En medio de una pandemia es el mejor momento para comprender que “mejor que prevenir es curar”. El Zika es otra de las amenazas sanitarias en América Latina. Los efectos más devastadores son causados por una simple picadura y ya tuvieron su epicentro en Brasil. Pero la Argentina no está a salvo: se trasmite por el mismo mosquito que el dengue.
En el país se registraron 32.223 casos de dengue, desde fines de julio de 2019 hasta el 2 de mayo del 2020 y se produjeron 24 muertes, según datos del Ministerio de Salud. El dengue es una infección transmitida por la picadura de las hembras infectadas de mosquitos Aedes aegypti. El mismo mosquito que propaga el dengue puede trasmitir Zika, aunque en la Argentina todavía no haya alarma roja es importante adelantarse a las consecuencias. El Zika es mucho más peligroso que el dengue en embarazadas.
En el 2014, después del Mundial de Fútbol de Brasil, hubo un brote. Se registraron 10.867 casos entre noviembre del 2015 y diciembre del 2016 y 7.023 casos en el noreste brasileño. En promedio hubo un incremento de cinco veces lo reportado por Zika anualmente, pero en el noreste creció 20 veces más. En Argentina también se registraron casos en Tucumán.
Lo más grave es que, un año después, se detectó una alarmante cantidad de bebes que nacieron con microcefalia: una enfermedad que produce que el tamaño de la cabecita del recién nacido sea mucho menor que el normal. Los daños de la infección provocan alteraciones en la audición, en la visión, defectos motores y y retrasos intelectuales.
La investigadora del CONICET Cyble García lidera una investigación que descubrió que la contaminación ambiental aumenta los peligros de contraer Zika. Por lo que es importante conservar el agua, el aire y la tierra sin residuos tóxicos para que la enfermedad no se propague. De la misma manera que un cuerpo con defensas se enferma menos, un ambiente con menos contaminación y más biodiversidad genera menos enfermedades.
Pero, además, el descubrimiento del equipo de Cybele puede servir para desarrollar un medicamento que ayude a preservar la salud de las embarazadas y a evitar las malformaciones en recién nacidos si fueron picadas con un mosquito que las infectó de Zika. El desarrollo tendría también la potencialidad de servir para casos de coronavirus.
“Nuestra opción terapéutica es importante porque no hay ningún tratamiento ahora cuando las mujeres se enteran en una ecografía que hay una malformación”, resalta. Su hallazgo podría derivar en medicamentos que sirvan para esa enfermedad. Y también para tratar el coronavirus. “Estamos trabajando en eso y creemos que podría tener una aplicación para los casos de COVID-19”, anuncia.
El caso de Cybele García es paradigmático para demostrar la importancia de las mujeres en la ciencia. Hasta ahora la hegemonía de científicos varones derivó en que la investigación sobre la salud y la producción de medicamentos estuvieran enfocados en los hombres. El Zika produce daños en las mujeres a las que se les impide u obstaculiza abortar si así lo deciden y no se les acompaña en maternidades mucho más complicadas.
Por eso, desde un punto de vista del derecho a la salud sexual y reproductiva, es importante que se evite el crecimiento del Zika, que las mujeres puedan decidir interrumpir un embarazo, que sean acompañadas por el Estado si sus hijos/as nacen con microcefalia y que se desarrollen medicamentos para que no se produzcan malformaciones a causa de la picadura de un mosquito.
“¿Sabían que por el hecho de que una paciente sea mujer tiene un riesgo entre un 50 y un 70% superior de tener un efecto secundario al tomar un medicamento que un hombre? ¿O que, por ejemplo, las mujeres tienen el doble de posibilidades de recibir un diagnóstico erróneo de ataque al corazón en comparación con la población masculina y, por tanto, un peor pronóstico?”, pregunta la médica Esther Samper en la nota “El machismo oculto en la medicina”, de El Diario.Es.
“Un análisis superficial del asunto podría llevarnos a pensar que se debe simplemente a la diferente biología del hombre y la mujer. Si alumbramos un poco más allá, detrás de esta explicación inmediata hay otra más compleja e inquietante: Aunque hombres y mujeres sean aproximadamente el 50% de la población la investigación biomédica se ha centrado de forma descaradamente preferencial hacia al hombre, que era considerado el modelo “perfecto” e “ideal” para los estudios científicos médicos. Un machismo histórico en medicina del que la absoluta mayoría de la población no es ni siquiera consciente de que exista en la actualidad”.
