El sábado 14 de marzo del 2020 fue la última vez que sonó un vals en el majestuoso Salón Renoir del Palacio San Miguel. Desde entonces, ya no hay música, ni baile, ni copas que chocan en pleno brindis. La pandemia hizo que la magia que recorre las elegantes instalaciones se detuviera por primera vez en más de un siglo de historia.
Muchos antes de convertirse en el lugar preferido para grandes casamientos, fiestas de quince, eventos corporativos, seminarios, desfiles de moda e incluso set de filmación de producciones nacionales e internacionales, este imponente edificio ubicado en la ochava de Bartolome Mitre y Suipacha funcionó como una tienda de productos importados europeos donde compraban las familias patricias.
Desde 1989 está en manos del grupo Ianua S.A, que se encargó de su puesta en valor cuando estuvo a punto de ser demolido. Infobae dialogó con el gerente de servicios del espacio para saber cómo resisten los fuertes embates de la crisis económica y cómo vislumbran la nueva normalidad.
Para este 2020 tenían programadas al menos 18 celebraciones, pero pronto vino la pandemia. Las incertidumbres económicas persisten y parece muy precipitado y difícil cuantificar las repercusiones totales de la COVID-19.
“Es un hecho inédito que nos afecta económicamente y anímicamente. Somos conscientes que la restricción de consumo impacta de lleno en los festejos”, dice Pablo López Osornio, gerente de Servicios del Palacio San Miguel.
Inaugurado en 1857, en un formato de tienda, este edificio es un emblema porteño, y se construyó en el casco fundacional de la ciudad, mucho antes de que existiera la Avenida de Mayo. La belleza del edificio sumado al servicio le valió la distinción en una prestigiosa publicación británica de figurar en la lista de las tiendas más importantes de Sudamérica.
Si bien la tienda ya contaba su esplendor de época, en 1920 vive su primera gran puesta en valor y una ampliación de la mano del arquitecto José Julián García Núñez, que lo eleva a la condición de Palacio. Semi olvidado, estuvo a punto de ser demolido en 1976 hasta que en los 80 fue comprado por el grupo que hoy lo gestiona.
En gesto poco habitual la empresa recuperó la emblemática construcción preservando el exterior y reconstruyéndolo a nuevo sin perder su estilo con los pilares de mármol, sus vitrinas, los pisos de madera, las arañas de cristal, los candelabros de bronce, decoración en yeso y sus imponentes vitrales en los techos abovedados en homenaje al arcángel San Miguel.
Las grandes producciones querían filmar sus productos allí, ya que el espacio remite al Art Nouveau parisino con toques renacentistas italianos. Así fue como se rodó “Gombrowicz o la seducción” (Alberto Fischerman, 1985) y “Sinfín” de Christian Pauls. Entre las grandes producciones, se destacaron siempre la realización los eventos sociales y empresariales de hasta 1.700 personas.
En términos de facturación, el 100 por ciento corresponde al alquiler de los salones y a los servicios que prestan en cada evento. “Nuestros clientes pueden alquilar los salones-Renoir, Cezanne, Monet- que se anexan para lograr más capacidad y traer proveedores externos en todos los rubros, o contratar nuestras propuestas de servicios”, explicó Osornio.
En las actuales circunstancias están trabajando dentro de un esquema de análisis de protocolos, rediseño de procesos y otras adaptaciones. Es decir, “preparándonos para el desafío que tenemos por delante de una manera integral. Estar en varias áreas de la Industria que formamos parte nos da solidez y consistencia a la gestión que tenemos por delante en el Palacio San Miguel”, detalló.
Cambio de paradigma, el principal desafío
Si bien no hay un protocolo confirmado, se estima que las celebraciones en la nueva normalidad serán muy distintas a los tradicionales festejos con 300 o 400 invitados, pista de baile, cotillón. “Sin previsión de fechas se habla de fases graduales para las reuniones sociales. ¿Quién querría hacer una gran fiesta de cumpleaños sin la tradicional pista de baile o con vajilla descartable...? Le vamos ofrecer esta posibilidad a los clientes, pero no sé si todos aceptarán una fiesta con estas características”, reflexiona.
Algo similar ocurre con las fiestas de quince. “Para el 2021 les proponemos festejar los dulces 16, como sucede en los Estados Unidos”, agrega.
Zoom, el principal enemigo
En el palacio no solo se celebran bodas o aniversario. Semanalmente, también se sumaban grandes eventos corporativos. “La aparición de Zoom para la realización de reuniones empresariales volvió un poco prescindible el alquiler del lugar para estos eventos. Es una apreciación personal porque creo que será nuestra competencia y va resentir el mercado de eventos. Parte de las reuniones corporativas se harán igual, en otras agregaremos pantallas para que todos puedan participar”.
La difícil situación de la cuarentena hizo que tuvieran buscar la forma de sobrevivir, manteniendo empleados y estructura. La empresa pagó los 12 sueldos de los empleados con el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción, conocido como ATP, donde el Estado se hace cargo del 50% de los salarios. Además, al igual que la mayoría de los empresarios, solicitaron que se tomen medidas para disminuir la carga impositiva y la rebaja de los servicios públicos.
El futuro
No hay una fecha exacta sobre en qué momento se volverán a habilitar los eventos. Se trata de un rubro que da mucho trabajo ya que engloba empleados indirectos como catering, organizadores de eventos, DJs, video y fotografía, maquilladores..
Si la nueva normalidad exige cambios estructurales, están dispuestos a ponerla en marcha.”Tenemos como ventaja haber realizado nosotros mismos el reciclaje para refundar el edificio, que antes eran las tiendas San Miguel, y mantener esta estructura de obra nos permite realizar cambios incluso en el aspecto edilicio si fuera necesario”.
A pesar del dramático contexto, desde la dirección de Palacio aseguran: “Confiamos en que vamos a ser un actor activo cuando llegue la reactivación esperada. Estamos preparados para abrir cuando se autorice, cumpliendo los protocolos. Esto fue muy difícil. Pero esperamos tener mucho trabajo en el 2021... Pero ojalá podamos volver a celebrar antes de fin de año”.
Fotos: Adrián Escandar
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