad de Buenos Aires mueve al consumo entre un 50 y 60% . Si eso falta, es seguro que la facturación no va a ser buena.
-¿Cómo les va con el delivery y con el take-away, ambas modalidades de trabajo que eran totalmente ajenas para La Biela? ¿Qué porcentaje recuperan con eso de la facturación habitual?
-Nunca habíamos hecho delivery. Lo incorporamos ahora por la pandemia, pero debe ser aproximadamente un 8% de la facturación total. Económicamente no sirve porque no cubre nada. También, hacemos servicio de take-away: la gente viene a buscar unos cuantos cafés, nosotros les llevamos algún pedido... Pero nada de eso sirve para una estructura como la nuestra, con 54 personas trabajando. No rinde para nada.
-¿Cómo pagan los sueldos de los 54 empleados que aquí trabajan?
-Les pagamos a todos y pedimos el ATP, así que eso nos cubre el 50% del sueldo. También pagamos el aguinaldo... para todo eso hay que poner plata: ¡pero no hay ninguna ayuda! Después, hay que pagar la luz, el gas, el agua... todos gastos fijos que se abonan, aunque un local esté abierto o cerrado. No hay ninguna reducción de impuestos. Iba a salir un beneficio del Gobierno de la Ciudad para los Bares Notables, pero hasta ahora fueron todas promesas: nada concreto.
-¿Qué medidas económicas o financieras necesita el sector gastronómico?
-Necesitamos una ayuda social hasta que esto vuelva a la normalidad. Seguir con el ATP, pero que sea un 50% real de cobertura de los sueldos, porque en algunos casos no lo es. También, alguna baja de impuestos nacionales como el IVA, Ingresos Brutos o un plan de condonaciones. Sin eso, mucha gente va a reabrir, pero no va a tener plata para afrontar los gastos. Ya son muchos los locales que cerraron y que no van a volver a abrir pero, sin esa ayuda, muchos de los que abren no van a poder aguantar. Además, no vamos a tener una facturación importante porque nos falta el turismo. La Cámara de Cafés y Bares se reúne de manera permanente vía Zoom. Allí, cada empresa plantea su situación, pero económicamente a la Cámara no le corresponde salir a hacer nada, porque no puede. Las asociaciones están para otra cosa. A las autoridades les llega la preocupación de los comercios, pero hasta ahora son puras promesas: por eso se siguen cerrando locales.
-¿Ya tienen listo el protocolo para poder abrir en agosto y trabajar con las mesas ubicadas en la vereda?
-Sí. Se hicieron varios protocolos para gastronomía. Nos dijeron que en agosto íbamos a poder poner mesas afuera, pero estamos en invierno.... La gente se va a tener que servir sola su pedido. Entonces, poner mesas y sillas en la vereda, y que nosotros no los podamos atender es lo mismo que estamos haciendo ahora: la gente viene y busca los pedidos, pero eso no va a darnos mayor facturación. Van a venir a buscar el café y, en vez de irse, lo van a tomar en una mesa. Por otro lado, hasta que no haya una vacuna, el turismo va a estar frenado. Por más que abran las fronteras, la gente no va a querer viajar, porque no va a estar segura. Mientras la vacuna no llegue, el turismo no va a volver masivamente. Y, por ende, no va a haber un movimiento como el que, por ejemplo, tuvimos el año pasado.
-¿Cuál es la pregunta más frecuente que le hacen sus clientes cuando le piden delivery?
-Lo único que la gente nos pregunta es si el delivery lo hacemos nosotros mismos. Cuando les decimos que sí, nos piden que les llevemos los productos, pero sólo si es con nuestra gente. Nos conocen desde hace muchos años, saben que somos responsables y que no van a tener problemas, porque cumplimos con todos los protocolos y medidas de prevención.
-Después de 54 años de trabajo, ¿pensó en cerrar?
-La situación me preocupa muchísimo. Pero por ahora, cerrar el local no está en mi cabeza: sería lo peor que me podría pasar después de 54 años de trabajo. Lo sentiría como un fracaso y sería un gran golpe anímico. Todavía no lo pensé y espero que no tenga que hacerlo. Eso no quita que se tomen algunas medidas de ayuda, pero por ahora seguimos con nuestros 54 empleados: mirando para adelante y poniendo el hombro como se puede.
-¿Pensó en incorporar otra actividad?
-El delivery es lo único que pudimos incorporar y lo único que se puede hacer, porque resulta muy complicado poner otro tipo de rubro, como por ejemplo, un almacén. Habría que reconvertir muchas cosas y no es fácil adaptar al personal. Ellos ya se adaptaron muy bien al delivery pero, al abrir tantas cosas y al haber tanta gente vendiendo en la calle, por más que te reconviertas no hacés ventas. Además, también hay que hacer una inversión... No es fácil.
-Cuándo cree que se podrá ingresar al salón?
-Por ahora no hay ninguna novedad. Según el Gobierno de la Ciudad, va a depender de los números de la epidemiología, para ir pudiendo reabrir más comercios. No sabemos cuándo va a ser, pero no vamos a tener problema en mantener las distancias prudenciales entre las mesas, porque tenemos un local muy grande. El problema lo van a tener los comercios más chicos. Por ahora, no podemos reabrir ni con las mesas de adentro, ni con las de afuera.
-¿Se puede imaginar cómo será esta situación en diciembre?
-¡No puedo imaginarme ni el mes que viene!... Calculo que los comercios se reabrirán con todas las medidas de higiene y seguridad que se presentaron, porque hay negocios que ya no pueden aguantar más. Los que alquilan, si no llegan a un arreglo con el propietario, entregan la llave y se van. Porque la gente ya se empeñó y sacó créditos, pero ahora ¿con qué lo devuelve? El que sacó un crédito en mayo, tiene que empezar a devolverlo en agosto: si no pudo abrir, ¿cómo hace para devolverlo? Ya no hay más plata en el bolsillo. Ni siquiera hablamos de créditos a tasa cero, sino con el 24% de interés. Se necesitan créditos para poder devolver el dinero en 6 u 8 meses pero con tasa cero. Además, todos los impuestos deberían rebajarse, tanto los nacionales como los de la Ciudad. Eso, como para que uno tenga una esperanza porque, hasta ahora, no hay nada en concreto. Por el tema de los servicios de luz y gas, tuvimos que mandar cartas, porque nos estaban cobrando igual que el año pasado, ya que no venían a mirar los medidores. Encima que estamos mal, todavía tenemos que pagar mucho más de lo que corresponde. Parece que todo fuera en contra. Espero que esto se termine muy pronto. Es un verdadero desastre para la parte económica, pero también, para la anímica. No sé cómo vamos a terminar pero hay que preservar ambas. Es un momento muy difícil y complicado para todos. Nunca hubiera imaginado que algo así podría pasar.
-¿Qué le pediría al presidente Alberto Fernández?
-Que haya un plan más ambicioso para el comercio, sino en la Ciudad van a quedar un 35 o un 40% menos de comercios. Toda esa gente va a quedar desocupada y después... ¿adónde van a ir a trabajar?.
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