Este año se conmemora el Bicentenario de la muerte de Manuel Belgrano, creador de la bandera argentina, hecho simbólico que ha caracterizado su figura histórica en su rol fundacional de la Patria.
Para homenajearlo puede ser útil y justo rescatar algunas de sus ideas políticas más importantes. Al respecto, el 2 de febrero de 2013 se cumplió otro bicentenario, el de un hecho aparentemente menor que protagonizó Belgrano: la traducción al castellano de la Despedida de Washington al pueblo de los Estados Unidos.
Hace 110 años, en 1902, se editaba en Buenos Aires la traducción de Manuel Belgrano de aquel manifiesto, realizada en los pocos momentos de descanso que tuvo entre campaña y campaña durante los primeros años de la guerra de la Independencia.
Dicha despedida es la manifestación del rechazo de Washington a un tercer mandato consecutivo que le ofrecen sus conciudadanos tras sus dos períodos presidenciales, que fueron los iniciales del sistema republicano de los Estados Unidos.
Los editores eligieron al general Bartolomé Mitre -quien había cumplido ya los 81 años y era una figura indiscutida, reconocido incluso por el general Roca, su adversario del ayer que en ese momento ocupaba la Presidencia de la Nación por segunda vez- para que escribiera el prólogo.
Dice Bartolomé Mitre que, “en vísperas de la batalla de Salta, Belgrano aprovechaba los momentos de descanso en cultivar su inteligencia, y fortalecer su conciencia por la meditación de los escritos de los grandes hombres con que se honra la humanidad. Entre estos, era Jorge Washington el objetivo de su particular admiración, así es que, en los pocos días que permaneció el ejército patriota detenido en la margen izquierda del Pasaje, acabó de perfeccionar una traducción de la despedida que aquel inmortal republicano, había dirigido al pueblo de los Estados Unidos al tiempo de separarse de los negocios públicos.”
Mitre prosigue relatando que este mensaje del primer Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, escrito en inglés, había llegado a manos de Belgrano en 1805, lo que revela que la influencia de la Independencia norteamericana sobre los hombres del movimiento emancipador era verificable cinco años antes de la Revolución de Mayo, y que desde entonces éste procuró difundirlo entre los criollos que constituían su círculo de relaciones.
Finaliza la introducción del biógrafo de Belgrano diciendo que "este héroe de la escuela de Washington es, de todos los revolucionarios de la América del Sur, el que más se ha acercado a tan sublime modelo".
Belgrano firma su introducción a la traducción del mensaje de Washington en la localidad norteña de Alurralde el 2 de febrero de 1813, 18 días antes de la batalla de Salta.
En el comienzo dice que “el ardiente deseo que tengo de que mis conciudadanos se apoderen de las verdaderas ideas, que deben abrigar, si aman la patria, y si desean su prosperidad bajo bases sólidas y permanentes, me ha empeñado a emprender esta traducción en medio de mis graves ocupaciones, que en tiempos más tranquilos la había trabajado, y se entregó a las llamas con todos mis papeles en mi peligrosa y apurada acción del 9 de marzo de 1811 en Tacuarí.”
Más adelante enfatiza su interés por la traducción del mensaje y escribe que “observando que nadie se ha dedicado a este trabajo, o que si lo han hecho no se ha publicado, ansioso de que las lecciones del héroe americano se propaguen entre nosotros, y se manden, si es posible, a la memoria por todos mis ciudadanos, habiendo recibido un pequeño librito que contiene su despedida, que ha hecho el honor de remitirme el ciudadano D. David C. de Forest, me apresuré a emprender la traducción”.
La introducción del creador de la bandera termina diciendo: “Suplico sólo al gobierno, a mis conciudadanos, y a cuantos piensen en la felicidad de la América, que no se separen de su bolsillo este librito, que lo lean, lo estudien, lo mediten, y se propongan imitar a ese grande hombre, para que se logre el fin a que aspiramos de constituirnos en nación libre e independiente”.
La despedida de Washington que traduce Belgrano, tuvo lugar en el año l796. Creemos que es un documento que tiene plena vigencia hoy en día y recordar algunos de sus párrafos, es también un homenaje a Belgrano, que tanto proponía su difusión entre sus conciudadanos:
“Para que se conserve vuestro gobierno, y que vuestra felicidad actual sea duradera, no sólo es necesario que desaprobéis toda oposición irregular a su legítima autoridad, sino también que resistáis, con cuidado, toda innovación de sus principios, sea cualesquiera el pretexto con que se intentase. Uno de los modos de asaltar al gobierno podrá ser alterar las formas de la constitución con pequeñas mutaciones, que debiliten la energía del sistema, minando así lo que directamente no se podría derribar. Siempre que se os proponga alguna innovación, tened presente, que el tiempo y la costumbre son tan necesarios para fijar el carácter verdadero de los gobiernos como el de las demás instituciones humanas: que la experiencia es la piedra de toque para probar la verdadera dirección del gobierno que existe en un país; que la facilidad en hacer mutaciones, fiándose del crédito de una opinión, o hipótesis, expone a variaciones perpetuas; porque las opiniones o hipótesis varían sin fin; y acordaos, con especialidad, que en un país tan dilatado, como en el nuestro, es indispensable para la dirección eficaz de vuestro interés común, que el gobierno tenga todo el vigor, que sea compatible con la perfecta seguridad y libertad.”
El pensamiento de Washington al renunciar a una nueva reelección, rescatado por Belgrano a principios del siglo XIX y revalorizado por Mitre a principios del presente, conserva vigencia y actualidad para los argentinos.
El autor es director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría
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