“¿Qué sucede dentro de las temibles tormentas eléctricas de la provincia de Córdoba?”, se pregunta un título publicado hoy en el diario New York Times. Aunque no sea un dato conocido por el público masivo, Argentina es uno de los países donde se producen más rayos en el mundo. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el más largo ocurrió el 4 de marzo de 2019, en el sur cordóbes y la provincia de Buenos Aires. El dato pone de relieve un fenómeno más vasto: los temporales masivos del centro del país, que desde hace años dejaron de ser una preocupación exclusiva de los cordobeses para convertirse en centro de la atención científica global.
En su artículo, el periodista estadounidense Noah Gallagher Shannon cuenta con sumo detalle cómo se vivencia el cambio climático en la zona serrana en base a la experiencia de Matías Lenardon, un meteorólogo de una radio local del pueblo de Berrotarán. Con el correr de los años, la virulencia de los temporales empezaron a sorprender a Lenardon como a miles de habitantes de Córdoba. Eran más intensas, con inundaciones repentinas, caída de pelotas enormes de granizo, vientos huracanados acompañados de tornados e intensa actividad eléctrica. El centro del país se estaba transformando en un laboratorio natural.
“Antes, era imposible para mí imaginar más de una tormenta dañina al año”, dijo. “Ahora espero tres o cuatro”, señaló Lenardon de acuerdo al artículo.
Esta peculiaridad atrajo la atención de Steve Nesbitt, profesor en Ciencias de la Atmósfera de la Universidad de Illinois. En 2018, Nesbitt se convirtió en el impulsor y el responsable de RELAMPAGO-CACTI, un proyecto de científico internacional financiado por agencias estadounidenses y Argentina, que trabaja en cooperación junto a la National Science Foundation (NCF), la NASA, la NOAA, y organismos científicos de Latinoamérica.
El extenso texto del NYT relata el trabajo llevado adelante por este equipo de científicos entre el 1 de junio de 2018 al 30 de abril de 2019. Se trata de un auténtico grupo de “cazadores de tormentas” similar al que ilustra la película “Tornado”, protagonizada por Helen Hunt y Bill Paxton.
RELAMPAGO (Remote sensing of Electrification, Lightning, And Mesoscale/microscale Processes with Adaptive Ground Observations, por sus siglas en inglés) significa “procesos de detección remota de electrificación, rayos y mesoescala / microescala con observaciones de tierra adaptativa” y CACTI (Clouds, Aerosols, and Complex Terrain Interactions, por sus siglas en inglés), remite a “nubes, aerosoles, y las interacciones del terreno complejo”.
La misión, que fue anunciada hace años por el gobierno de Mauricio Macri en conjunto con el embajador norteamericano Edward Prado, apuntaba a echar luz sobre el escenario meteorológico y geográfico que se extiende entre la Cordillera de los Andes mendocinos y la región pampeana, donde se desencadena el desarrollo de fenómenos convectivos únicos que rigen las tormentas severas en Sudamérica.
El objetivo no solo tenía interés regional, sino también permitiría sacar conclusiones sobre el cambio climático global y los fenómenos en Estados Unidos. Y planteaba una finalidad práctica e inmediata: mejorar los modelos predictivos y de alerta temprana de este tipo de temporales que, habitualmente, generan víctimas fatales año a año hasta importantes daños materiales.
En los últimos 30 años, las inundaciones fueron el desastre natural más destructivo en Argentina e impactó en 13 millones de personas. De acuerdo a estimaciones, hubo 8.9 billones de dólares en daños materiales.
“Para Nesbitt, fueron exactamente estas cualidades anormales de crecimiento y destructividad las que hicieron que las sierras fueran instructivas. Creía que si podía ver más de cerca una de las tormentas eléctricas, mapeando su estructura eólica interna y las condiciones que le dieron vida, podría ser capaz de producir un plan para predecir a otros como él, en Argentina y en todo el mundo”, señala el artículo.
Uno de los tantos descubrimientos que hizo el proyecto fue detectar que “varias de las otras tormentas que habían observado en Argentina habían formado corrientes ascendentes igualmente fuertes, muchas de ellas hasta un 60 por ciento más grandes que las de las tormentas norteamericanas”. Pero sobre todo, se corroboró que los modelos predictivos anteriores no lograban “representar la complejidad completa del desarrollo de una tormenta, incluida la formación de su corriente ascendente, lo que resulta en una pérdida de precisión general”.
Para cuando el proyecto finalizó en Argentina, el estudio recogió casi 100 terabytes de datos de 19 persecuciones de tormentas que se realizaron. Lo que quedará son precisar los perfiles de este tipo de fenómenos, el detalle de las diminutas características microfísicas, fluctuaciones y efectos.
“El trabajo fue el equivalente meteorológico aproximado de la parábola de los ciegos y el elefante: en julio de 2020, unos 20 documentos se encontraban en diversas etapas de publicación, cada uno de ellos ofreciendo información sobre diferentes aspectos de las tormentas de Córdoba. Finalmente, al mirarlos en conjunto, el objetivo de Nesbitt sería aislar lo que equivalía a una huella digital”, señala el NYT.
“Las particularidades del suelo y humedad de la atmósfera en las zonas serranas de Córdoba, San Luis y de la cordillera de los Andes, presentan características meteorológicas extremas. Estamos atraídos por las particularidades climáticas del centro de Argentina y sus fenómenos de alto impacto. Esto servirá para mejorar su comprensión, la calidad de los pronósticos, la emisión de alertas meteorológicas y la elaboración de planes de contingencia”, había planteado Nesbitt a una entrevista en Infobae.
Según informó el NYT, el Servicio Metereológico Nacional estaba utilizando actualmente una versión simple del modelo RELAMPAGO, lo que permitió abrir la “ventana predictiva” de las tormentas en Córdoba de cerca de 48 horas de anticipación, puntualizó Nesbitt. La expectativa apuntaba a que una modelo de “mayor resolución pudiera proporcionar advertencias similares en todo el mundo en calentamiento”, especialmente en los Estados Unidos, donde las condiciones del aire “están a punto de parecerse” a las cordobesas en las próximas décadas.
“Por ahora, se contentó con haber proporcionado a las familias como Lenardon unas pocas horas más de preparación, aunque se preguntó cuánto tiempo pasaría hasta que estos modelos se volvieran obsoletos, una vez más”, concluyó.
Los organismos que participaron en RELAMPAGO-CACTI: National Science Foundation, Departamento de Energía, NASA, Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (Estados Unidos), Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales, Consejo Nacional de Desenvolvimiento Científico y Tecnológico, Universidad de San Pablo, Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de San Pablo, Universidad de San Pablo (Brasil) y CONICYT (Chile).
De parte de Argentina, las instituciones que integraron el proyecto fueron el Servicio Meteorológico Nacional, CONICET, los gobiernos de Córdoba y Mendoza.
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