Un nene de cuatro años murió por inhalación de monóxido de carbono en Bariloche

El padre lo encontró desvanecido junto a su madre, que debió ser asistida pero sobrevivió. Tenían las hornallas y el horno prendido

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El niño y su madre
El niño y su madre se desvanecieron dentro de la casa sin ventilación donde usaban las hornallas y el horno a gas para calefacionar

Un niño de cuatro años murió este martes por la noche al inhalar monóxido de carbono en su casa en la ciudad de Bariloche, en la provincia de Río Negro, y su madre debió ser asistida de urgencia.

El trágico hecho ocurrió este martes pasadas las 20 horas cuando un hombre llegó a su casa y encontró a su pareja, una joven de 24 años, y al pequeño hijo de ambos, de cuatro, desmayados en una cama con dificultad respiratoria y latidos cardíacos débiles. Dentro de la casa, una estructura pequeña y sin ventilación, estaban encendidas las hornallas y el horno a gas que utilizaban para calefaccionar el lugar.

El hombre dio aviso al 911 y un patrullero de la Comisaría N°42, ubicada en la calle Malvina Soledad al 4200 del barrio Nahuel Hue, se dirigió de inmediato a la casa. Allí, los efectivos empezaron con las primeras maniobras de reanimación caridopulmonar y llamaron a los bomberos del destacamento Dos de Abril y una ambulancia.

La mujer volvió en sí pero el pequeño no se recomponía, entonces ambos fueron trasladados de urgencia a la guardia del hospital zonal Ramón Carrillo, donde el personal de salud informó la muerte del nene, luego de que hiciera un paro cardíaco. Según informaron los bomberos, los médicos “le hicieron RCP todo el tiempo”, incluso durante el traslado al hospital. La familia afectada es oriunda de Bolivia y se había instalado en la ciudad rionegrina hacía tiempo.

En Argentina mueren aproximadamente 200 personas como consecuencia de este tipo de intoxicaciones cada año y se estima que ocurren 40.000 casos clínicos, de los cuales la mayoría son prevenibles y evitables. Según datos del Ministerio de Salud de la Nación, las causas más comunes de intoxicación con monóxido son el uso de las hornallas como medio de calefacción, el mal uso de braseros o el funcionamiento deficiente de artefactos de gas en ambientes cerrados o mal ventilados.

El monóxido de carbono se origina cuando la cantidad de oxígeno es insuficiente para la correcta combustión de elementos tales como carbón, madera, querosén, alcohol o gas natural, que son ricos en carbono y necesitan oxígeno suficiente para quemarse de forma adecuada. Además, es altamente venenoso y no se puede detectar a través de los sentidos: no se huele, no se siente, no se ve y tampoco produce irritación en los ojos o la nariz. La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) define por esto al monóxido de carbono como “el asesino silencioso”.

Algunas medidas de protección pueden ser: chequear que el color de la llama del artefacto a gas sea uniforme y de color azul (si es más bien anaranjada, es un indicador de que funciona mal), hacer revisar periódicamente las instalaciones por un gasista matriculado, ventilar de forma permanente los ambientes (a través de rejillas compensadoras reglamentarias) y utilizar fuentes de calor de tiro balanceado, donde la combustión se genera en una cámara cerrada, por lo que toma el aire del exterior y libera los gases de combustión afuera, de forma que se evita la disminución del oxígeno ambiental.

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