Tenía apenas 23 años cuando inspirado por un amigo llamado Miguel, Fernando Rojas Yenni (46) decidió arrancar en el oficio de la peluquería. Su primer local lo instaló en una famosa galería comercial de Lomas de San Isidro. “Liliana Alvarez Claros, dueña del espacio La Florida, me ayudó a tener mi primer negocio. Me dijo ‘probamos seis meses, y si no... cerramos”. Ya pasaron más veinte años”, le cuenta a Infobae.
Hoy están con las persianas bajas, no por falta de demanda, sino por la interminable cuarentena dictada por el gobierno nacional, de más de cuatro meses.
Hasta el inicio de 2020, la peluquería se llamó Lawes, en homenaje a su hijo Lautaro. Y en febrero, apenas antes del inicio del aislamiento, se asoció con su colega Martín Zappaterra y el local mutó a llamarse FEMA, ya que incorporó, a su servicio de corte masculino, el de corte y color para mujeres.
Ubicada en Segundo Fernandez 1267, local 5, durante los primeros años Fernando impuso rápidamente un estilo en la zona, diseñó un corte que hizo furor entre los varones de la zona. Lo llamó “Facha”. El lo describe como “desmechado, más largo en la parte de atrás y un tanto desprolijo. Algo canchero que pegó mucho entre los chicos que venían”.
Pero la pandemia llegó para desestabilizar los planes de crecimiento que Fernando tenía preparado para este año. “Incorporé servicios para mujeres y para eso hice un cambio de imagen total. Invertí todos mis ahorros en la renovación del local: pisos y techos a nuevo, mobiliario de diseño. En febrero inauguramos y al mes se nos vino encima la cuarentena obligatoria”.
Silvana, su mujer, tiene un local de depilación, manicuría y pedicuría justo arriba del suyo. Y su rubro es otro de los que esperan turno para reabrir las puertas. La triste conclusión es que el matrimonio, con la cuarentena está “sin ingresos”, como lamenta Fernando.
En estos largos cuatro meses, la familia hizo malabares para mantener la casa, el sueldo de los empleados y los gastos fijos de ambos comercios. “A esta altura de mi vida, no quiero tener que dar vuelta página y devolver el local”, confiesa.
Previo a la pandemia, llegaba a atender, en promedio, a 12 clientes por día. “Ahora es cero. Quiero volver a la actividad pero sé que esta situación crítica viene para rato”, admite.
Previsor, inquieto y con un espíritu emprendedor, en abril, con la colaboración de su mujer y sus dos hijos comenzó a contactarse con su amplia red de clientes, “que después de tantos años son mi familia”. Con esfuerzo, y un resto que aún tenía guardado, se asesoró con un diseñador gráfico y lanzó un sitio web para distribuir alimentos. “Veía que me llegaban flyers de restaurantes y personas que llevaban alimentos a domicilio. Entonces pensé que podía crear un canal para reunir todas estas ofertas gastronómicas en un solo lugar”.
Se dio de alta en la AFIP para poder incursionar legalmente en el rubro de reparto de alimentos, y registró el dominio web delifood.com.ar “Este viernes lanzamos la página, y el lunes empezamos con las entregas. Por suerte ya tuve varios pedidos”.
En estos meses angustiantes, Fernando cuenta que recibió el apoyo de sus clientes de la peluquería. “Todos me ofrecieron ayuda económica o pagarme por adelantado los servicios. Pero en vez de quedarme sentado esperando, preferí hacer algo productivo”. Ahora, a través de su sitio, ofrece una gran variedad de productos: pizzas, empanadas, tartas, fruta, verduras, congelados, viandas saludables y familiares. “Es una herramienta digital que apunta a conectar al consumidor directamente con el productor o fabricante ofreciéndole todos los productos que necesitas desde la comodidad de su hogar”, explica. Las entregas se realizan de lunes a viernes, de 9 a 19 hs y los sábados 9 a 13 hs. y llegan a CABA y Zona Norte.
Ahora quiere dar un paso más: con una visión de economía colaborativa, Fernando desea integrar a los locales gastronómicos de la zona a su pagina, y así ayudar a los comerciantes. “Me gusta lo que emprendí, tengo fe que saldrá bien. -cuenta con entusiasmo- pero no quiero tirar años de trabajo con las tijeras. Aunque la pandemia me hizo replantear el modo agitado que vivía, quiero retomar el oficio, sobre todo, por los vínculos humanos que creé...”.
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