La ciudad de Perito Moreno, situada al noroeste de la provincia de Santa Cruz, vive uno de los inviernos más severos de los últimos 15 años con temperaturas que superaron los 10 grados bajo cero e intensas nevadas que dejaron aisladas a varias localidades.
Dos semanas atrás, cuando las condiciones climáticas no eran tan adversas, el patrón de María Gómez le pidió que la acompañara hasta la Estancia La Madrugada, a unos 90 km del centro, para llevarle unos víveres a los caseros y buscar un poco de leña. Sumisa y de pocas palabras, sin terminar de entender el peligro al que se estaba exponiendo, la joven de 20 años emprendió viaje junto a su hijo Lautaro, de 2 años.
“Salieron el 8 de julio, antes del feriado. Ella acompaña a su patrón, un hombre de 70 años, a todos lados y nunca deja solo a su hijo. Él le permite que lleve a Lautaro a su casa, donde ella cocina y lava la ropa. Y ese día mi hija pensó que era una salida como cualquier otra, donde iban y volvían en el día”, relató a Infobae Mario Alberto Torres, el padre de María.
Como la idea era regresar esa misma tarde, ni siquiera atinó a preparar un bolso con una muda ropa o llevar pañales para el pequeño. Viajaron con lo puesto. Pero una tormenta de nieve alteró esos planes y tuvieron que postergar el regreso. Los días pasaban, el clima no daba tregua y encima quedaron incomunicados por falta de señal.
Transcurrida la primera semana sin tener novedades de su hija y de su nieto, Torres decidió pedir auxilio. “Me dirigí hasta el puesto de Vialidad para contarles que había perdido el contacto con mi hija y los efectivos me dijeron que tenía que hacer una exposición civil para que emitieran el permiso de búsqueda”, contó. Estaba preocupado, y más por la delicada situación que atraviesa María ya que está a punto de dar a luz. Luego de hacer el trámite de rigor, intervino el Escuadrón 39 de Gendarmería para ir en su rescate.
María y su patrón había intentado en seis oportunidades volver a Perito Moreno. Sin embargo, la nieve de afuera de la estancia acumulaba un metro y medio de altura y era prácticamente imposible que la camioneta pudiera circular sin que las ruedas se encajaran. Incluso, la silueta del camino había quedado completamente sepultada y la visibilidad era escasa.
El lunes 20 intentaron por primera vez emprender el viaje, pero un temporal se los impidió. tuvieron que esperar hasta el miércoles 22 para emprender el viaje. Pero tras avanzar unos pocos kilómetros debieron abortar nuevamente la operación y pedir ayuda a los Escuadrones 42 de Calafate y 43 de Río Turbio, quienes los asistieron con motos de nieve, camiones de refuerzo y un equipo completo de efectivo para hacer el rescate con esquíes. También contaron con el apoyo de efectivos de Vialidad Nacional de Santa Cruz y agentes del Grupo Especial de Alta Montaña de El Chaltén.
Así, el equipo quedó conformado por diez gendarmes, dos efectivos de la Policía Provincial, una médica obstetra y un enfermero. Todos, a cargo del Comandante Daniel Recabarren, partieron nuevamente un día después.
La patrulla salió el 23 a las 6.30 de la mañana a bordo de motos de nieve y un snow rack e hizo una primera escala en la Estancia Los Toldos, cerca de las 9 horas, a fines de evaluar la situación climática y decidir cuál era la manera más segura de transitar el trayecto que faltaba.
En esa zona, la estepa patagónica tiene muchas curvas debido a los cañadones y por momentos, los vehículos tenían que circular al borde del precipicio. Y si bien en algunos puntos el camino se cortaba por la meseta, en otros sectores los integrantes de la patrulla tuvieron que trabajar contra reloj para desencajar el snow rack de la nieve.
Pasado el mediodía, la tormenta comenzó a aflojar y a medida que se acercaban a La Madrugada el clima fue benévolo con el contingente y le permitió avanzar con mayor rapidez hasta el casco, donde fueron recibidos con mucha emoción y agradecimiento.
La principal preocupación era el estado de salud de María. La obstetra le hizo un control en la estancia y tras constatar que la vida del bebé no corría peligro, los efectivos empezaron a planificar el retorno a la ciudad. La joven, su hijito y el patrón volvieron a bordo del snaw rack junto al comandante Recabarren. Al principio, su hijo Lautaro estaba un poco temeroso pero con el andar se fue relajando y quedó fascinado con la odisea.
Fue un viaje larguísimo. En total, entre ida y vuelta, fueron dos días de travesía. Mientras, el padre de María seguía todos los pasos de los gendarmes desde su casa y fue a la primera persona que su hija abrazó cuando llegó a Perito Moreno alrededor de las ocho de la noche del viernes 24. Pero antes de irse a su hogar, la joven tuvo que someterse a un nuevo control obstétrico en el hospital local.
“María todavía no se sabe el sexo del bebé que lleva en la panza porque nunca se dejó ver en las ecografías, y en la última la criatura estaba de espaldas y tampoco se pudo determinar”, contó Torres, quien adelantó que su hija ya tienen elegidos los posibles nombres. “Katalella si es nena y Mikeas si es varón”, aseguró.
La joven tiene fecha de parto para mediados de agosto y ahora se encuentra de licencia en su casa luego de la situación traumática pero a la vez emocionante que le tocó vivir en un invierno que jamás olvidará: signado por la pandemia de coronavirus y convertida en la protagonista de un rescate que movilizó a toda una provincia.
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