El argentino que recibió la vacuna de Oxford contra el coronavirus: “Hay mucha esperanza, las pruebas salieron bien”

Pablo Andrés Berra tiene 54 años y vive desde hace 12 en Sudáfrica, donde hay cerca de mil contagios por hora. Ayer se aplicó la inyección, pero hasta que no se confirme si la vacuna es efectiva, en el laboratorio no le dirán si le dieron la dosis que podría curar el COVID-19 o un placebo

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Berra, después de aplicarse la vacuna de Oxford contra el coronavirus
Berra, después de aplicarse la vacuna de Oxford contra el coronavirus

Hasta que no se compruebe que la vacuna del lnstituto Jenner de la Universidad de Oxford en asociación con el laboratorio AstraZeneca es realmente exitosa, el argentino Pablo Andrés Berra no sabrá si efectivamente le inocularon esta gran esperanza contra el COVID-19 o un placebo. Desde Gerardsville, Sudáfrica, donde vive desde hace 12 años, le cuenta a Infobae que ni siquiera la enfermera que le aplicó la inyección en su hombro izquierdo (el opuesto al de su brazo hábil) lo sabe: “Ambas dosis son de color ámbar, así que todos ignoran qué le aplicaron. Eso sí, nos contaron que si la vacuna es efectiva, van a llamar a los que les dieron el placebo y se las van a dar en forma gratuita como agradecimiento”.

Berra se aplicó la vacuna en el día de ayer en el laboratorio de la Universidad de Witts, ubicada en Johannesburgo, que está asociada con la de Oxford. Llegó al voluntariado para la vacuna –dice bien en criollo– “por cagón”. “El virus circula mucho acá en Sudáfrica. Hay días con cerca de mil casos nuevos por hora. Hoy informaron 17 mil. Estamos quintos en el mundo y creciendo terriblemente. Mi esposa tiene varios parientes infectados, en el pueblo donde vivimos también, por ejemplo los empleados de la farmacia. Así que empecé a googlear sobre la vacuna y encontré el mail de una doctora. Escribí y a la media hora me llamaron de dos centros donde la aplican. Siguen buscando porque necesitan llegar a los 2.020 voluntarios. Hace como un mes que la están aplicando, por eso cuando fui había un montón de gente, pero sólo cuatro que nos dimos la inyección”.

Pablo Berra vive desde hace 12 años en Sudáfrica, pero no olvida sus raíces criollas. Allí da clases de español en el colegio de su esposa, Savita, una hindú sudafricana
Pablo Berra vive desde hace 12 años en Sudáfrica, pero no olvida sus raíces criollas. Allí da clases de español en el colegio de su esposa, Savita, una hindú sudafricana

Para ser admitido en el programa, Berra debió pasar un proceso de dos semanas de distintos estudios médicos. “Me dijeron que tenía que ser completamente sano. No haber tenido el coronavirus, ni tampoco tener HIV, ni diabetes, nada… Me hicieron análisis de sangre y orina, hasta que me dieron el ok y pude recibir la vacuna”.

Dice que el pinchazo “no dolió nada”, y que no percibió ningún efecto secundario por el momento. “Ellos me dijeron que esta vacuna no genera síntomas complicados. Que sólo algunos pueden llegar a tener fiebre. El laboratorio me dio un termómetro y una regla que tiene círculos para medir el diámetro del lugar donde me pusieron la inyección. Si llegara a haber algún cambio importante o tuviera fiebre o tos, los tengo que llamar de inmediato para que me lleven a un hospital”.

Foto de archivo de la vacuna ChAdOx1 nCoV-19 desarrollada en la Universidad de Oxford. Sean Elias/Handout via REUTERS
Foto de archivo de la vacuna ChAdOx1 nCoV-19 desarrollada en la Universidad de Oxford. Sean Elias/Handout via REUTERS

De todos modos, el próximo lunes tendrá su primer control. “Tengo que ir para que vean cómo es mi evolución. Me dijeron que siga con mi vida totalmente normal, pero por 12 meses no me permiten que salga del país y ni siquiera que cambie de provincia. Pero como no nos pagan nada por esta prueba, si por algún motivo quisiera renunciar lo podría hacer sin darles ninguna explicación”.

De 54 años y nacido en Lomas de Zamora, de chico, le cuenta a Infobae, su familia se mudó a Santiago del Estero. “Cuando terminé la secundaria me hice mochilero, y viajé por muchos países. A finales de los 80 viví en un kibutz, en Israel, y conocí a una hindú sudafricana, Savita, con quien me casé”. Su último paso por Argentina fue en la primera década de este siglo. “Yo soy director de cine, y trabajé en esa época en Telesur. Pero las condiciones económicas eran terribles y renuncié. Hace 12 años que estamos acá. Mi esposa es dueña de un colegio del método Montessori. Yo me empleé en Reuters hasta que mi jefa se fue a Al Jazeera y ahí empecé a trabajar con mi esposa en el colegio. Allí doy clases de español”. Ahora vive en una zona rural que está a medio camino entre Pretoria y Johannesburgo, donde dice que la cuarentena no es demasiado estricta: “Los negocios están abiertos. Sólo exigen el uso del barbijo”.

La sala de espera del Laboratorio de la Universidad de Witt, en Johannesburgo, donde se aplicó la vacuna
La sala de espera del Laboratorio de la Universidad de Witt, en Johannesburgo, donde se aplicó la vacuna

Ayer, la revista científica The Lancet confirmó que la vacuna experimental es segura y genera inmunidad. La publicación se refirió a estudios en fase I y II. Los resultados revelaron que una dosis única de AZD1222 resultó en un aumento de cuatro veces los anticuerpos contra la proteína del pico del virus SARS-CoV-2, en el 95% de los participantes un mes después de la inyección. En todos los participantes, se indujo una respuesta de células T que alcanzó su punto máximo el día 14 y se mantuvo dos meses después de la inyección.

Por eso, Pablo cree que mucha más gente se sumará a los experimentos. “Acá hay mucha esperanza porque las pruebas salieron bien. Nos contaron que para febrero o marzo, si todo sigue así, van a empezar a comercializarla. Sin embargo también decían en el laboratorio que los Estados Unidos presionan para saltear etapas”.

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