El machismo en la ciencia deriva en que se estudien más las enfermedades que perjudican más a los varones. El feminismo en la ciencia implica, entre otras cosas, que se prioricen enfermedades que afectan particularmente la salud sexual y reproductiva de las mujeres. Cybele García es un claro ejemplo. Ella venía trabajando en otras áreas de investigación y decidió abocarse al estudio de la enfermedad que afecta particularmente a mujeres embarazadas, cuando ella estaba embarazada. Lo personal es científico.
¿Qué quiere decir? Que si los varones son los que deciden qué se investiga, a lo largo de la historia se investigó a partir de su cuerpo y de sus preocupaciones. La inclusión de las mujeres en la ciencia genera que en la agenda científica entren enfermedades que podrían haber sido dejadas de lado por afectar a países del tercer mundo, personas pobres, que toman agua contaminada y que solo la sufren quienes llevan adelante embarazos.
La bióloga Cybele García estaba embarazada, en 2016, cuando decidió parar su carrera para evitar infectarse de Zika. Ella investigaba la enfermedad y sabía que, si viajaba para hacer intercambios, podía contagiarse y correr riesgo en su gestación. Siguió trabajando. Pero no pudo asistir a congresos, ni dictar cursos en el exterior a pesar que su vida profesional incluía viajar dos o tres veces por año para actualizarse y capacitar.
Ahora el descubrimento de Cybele puede llevar a que los hijos/hijas de las mujeres infectadas de Zika durante sus embarazos no tengan malformaciones que afectan la vista, el oído, la motricidad y la capacidad intelectual.
“En lo personal, la realización de este trabajo coincidió con mi embarazo y aunque soy una persona muy activa decidí cancelar todos los viajes a reuniones científicas debido a esta preocupación, porque me vi expuesta a todos los peligros. Ese año resigné mi vida profesional en el exterior por miedo a que ocurriera algo en el embarazo”, relata.
Y resalta: “No puedo imaginar la pesadilla que vivieron esas familias afectadas y en particular esas mujeres que transitaron un embarazo con tanto dolor e incertidumbre”, apunta Cybele que hoy tiene 47 años. Ella atravesó su primer embarazo a los 40 y su segundo embarazo a los 43. “Es muy importante que la mujer tenga apoyo de la sociedad para poder cumplir un rol profesional”, destaca.
El logro de su equipo es determinante en la ciencia que defiende la vida con perspectiva de género. “Para mí es una gran satisfacción poder proponer hoy un posible tratamiento para contrarrestar las consecuencias de este virus sobre el desarrollo del feto”, revela.
Cybele García tiene dos hijos: Ivo, de 6 años, y Gaia, de 3 años. En el momento en que estaba embarazada de su segunda hija se desarrollaba el brote Zika. A partir de ese momento encabezó una investigación que desarrolla una terapia para contrarrestar los daños del virus sobre mujeres embarazadas.
Si realmente se quiere proteger a los cuerpos gestantes y los bebés es central invertir en prevención, investigación y desarrollo del Zika porque la infección atraviesa la placenta y provoca defectos y malformaciones en el cerebro del feto. La ciencia es pro vida cuando puede descubrir cómo proteger a las madres y sus bebés. No cuando las obliga, sino cuando las cuida.
El equipo liderado por Cybele García se compone de un grupo de expertas/os del Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (IQUIBICEN, CONICET-UBA). Ya, desde 2011, el equipo trabaja en colaboración con Francisco Quintana, un biólogo que egresó de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, radicado en Boston, en el Brigham and Women’s Hospital de la Universidad de Harvard (Estados Unidos), experto en enfermedades autoinmunes y neurodegenerativas.
Por eso, cuando se registró este brote de Zika y notaron cómo afectaba al sistema nervioso central de los fetos se les ocurrió sumar esfuerzos y conectar sus dos especialidades en búsqueda de una solución. El objetivo fue investigar el Zika. El equipo llego a un posible tratamiento para contrarrestar las consecuencias del virus en el desarrollo del feto.
El estudio fue publicado en la revista Nature Neuroscience. En el paper también participó Federico Giovannoni, becario posdoctoral del CONICET e investigadores de la Universidad de San Pablo, Brasil.
