“Hace 32 años que la parálisis y yo convivimos en esta vida. Tuvimos momentos de llevarnos bien y otros que hubiéramos preferido no conocernos nunca. Hoy pienso que no sería lo mismo sin ella. Me hizo fuerte, valiente y perseverante, me enseñó que no es necesario ser igual a los demás para ser feliz”. Ese es tan solo un pequeño extracto de la carta que Agustina Menéndez Behety publicó hace tres años y conmovió a más de uno.
Es que para Kikí -así le dicen los que la conocen- nada fue fácil. Nació a las 36 semanas de gestación por parto natural, con un peso de 2,680 kg. Pasó por neonatología. Y hasta sus primeros 8 meses, nadie percibió las dificultades en su desarrollo. Pero recién a los tres años, en una consulta médica de rutina, apareció el diagnóstico: parálisis cerebral leve.
Lo que siguió fue todavía más complicado: se sometió a cinco riesgosas cirugías en nuestro país y en el exterior, soportó interminables sesiones de terapia y debió aprender a caminar cinco veces por la alteración física que la parálisis le provoca en su pierna izquierda. Siempre luchó contra los pronósticos médicos -que a menudo le auguraban un futuro ominoso- y ese desafío la llevó a crear, junto a diez jóvenes que también tienen parálisis cerebral, “Nuestro Pie Izquierdo” (@nuestropieizquierdo), donde a través de las redes sociales comparten sus experiencias para ayudar a otros con su misma condición.
Agustina cree que todavía hay grandes prejuicios que derribar con respecto a la imagen corporal. De hecho, cuenta que tuvo cuatro novios, y a todos ellos los conoció a través de aplicaciones de citas. Eso incluye al gran amor de su vida: Benjamin. “Él me dio una mano enorme para que pudiera saber que mi personalidad está antes que mi aspecto físico. Todavía me acuerdo los nervios que pasaba cuando alguien nuevo me invitaba a salir y los malabares que hacía para contarle de mi discapacidad antes de que nos viéramos, para ahorrarme el momento del “que te pasó”. que me miren raro, o piensen que los ‘estafé‘”.
Casada desde diciembre de 2017 con Benjamín, Kikí tenía una gran inquietud sobre su capacidad de concebir hijos. Pero como en cada obstáculo que le puso la vida, lo encaró. Y en medio de esta cuarentena provocada por la pandemia de coronavirus mostró toda su fortaleza: dio a luz a su primera hija, y por parto natural.
“Todavía no puedo creer que me tocó la inmensa misión de dar vida. Ni puedo evitar pensar en mi mamá cuando a mis 4 años le preguntó al médico si yo iba a poder formar una familia y tener hijos. En ese momento era algo imposible de saber, pero que a ella le inquietaba”, le contó Agustina a Infobae.
Kiki, que sirve de inspiración para otros, relata con pura emoción uno de los días más importantes de su vida, la llegada de su hija : ‘El 10 de junio, a las 40 semanas exactas de gestación y justo en su ‘fecha probable de parto', mi reina Josefina decidió llegar al mundo”.
La noche anterior había empezado con los miedos que implican dar a luz. Que en su caso, estaban agravados por su condición. “¿Podré tener un parto natural? ¿Será una posición que podré soportar? ¿Y la elongación? ¿Podré pujar bien? ¿O será un riesgo innecesario y conviene una cesárea?”, todas esas, confiesa ahora, eran preguntas que no la dejaban dormir.
-¿Cómo fue atravesar un parto natural para vos?
-Me desvelaba que se repitiera mi historia. El riesgo de parálisis puede también suceder en un césarea, así que lo tenía que correr. Y aunque mis terapeutas y el mismo obstetra me habían asegurado que podía tener un parto natural, algo en mí todavía tenía miedo. Pero no intentar ese tipo de parto tampoco me convencía. Siempre me iba a quedar la duda de si hubiera podido lograrlo.
-¿Cuál era tu impedimento físico para hacerlo?
-Mi parálisis hizo que no desarrolle la motricidad de mi pierna izquierda. El tono muscular rígido hace que tampoco pueda elongar o hacer posiciones complejas, algo fundamental a la hora de pujar. Una vez en sala de partos, y con la epidural puesta, llegó mi médico y con toda naturalidad me preguntó cuál era mi pierna más afectada. Después me tocó el momento de pujar, y a pesar de hacer mi mejor esfuerzo parecía que no era suficiente. Muy tranquilo me dijo: “No te preocupes que yo igual la voy a sacar”. Me costó un poco, y después de algunos intentos, más en el último tramo, me tuvo que ayudar el obstetra.: necesitó usar el vacuum para ayudar a la beba a terminar de salir, ¡y finalmente a las 15.30 hs nació!
-¿Cómo te ves en el rol de madre?
-Por ahora bien. La maternidad no es fácil, menos aún cuando el cuerpo no acompaña como necesitaría, Tengo terror de circular con ella, porque por la parálisis suelo caerme, algo que me pasó durante el embarazo, y temo tropezarme con ella,. Pero me tocó una hija tranquila y mi marido me ayuda todo el tiempo.
Un embarazo en pandemia
Como toda madre primeriza, Agustina estaba ansiosa por la llegada de su hija. Pero la cuarentena hizo que los últimos meses del embarazo fueran muy particulares. “El coronavirus modificó todo, y las situaciones idílicas que tenía en mi cabeza se esfumaron. Quería llegar más “entrenada” al parto, pero ya no pude ir a pilates. Deseaba hacer curso de pre parto y me tuve que conformar por uno puramente teórico que me mandarin por e-mail. Las compras para mi bebita que siempre imaginé hacer con mi mamá o mis hermanas llegaron por delivery. Y las visitas que imaginaba recibir en el sanatorio se transformaron en videollamadas para conocer a la nueva integrante de la familia”.
Pero esta mujer siempre encuentra un aprendizaje en cada dificultad. “La parte buena de todo esto es que estoy tranquila y no me invadió el miedo. Pude descansar y dedicarme a ‘preparar el nido’. Eso me mantuvo entretenida a pesar del encierro. Conocí unas habilidades para la cocina y la limpieza que ni yo sabía que tenía y con Benja aprendimos a trabajar en equipo como nunca antes. Sin duda me preparé bien para recibir a nuestra reina”.
La experiencia de parto de Kikí fue tan positiva que sueña con tener otro hijo. “No me gustaría que Josefina sea hija única, los hermanos son lo más. Y a pesar de la incertidumbre que me generó el embarazo, todo salió mejor de lo que imaginé…”.
SEGUÍ LEYENDO: