Nada la frena, nada la detiene. “Amo viajar, y esa es mi motivación diaria. Ahorro para hacerlo aunque sea dos veces por año”, dice Candelaria Sturniolo. En plena pandemia, esta cordobesa de 31 años ya tiene listo su pasaje con destino a Brasil. “Tengo boleto reservado para noviembre a Río de Janeiro, espero poder ir”.
Candelaria no es una viajera más, es consciente de sus limitaciones, y lo deja en claro: ”No hay que tener tabú con respecto a la discapacidad. Nací con una malformación rara, Agenesia de sacro (la ausencia del hueso sacro que es la terminación de la columna) y eso hizo que no desarrollara mis piernas. Por eso necesito desplazarme en silla de ruedas y/o muletas”.
La malformación, que la llevó a crecer hasta 1.40 y calzar apenas 32, fue detectada por los médicos mientras estaba en la panza de su madre. En ese entonces le dieron los peores pronósticos de sobrevida. “A mis padres les dijeron que solo iba a vivir unas 48 horas. Con un tratamiento intenso aprendí a caminar con muletas a los siete... y acá me ves 31 años más tarde recibida de licenciada en Nutrición”.
A pesar de los obstáculos que se enfrenta, Cande le encuentra el lado positivo a todo. “No tengo una enfermedad ni es nada progresivo, así que no puedo empeorar. Solo hago una rutina de fisioterapia por mi escoliosis -desviación en su columna- para mantener la mejor postura posible. Al resto, me adapto y sigo mi vida normal”.
Apasionada por conocer el mundo, ya visitó 20 países, y varias ciudades del mundo. Y este 2020 pretende seguir sumando experiencias a su amplio kilometraje. Desde su casa en Córdoba capital, intenta transmitir a otros con discapacidad que todo es posible, a pesar de las limitaciones. “Creé un blog (@can_world) donde brindó las herramientas e información valiosa sobre servicios que se pueden encontrar en distintos destinos, mis propios relatos en cada lugar, ya que no todos están preparados para el turismo accesible”.
La mirada del otro
“En Argentina estoy acostumbrada a que no me presten atención. La gente a veces no sabe cómo abordarte, para algunos pasó de tener 70 años a 5 en un instante”.
En la historia de Candela, su familia fue fundamental. Desde su infancia la insertó en la vida normal del grupo, sin marcar diferencias. “Nunca me sobreprotegieron o criaron en una cajita de cristal. Recibí sí el apoyo para poder alcanzar todos mis sueños. Noto, por los mensajes que recibo en mi blog, que hay mucho miedo respecto a los diferentes, no solo de los que tienen una discapacidad sino de los que no. Hay que eliminar los prejuicios y tratar a cada situación por su nombre”.
Es amiguera, familiera y no tiene proyectos para formar pareja. “Casarme o tener hijos no es mi sueño, si sucede que conozco a alguien y me enamoro dejaría que pase, pero no es una prioridad”.
Su primer viaje, el comienzo de todo
Tenía 15 años cuando junto a su padre y abuelos, volaron hasta Cuba. “Le encontré el gustito, visitamos La Habana, Varadero y Cayo Guillermo. Fueron apenas dos semanas, cuando volví a Córdoba, me propuse planear otra estadía”.
Cursando su último año de carrera en la universidad, optó por irse dos meses a estudiar inglés a Wimbledon, Reino Unido. “Fue mi primera aventura en el exterior sin ningún tipo de asistencia, la verdad todo salió mejor de lo planeado”.
Y así fue por más, e incluso un poco más lejos: Tailandia, Bélgica, Holanda, Francia, Italia, Mónaco y el Mundial de fútbol 2018 en Rusia. “Me gusta ir a la cancha... soy hincha del Club Atlético de Belgrano y no me iba a perder este evento internacional. Me encantó la experiencia, pero fue un caso especial ya que es un país poco amigable para los discapacitados visuales, auditivos y con un tipo de limitación para desplazarse. Para todo hay que subir y bajar escaleras. Rescato la solidaridad de la gente, todos me quisieron ayudar cuando veían que no podía, eso hizo que la estadía sea buena”.
Entre tantos destinos de viaje, poco se habla de la accesibilidad y Candelaria rescata a Barcelona como una de las ciudades para que todos la disfruten en igualdad de condiciones: “No se trata únicamente de tener un hotel accesible, sino de la experiencia del viaje en su conjunto: su planificación, la información turística, su infraestructura general”.
Algo similar vivió en Nueva York. “Por primera vez en mi vida me sentí una más, nunca sentí las miradas de los otros. Es un destino que lo tengo pendiente para volver una y otra vez”.
Las personas con discapacidad constituyen un colectivo relevante: en nuestro país, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el 10,2% de la población tiene algún tipo de discapacidad, cifra que alcanza a unos 4 millones de personas. Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), en el mundo es el 15% de la población, alrededor de 1.000 millones de personas. Y por cada persona con discapacidad que viaja lo hace 1,5 persona que acompaña.
Cataratas, Madryn y Buenos Aires emblemas de accesibilidad
La cadena de accesibilidad consta de tres partes fundamentales a la hora de hacer turismo: el alojamiento, el destino turístico en sí, y un eslabón que une esta cadena, el transporte. Y es justamente en este punto en el que hace falta desarrollo en nuestro país. “Es necesario avanzar con una regulación para el transporte de turismo de personas con discapacidad que permita a un transportista hacer el servicio con sus debidos anclajes”, explicaron desde la CAT.
En la Argentina se destacan atractivos como el avistaje de ballenas en Puerto Madryn y el Parque Nacional Iguazú, lugares que son totalmente accesibles, y las personas con discapacidad pueden recorrerlos en un 90%.
Puerto Madryn ofrece alojamientos y restaurantes accesibles con carta de platos en Braille, taxis accesibles, avistaje de ballena con embarcaciones adaptadas e incluso la posibilidad de hacer snorkel y buceo con lobos marinos.
En cuanto a las directrices de accesibilidad turística, Buenos Aires es la provincia con mayor cantidad de establecimientos que las aplican. Actualmente reúne 42 alojamientos y servicios turísticos que cumplen con determinadas especificaciones de accesibilidad. Los siguientes cuatro puestos los ocupan la Ciudad de Buenos Aires con 35, Entre Ríos con 31, Chubut y Santa Fe con 27, respectivamente, según informaron a Infobae desde la Subsecretaría de Turismo bonaerense.
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