“Si bien al Zika se lo conoce desde los años ’50, cuando fue descubierto en un bosque de África, aun no existe un tratamiento ni cura. Nunca había habido un brote como el registrado en América en 2015, del que se sospecha que fue provocado las aglomeraciones de gente y los viajes suscitados a raíz del Mundial de Fútbol”, explica la científica.
Ante el brote de Zika analizaron en el laboratorio los perfiles genéticos de las células de personas infectadas y les llamó la atención encontrar que una molécula se había disparado: el receptor de hidrocarburos de arilo (AHR). Los científicos comprobaron, en primer lugar, que esa molécula exacerbada favorece la replicación del virus del Zika en el laboratorio.
El siguiente paso es buscar una posible terapia farmacológica para inhibir esta molécula y evitar la replicación del virus. Hasta ahora lo probaron en un modelo de ratones. Usaron dos drogas, una comercial y otra que está en vías de utilizarse como medicamento contra el cáncer, y el resultado fue claro. Los ratones a los que se les suministro el medicamento no mostraron signos de microcefalia. Todavía faltan pasos, pero el avance es central.
“Se mejoraron los efectos adversos provocados por el virus del Zika sobre el feto”, asegura la investigadora. Y en diálogo con Infobae resalta: “El brote de Zika puede llegar en cualquier momento a Argentina”. Y recomienda: “Hay que estar preparados”.
-En la Argentina se presentan simultáneamente la epidemia de dengue y la de coronavirus. ¿Se contrapone pensar en una enfermedad u otra o se pueden potenciar mutuamente el desarrollo de soluciones y la prevención de las enfermedades?
-Nuestro laboratorio de Estrategias Antivirales está enfocado mayoritariamente a la caracterización de blancos celulares que puedan ser modulados con fines terapéuticos en las infecciones con flavivirus (virus transmitidos por mosquitos Aedes, como dengue y Zika). Buscamos idealmente que nuestros hallazgos puedan también ser utilizados como blancos de acción en otros modelos de infección, como es el caso del actual coronavirus emergente SARS-CoV-2.
-¿Por qué es tan importante investigar el Zika y por qué se habla tan poco?
-El brote de Zika en América Latina sucedió inmediatamente después del mundial en Brasil. Las aglomeraciones de personas y viajes son determinantes para la rápida propagación de un virus. En este evento se sumaron las dos cosas. No se tenía registro alguno de circulación del virus en el continente antes de 2014.
-¿Cómo se contrae Zika?
-El virus del Zika es trasmitido por un mosquito con lo cual todos estamos, de alguna manera, expuestos. En la Argentina todavía no hay muchos mosquitos que estén trasmitiendo esta enfermedad. Pero hay viajeros que van y vuelven de zonas de mayor circulación del mosquito (Brasil y el Caribe) pueden venir a la Argentina y trasmitirse de persona contagiada, a través mosquitos, a otras personas. Por lo que el brote puede suceder en cualquier momento.
-¿Qué síntomas tiene esta enfermedad?
-El 95% de las personas contagiadas no tienen ningún síntoma. El problema es que una mujer embarazada, al ser contagiada, particularmente en el primer trimestre, pero también durante todo el embarazo, tiene altos riesgos. El virus puede pasar a la placenta y ahí encuentra un nicho apropiado para replicar porque la mujer está inmunosuprimida para no rechazar al embrión. Por eso es un problema grave. El Zika hace que el embrión vaya perdiendo su sistema nervioso y produce malformaciones.
-El Zika se trasmite por vía sexual, que siempre vuelve vulnerables a las mujeres y disidencias sexuales, si los varones no usan preservativos. ¿Hoy ya se confirmo esta incidencia?
-Hoy se sabe la importante de la vía de transmisión sexual y la teratogenicidad (malformaciones fetales) del virus. El virus ocasiona una infección asintomática (95% de los casos en mujeres y hombres) pero persistente en células seminales masculinas, lo que hace que el hombre pueda transmitir sexualmente el virus hasta varios meses después de haberse infectado.
-¿Qué provoca en el embarazo?
-Cuando se contagian mujeres embarazadas hay un efecto del Zika sobre los embriones/fetos en desarrollo. Estos bebés nacen con defectos neurológicos y/o malformaciones cefálicas. El virus tiene un impacto terrible para las mujeres embarazadas desde el punto de vista psicológico, económico y profesional.
-¿Hasta ahora hay algún tratamiento para aplicar en embarazadas?
