Las redes sociales se transforman, muchas veces, en un mundo de historias sorprendentes y aventuras impensadas. Pero un relato puede volverse más extraordinario cuando un suceso amoroso tiene como consejera a la vicepresidente de la Nación, Cristina Kirchner.
La otra protagonista es Celeste Giardinelli, oriunda de Resistencia (Chaco), quien reveló un encuentro que mantuvo con la ex presidente el 29 de junio de 2019, día en el que Cristina Kirchner viajó a la provincia norteña para presentar su libro, Sinceramente.
“Esta semana se cumplió un año del día en que conocí a la actual vicepresidente de la Nación. Y le conté una situación amorosa mía”, redactó la joven en el comienzo.
Antes de contar la historia, solicitó: “Necesito pedirles un gran favor antes de empezar a contar la historia. Jueguen un ratito a olvidarse de cualquier fanatismo y/o desprecio hacia la persona en cuestión. Esta historia es linda no más. Sólo disfrútenla”.
“29 de Junio de 2019. Yo llevaba un mes de regreso en el país luego de vivir un año en Estados Unidos. Cristina Kirchner estaba de gira junto a Marcelo Figueras presentando su libro ‘Sinceramente'. Ese día se presentaban en Chaco, mis padres y yo asistimos al evento”, contó Celeste, hija del escritor Mempo Giardinelli.
Y continuó: “Luego de la presentación, Cristina y Marcelo fueron hasta el aeropuerto donde tuvieron una espera de aproximadamente una hora. Nos encontramos en el salón del lugar. Hubo una corta charla general y, cuando nos íbamos a retirar, la vi sola tomándose un mate cocido. Me acerqué solita -pues caradura-, y le dije con cero pulgas: ‘¿Cristina?' Se sorprendió al verme y me dijo: ‘¡Ay! Sí, decime'. Era mi momento de ventilar”.
“‘¿Te puedo contar algo?‘. Ella me dijo: ‘Sí, claro. ¿Querés un té? (¡me ofreció té!). Yo: ‘¡No, gracias! Bueno, me gusta un macrista. ¿Te puedo contar la historia?‘. Ella respondió: ‘¡Ja! Dale, sentate'. Si algo sé de la vice es que le gustan las historias de amor tanto como a mí”, reveló.
“Y empecé. Pasé varios minutos contándole cómo conocí al joven porteño mientras vivía en otro país; preguntó su nombre y a qué se dedicaba. Entonces me dijo: ‘A verlo’ y, como yo no tenía batería, sacó su celular y nos pusimos a stalkearlo en Instagram. Él tenía, en su feed, varias fotos con (María Eugenia) Vidal y con (Gabriela) Michetti (las entonces gobernadora de la provincia de Buenos Aires y vicepresidente de la Nación)”, indicó Giardinelli.
En diálogo con Infobae, la joven sostuvo que viajó a Estados Unidos para transitar el último año de la escuela secundaria. Allí recibió una beca para el 100% del intercambio y conoció al protagonista de la historia.
El desenlace fue el siguiente: “Ventilé algunos detalles más y luego procedí a hacer la pregunta más importante de todas: ‘¿Me debería importar la política en esta relación? Cristina respondió: ‘¡Pero no! Si hay amor, ¿qué importa la política? ¡Vos dale para adelante!”.
“Pagaría por volver a ver las caras de mis padres cuando se percataron de que llevaba rato sentada frente a frente con ella. Se acercó mi mamá y le pedí que nos saque una foto. Bonus track: Cristina entonces dijo ‘dejame que me arreglo’. Y se fue al baño a retocarse. ¡Para una foto!”, completó Giardinelli, quien comentó que trabaja con las redes sociales.
“Estoy segura de que es la primera vez que una piba le pide un consejo amoroso, al menos en muchos años. Porque finalmente siempre tiene a gente que la ve y en su fanatismo llora, la abraza, le declara admiración. O, por el contrario, gente que la desprecia y le dice cosas horrendas”, dijo la joven a este medio.
Y agregó: “Pensé: ‘Qué loco, acabo de hablar con alguien que figurará en libros de historia y le conté del que me gusta'”.
¿Qué pasó luego de la foto? “Nos dimos un abrazo y nos despedimos. El joven desconoció la historia hasta febrero de este año, que se la conté, dejándolo shockeado. Respecto a él: pasaron meses y pasaron cosas, hoy somos buenos amigos”.
Sobre el final, Celeste concluyó: “La puerta está cerrada, pero no tiene traba. Yo no tengo intenciones de abrirla, pero no tiene traba. Si alguna vez se abre, tampoco me molestaría entrar”.
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