Pancho es un carpincho que vive desde hace 5 años en la casa de una familia santafesina, situada en el barrio San Martín. Su dueña es una nena de 8 años y es habitual verlos tomando sol en la vereda, paseando por la calle o jugando en el jardín delantero de la propiedad. Es la mascota estrella del barrio, toma mate y hasta se echa al suelo cuando lo acarician. Pero una denuncia anónima puso en alerta a todos los vecinos cuando este viernes arribó la gendarmería al domicilio de la esquina Estrada y Risso con una orden para llevárselo a una granja.
“Acá en el barrio lo quieren todos, todos lo cuidan. No es un animal que está mal. Yo entiendo que no se pueda tener, pero a mí me lo regalaron de chiquito... uno lo crió. Se lo van a llevar, ¿para qué? ¿Para que se muera en la granja?”, contó Juan, el hombre que le regaló el carpincho a su hija, a una radio local que transmitía en vivo el confuso episodio.
Explicó que a Pancho se lo habían obsequiado hace tiempo y que el carpincho ya estaba domesticado y no causaba ningún problema. “Está tranquilo, no molesta y ahora le quieren sacar el carpincho a mi hija para llevarlo a la Granja. Se va a morir ahí, va a extrañar, todo el barrio le da de comer. La policía se lo quiere llevar”, relató Juan entre lágrimas mientras su pequeña miraba consternada toda la situación que se había generado en torno a su mascota.
El hecho ocurrió el viernes pasado por la mañana y todo el barrio se enteró de la noticia mientras escuchaba la radio. Eso hizo que muchos se presentaran en lugar para brindarle apoyo a la familia y cerca de las 11 horas ya eran alrededor de 100 vecinos los que trataban de persuadir a las fuerzas de seguridad.
El momento de mayor emoción se produjo cuando la nena de 8 años abrazó con un llanto desconsolado a su carpincho y le suplicó al movilero radial que hiciera algo para que no se lo llevaran.
Cuando los gendarmes quisieron capturarlo para trasladarlo, los vecinos rodearon la jaula y lo impidieron. Al verse sorprendidos por la pueblada, tuvieron que conformarse con tomarle los datos al dueño del animal y retirarse con las manos y la jaula vacías. Por ahora, Pancho se queda junto a la familia que lo cuida desde hace cinco años.
Tras el episodio, la radio puso al aire a Manuel Jaramillo, director ejecutivo de la Fundación Vida Silvestre, quien criticó la presencia del carpincho en una familia. “Los carpinchos pueden convivir con los humanos, pero la pregunta importante es si deben convivir con los humanos. En realidad son especies silvestres que no deben ser domesticadas y sometidas al mascotismo”, señaló.
Si bien reconoció que en este caso el animal ya no puedo volver a su hábitat natural porque no sabría adaptarse, dijo que lo más lógico sería que Pancho siga en la casa pero insistió en su crítica: “El carpincho está completamente domesticado pero hay que desalentar la adopción de carpinchos, no es bueno para el animal y tampoco para las personas”.
El carpincho es un roedor herbívoro anfibio, llega a pesar 55 kilos y medir más de un metro de largo y 50 cm de altura. Es un animal robusto, sin cola, con un aspecto semejante al de un cobayo gigante. Su pelaje es denso, corto y bastante áspero. Tiene el tronco macizo, la cabeza gruesa y pesada, el hocico es truncado y ancho.
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