-Hasta ahora no hay ningún tratamiento para aplicar en los casos de Zika. La mujer se entera de las malformaciones en las ecografías. Y en este momento las opciones son interrumpir el embarazo, como lo permiten muchos países, o continuar el embarazo. Por eso nuestra opción terapéutica tiene mucho peso porque no existe ninguna solución.
-¿Si no se preserva a las embarazadas, no se lo cura y se les prohíbe el acceso al aborto legal como se transforma el destino de las mujeres?
-En particular en nuestra región, donde el aborto no es legal, estas mujeres quedan relegadas sin opción al cuidado de bebés que nacen en condiciones muy delicadas y teniendo que sobrellevar solas, en la mayoría de los casos, estas situaciones desgarradoras.
-¿Este ejemplo entre vivencia personal y resultado profesional es una muestra de la importancia de las mujeres en la ciencia?
-Las mujeres tienen un rol esencial en todas las profesiones, tanto para su formación como para los entornos. La visión de las mujeres es integral y es fundamental que esté presente.
-¿En qué se baso el trabajo?
-Nuestra participación en el trabajo consistió en demostrar con ensayos in vitro de virología clásica que el receptor de hidrocarburos de arilo es una molécula explotada por el virus Zika en favor de su replicación utilizando modelos celulares relevantes, en particular las células neuroprogenitoras humanas y realizando tratamientos con agonistas (activadores) y antagonistas (inhibidores) del receptor de hidrocarburos de arilo. Hemos podido confirmar que la modulación negativa de este receptor inhibe la replicación de distintos aislamientos del virus Zika en el laboratorio. Asimismo, comprobamos que la modulación positiva con moléculas agonistas incrementa la replicación viral.
-Los virus no hacen diferencias, pero afectan de forma diferente. ¿Por qué el Zika afectó de forma distinta según el ambiente?
-El brote devastador del virus, en 2015, tuvo consecuencias asimétricas, afectando en particular con mayor severidad y casos de síndromes congénitos con efectos teratogénicos a determinadas ciudades y regiones. Esto indica que en esos lugares existió una condición ambiental o una población más susceptible a la infección por Zika o ambas cosas.
-¿Cuál es su mayor hallazgo en relación al ambiente?
-Nuestros hallazgos son importantes porque encontramos que el ambiente influye muchísimo en la susceptibilidad que tenemos en los contagios de los virus. Las personas expuestas a contaminantes (pesticidas, desechos industriales, cocinas a leña) son más susceptibles a las infecciones. Si una persona fuma, está en una zona céntrica expuesta a los gases que tiran los autos o en donde hay una fábrica que tira desechos esa contaminación favorece muchísimo su replicación.
-¿Se puede salvar a los bebés de sufrir malformaciones?
-Hay incidencias asimétricas en las malformaciones. Por ejemplo, en Recife (Brasil) había contaminaciones muy evidentes en las aguas que estaban ingiriendo. Por eso, nosotros conseguimos mostrar el mecanismo molecular que está implicado e inhibiendo o bloqueando la vía de señalización en la célula podemos aplacar las consecuencias del virus. Hicimos la experimentación en ratones pero se podría lograr que los embriones continúen su desarrollo normal. Por supuesto que, hasta ahora, son ensayos en laboratorio y tendría que pasar a un modelo humano para tener una perspectiva concreta de terapia.
-Es un momento central para la ciencia en Argentina con avances y experimentación en torno al Coronavirus. ¿Es importante formar parte de la cooperación en investigación internacional?
-Este fue un tremendo trabajo en equipo. Una cooperación internacional entre Estados Unidos, Argentina y Brasil, pero con integrantes de distintos países. La ciencia no tiene fronteras.
-¿Cuál es el próximo desafío?
-Nuestro próximo desafío es descartar o confirmar si existe una relación entre el receptor de arilo, los ambientes socioeconómicamente degradados, poluidos y la alta vilurencia del Zika.
-¿Se puede lograr un medicamento?
-Sí, se puede llegar a un medicamento con las dos drogas que probamos. Hay otros inhibidores que están en fase clínica más cerca de la aprobación de la FDA, la agencia de Estados Unidos que regula los medicamentos.
-¿Cómo hiciste para seguir trabajando en cuarentena con dos hijos a cargo y sin escuelas ni redes de cuidado?
-En este momento, con dos chicos, es muy difícil continuar con mi ritmo normal. Hemos bajado el ritmo tanto yo como mi pareja, pero en las mujeres repercute más, porque la madre siempre es la más demandada y es una la que relega más.
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